Trabajando, que es gerundio
La premisa del juego es sencilla, pues sólo deberemos aguantar el turno de trabajo y volver a casa. En el tutorial nos muestran de forma bastante precisa cuales serán nuestras obligaciones: recoger uno de los cadáveres almacenados, realizar una autopsia visual externa, registrar el estado del cuerpo en el ordenador, llevar el informe a administración, embalsamar el cuerpo y volver a colocarlo en la zona refrigerada. En todo momento tendremos la inestimable ayuda de nuestro portafolios, en el que se marcará cada paso que hayamos completado, y pronto nos acostumbramos a la ubicación de cada herramienta necesaria, creando una dinámica de trabajo tremendamente fluida (más tarde hablaremos de eso en profundidad).
El giro terrorífico llega al poco de terminar el tutorial, cuando nuestro nuevo jefe nos llama por teléfono para que cubramos urgentemente el turno nocturno que está a punto de comenzar; al llegar nos encontramos con un mensaje suyo diciendo que algunos de los cuerpos pueden estar poseídos por demonios, y que parte de tus obligaciones nocturnas pasan por exorcizarlos. Creo que esa parte no estaba en la oferta de trabajo.
En nuestra primera noche ya nos encontramos con tres cadáveres, y uno de ellos estará poseído. Deberemos realizar nuestras labores del turno (no os engañéis, es un trabajo y hay que mantenerlo) mientras nos susurran voces extrañas, objetos se precipitan de sus estanterías y nos acosan espíritus, con el pequeño extra de identificar el cuerpo que está en usufructo por un demonio e incinerarlo. Todo muy normal. Mientras, pequeñas pistas sobre la traumática vida de nuestra protagonista y sus desgracias familiares se nos van revelando lentamente, mediante perturbadoras visiones que los distintos demonios nos arrojan para tratar de debilitar nuestras defensas y así poder poseernos a nosotros para poder vivir otra vez.
Hay que tener en cuenta que en ningún caso nos encontramos ante un título de investigación policial, no estamos en situación de averiguar nada de los cuerpos que manipulamos en nuestros turnos, ni llegaremos a conocer las circunstancias de su muerte; las únicas pesquisas y deducciones válidas en el juego estarán relacionadas directamente con tratar de descubrir cuál de los cuerpos está poseído y averiguar el nombre de la entidad. Parece una oportunidad perdida, pero entre realizar nuestras labores, los sustos y las visiones/flashback ya estamos bastante ocupados.
“No hay que temer nada, salvo al miedo mismo”
Voy a utilizar esta popular, y algo trillada, frase de Franklin D. Roosvelt para introducir el tema principal del juego, el miedo: Miedo a la muerte, a los espíritus, a la oscuridad, al pasado… Miedo. Desde que el juego fue lanzado, hay quien se ha referido a The Mortuary Assistant como “el juego más terrorífico al que he jugado”… Si bien esto es exactamente lo mismo que dicen de cada juego de terror al que ciertos sectores le ponen la mano encima, seamos sinceros. Pero no tiene por qué ser falso. The Mortuary Assistant da miedo, miedo real. Miedo con mayúsculas.
No tendrá el mismo efecto en todo el mundo, por supuesto, todos los temores son subjetivos, pero es un título tremendamente competente en su forma de asustar. Lo que primero me sorprendió en ese sentido es lo poco que se apoya en los “Jumpscares”, los clásicos sustos con la aparición repentina de un espíritu unido a un sonido estridente. No nos engañemos, los hay, pero la mayoría de veces tratan de tomarse su tiempo, y el juego se centra más en qué haremos nosotros tras ese sobresalto. Por ejemplo, al abrir de forma repentina una puerta aparece un espíritu colgando del techo. ¿Le damos la espalda para seguir con nuestro trabajo, o nos acercamos a inspeccionar? En otras ocasiones sentiremos una sombra que se mueve, un par de ojos que nos observan, una voz a nuestra espalda que nos dice que vamos a morir. Dosifica muy bien el miedo que nos quiere causar y en la mayoría de ocasiones prefiere no saturarnos, permitiendo que nuestra propia anticipación nos traicione.
La parte en la que debemos identificar y exorcizar al espíritu es la más cercana a un videojuego, pero creíble dentro de los parámetros de su mundo. No vamos a ir por ahí dibujando círculos de sal y gritando cosas en latín, no somos los hermanos Winchester, vamos a buscar y leer runas por el edificio y tratar de ordenarlas para conseguir el nombre demoníaco correcto. Se acaba convirtiendo en una faceta más de nuestro trabajo. Lo más sorprendente es que al despojar al título de su parte sobrenatural, si nos quedamos únicamente con la parte relacionada con el trabajo, es capaz de mantenerse en pie. Es por eso que, llegados a este punto, debemos valorar por separado ambas facetas.
“Doy el callo por dinero, yo trabajo por dinero”
Brian Clarke, creador del juego y único desarrollador de BlackStone Digital, ha sido capaz de crear un acercamiento arcade a unas labores muy concretas (y algo desagradables) sin llegar a la parodia. Esto es algo muy complicado de lograr, y no hay más que pensar en Surgeon Simulator, donde un simple uso imaginativo de las físicas convierte el juego en un espectáculo de gore y “slapstick”, o en Two Point Hospital donde, a pesar del marcado tono cómico de toda la obra, se reflejan con bastante acierto los pormenores de un hospital.
Nuestro trabajo nocturno, más allá de aquello que implica espíritus hostiles, está muy bien representado, teniendo que preocuparnos del orden en el que realizamos las tareas, mezclando con acierto los productos químicos y procurando anotar en el ordenador los datos correctos del cuerpo que estamos manipulando. Sientes la calma de no tener prisa por realizar ninguna de tus tareas, pero la presión de realizarlas correctamente ya que toda la responsabilidad recae sobre ti.
Incluso ha sabido trasladar los miedos que te atenazan durante una guardia nocturna donde cada crujido del mobiliario se percibe como una amenaza durante los tiempos de calma o lo increíblemente ruidosa que es una impresora cuando todo lo demás está en silencio. En ese sentido me ha afectado de forma bastante personal, puesto que llevo más de veinte años trabajando en un hospital, con más guardias nocturnas a mis espaldas de las que puedo recordar, y pocas cosas dan más miedo que esos cinco minutos de calma, en plena madrugada, cuando has terminado los papeleos y estás a la espera de que entre otro paciente por la puerta, tienes un café caliente en la mano, estás absorto mirando la nada… Y cruje un mueble de madera sin motivo aparente.
No todo es tan bonito
Como ya he comentado antes, el juego ha sido desarrollado por una única persona, quien se ha encargado de cada faceta de la creación de la obra. Más allá de lo poético que nos pueda resultar, es un trabajo extenuante y agotador, por lo que el resultado no puede estar exento de fallos.
Originalmente había caídas de frames, el programa se cerraba de forma repentina sin guardar el avance, las físicas de ciertos objetos eran algo caóticas… Lejos de justificarse, Brian Clarke instó a los jugadores en redes sociales a que enumeraran los distintos fallos y bugs que aparecieran, de cara a poder resolverlos en las actualizaciones y hotfixes que publica regularmente para el título. Aún no es perfecto, pero se juega con muchísima más fluidez.
Su creador sigue trabajando constantemente añadiendo contenido como nuevos posibles finales de los turnos de trabajo, añadiendo tipos de cadáveres y distinto contenido de carácter festivo (cuerpos de Santa Claus en Navidad, de aterradores payasos en Halloween…).
Un aspecto que debería haber sido positivo pero que se ha visto perjudicado por ser un estudio pequeño es la traducción. El juego tiene voces en inglés y pueden activarse subtítulos y textos en castellano, pero la traducción resulta bastante irregular y recomiendo encarecidamente que, si tenéis un nivel de inglés aceptable os quedéis con la versión original. Aun así hay que valorar el hecho de que haya procurado brindar varios idiomas al juego.
A fichar y a casa
Como conclusión me gustaría decir que The Mortuary Assistant es un gran juego de terror, consigue entrar en tu cabeza y tenerte en una tensión casi constante, simula con gran acierto un trabajo que no por desagradable es menos necesario, y a pesar de sus fallos es toda una experiencia perfectamente disfrutable y que querremos repetir.
Su atmósfera es tranquila, pero no relajante, atronadoramente silenciosa y obsesivamente absorbente. Es bastante probable que os acabéis descubriendo a vosotros mismos mirando detenidamente un rincón en el que no hay nada, pero podría; que intercambiéis con amigos anécdotas sobre algunos de los sustos que os dio el juego; que estéis a punto de empezar otra partida y decidáis dejarlo para mañana, porque está a punto de anochecer.