[Análisis] Doomblade

Creo que este es el año en el que más os he hablado de títulos que encajan dentro del género metroidvania, y aunque en cualquier otra circunstancia el repetir tanto un tema podría hacerse pesado… Seamos realistas: este género nunca consigue cansar. Y sí, sé que estoy hablando de un tema muy subjetivo y que quizá algunos de vosotros ya estéis algo agotados de la misma fórmula de siempre. Pero… ¿Y si os digo que muchos de los juegos que están saliendo últimamente al mercado han conseguido alterar por completo las bases del género? A los hechos me remito: desde Blasphemous (cuya segunda parte está ya a la vuelta de la esquina) hasta Ender Lilies, cada uno ha aportado su granito de arena para hacer de este un género especial y único. La creatividad (especialmente en lo referente al ámbito indie) no deja de crecer, y mes a mes podemos encontrar títulos tan arriesgados como interesantes. Curiosamente, hoy vengo a hablaros de un ejemplo perfecto de esto.

Y es que la idea que surge tras la creación de Doomblade es tan sencilla como atractiva: crear un juego de plataformas y acción centrado en la velocidad y en la reacción inmediata ante el peligro. ¿Y cómo se puede potenciar esta idea? Fácil: trasladando al jugador a un ambiente exótico y tétrico que remite, indudablemente, al infierno. El estudio detrás del título es Muro Studios, un equipo de origen finlandés conocido por su labor en Shadowbug, un título de acción que tenía una particularidad especial: todo se podía realizar con un simple click. Pues bueno… ¿Y si os digo que han adaptado hasta cierto punto esta idea al entorno del metroidvania? Doomblade llega sin hacer mucho ruido, pero rápidamente se alza como uno de los juegos del género más creativos lanzados este año. ¿Estará a la altura de esta clasificación? ¡Veámoslo!

 

Has sido elegido por la Tormentoja

Abandonada a su propia suerte y despojada de cualquier habilidad que le permita defenderse, Lugubricia consigue escapar de su reclusión en soledad. No sabe qué la ha liberado, pero una misteriosa fuerza le llama… Y ella la busca, atravesando la línea enemiga mientras se juega la vida. Así, la joven criatura consigue llegar al origen de la voz para descubrir que quien la liberó no es otra que Tormentoja, una legendaria espada con consciencia que busca liberarse de sus cadenas para derrotar a los Señores del Pavor. Por supuesto, Lugubricia decide liberarla y, uniendo fuerzas, ambas recorren el tétrico mundo en busca de venganza y respuestas. Como es común en los metroidvania, en este título no encontraremos una historia contada de forma convencional (haciendo uso de diálogos obligatorios, secuencias cinemáticas de exposición…), si no que lo que se muestra es una narrativa diluida contada a través de diálogos opcionales, inscripciones y descripciones de ciertos objetos. Esto hace que la historia, vista de forma general, se sienta especialmente simple: ningún personaje sufre una evolución real en su carácter o su desarrollo, y no tenemos sentimientos encontrados con casi ningún enemigo. Sin embargo, al fijarnos en los detalles la cosa cambia por completo.

Y vale, quizá la historia no mejora mucho, pero lo cierto es que la construcción de su mundo es sorprendente y absorbente, dando forma a un lore rico en contenido y creativo, que toma lo mejor de otros exponentes del género al mismo tiempo que aporta ideas sencillas pero realmente eficaces. Así, poco a poco iremos descubriendo como nuestras acciones afectan a ciertos grupos de personajes y cuales son las verdaderas intenciones de Tormentoja, lo que nos mantendrá enganchados queriendo saber más y más. En definitiva, una historia flojita y simplona que se ve aderezada por una buena construcción de mundo. Por otro lado, el título presenta una decente traducción al castellano. Esto quiere decir que el título se puede disfrutar en nuestro idioma, y que la barrera del lenguaje no debería suponer ningún problema para ningún jugador

 

Derrota a tus enemigos a la velocidad del rayo

Si por algo destaca Doomblade, es por su excelente movilidad y por su creatividad en lo jugable. En lo personal, considero que uno de los elementos que más pueden enganchar en un título es su movilidad, pues cuanto más creativa y cómoda más engancha un juego. Hace poco ya os comentaba como una buena movilidad y un buen diseño de niveles pueden afectar a un juego, poniendo como ejemplo el reciente Teslagrad 2, y hoy estoy contento de poder decir que nos encontramos ante otro genial ejemplo de esta idea. Así, Doomblade pone toda la carne en el asador para presentar un sistema de control sencillo pero efectivo, que nos permitirá desplazarnos de forma lateral y convencional mientras hacemos uso de la espada. Esta se activa con un simple click, pudiendo mover el ratón en cualquier momento para elegir donde atacamos… Y hacia donde nos lanzamos. Cada ataque de Tormentoja nos llevará directos al objetivo, lo que con el desarrollo del título y la llegada de nuevas habilidades nos llevará a descubrir sorprendentes formas de avanzar. Y todo con un sencillo click.

Quizá el único problema que plantea este sistema es que, en referencia a los combates, se puede llegar a sentir algo limitado y repetitivo. A fin de cuentas, para luchar solo tendremos que lanzarnos hacia el enemigo, a quienes derrotaremos en la mayoría de casos con un solo golpe. Si son jefes nos llevará más tiempo, y si bien la variedad de desafíos que estos proponen son creativos y muy divertidos… En algunos casos pueden llegar a alargarse demasiado, haciéndolos algo tediosos. Lo bueno es que la exploración es una gozada gracias a su maravilloso diseño de niveles, que invita al jugador a explorar una y otra vez el escenario en busca de misterios y secretos.

 

Visita exprés de ultratumba

Visualmente, Doomblade propone un viaje espectral muy vinculado a las representaciones más alocadas del infierno, lo que se refleja en su mezcla de ambientes: bosques malditos, zonas de vacío, ruinas apostadas de enemigos… Su diseño artístico es más que decente, en especial en lo referente a los escenarios, pero bien es cierto que presenta un buen puñado de problemas en relación al diseño de sus criaturas. Muchas de estas no terminan de enganchar y no presentan elementos que permitan distinguirlos entre sí mismos o con el escenario, además de que visualmente no son especialmente interesantes. Algo similar ocurre con el diseño del protagonista, que es algo más creativo… Pero presenta graves problemas en las animaciones, siendo absolutamente toscas y robóticas. ¿Lo mejor? Que el juego funciona a las mil maravillas, presentando una fluidez digna de elogio y una falta de bugs destacable.

Por último, el apartado musical presenta un grave problema de repetición, haciendo que las melodías principales del juego acaben volviéndose agotadoras. Y esto es una pena, pues el juego contiene un conjunto de piezas musicales excelentes, que se amoldan a la perfección a cada ambiente y contexto.

 

Conclusión: Un metroidvania creativo e inspirado

Doomblade se presenta como un metroidvania atrevido y divertido, que se disfruta más por su excelente jugabilidad que por su sosa historia. El juego consigue configurar un sistema de movilidad brillante que se ve resaltado por su genial diseño de niveles, si bien su sistema de combate puede llegar a ser algo injusto, especialmente en combates contra jefes. Su diseño artístico está plagado de luces y sombras, pero el nivel general es bastante bueno, haciendo que nos encontremos ante un juego visualmente atractivo. Esto, unido al buen uso del lore y a una banda sonora algo agotadora pero eficaz hacen de este un título recomendable para cualquier interesado en el género.