Tu propio salón recreativo
Al iniciarlo lo primero que llama la atención es el símbolo del RE Engine, el motor gráfico de Capcom que tan buenos resultados le está dando, pero que desentona un poco cuando uno espera una palada de nostalgia en la cara. Resulta que el potente motor se ha usado en crear un salón recreativo virtual, con máquinas y texturas perfectamente detalladas; máquinas que, por otra parte, podemos poner a nuestro gusto, aunque me estoy adelantando. En ese momento es cuando tenemos una pequeña decepción, porque no nos podemos mover libremente, las opciones y la selección de juego se realiza a través de menús; aunque esos mismos menús están muy bien implementados y nos permiten ver cada recreativa y las míticas presentaciones, donde se nos explicaba el argumento del juego, se mostraba algún nivel o la pantalla de puntuaciones, que incluía la promesa de que, por sólo unas monedas, podríamos escribir nuestras propias iniciales.
Cuando decidimos cuál de los hasta 32 clásicos disponibles queremos probar, y tras navegar por algunas opciones más de las que ya hablaremos más adelante, introducimos la moneda para poder jugar. Puede parecer absurdo que necesitemos un botón para conseguir un crédito de juego, pero esa acción forma parte de la experiencia, te mantiene en un estado en el que es necesario un acto consciente para poder seguir jugando, cada continuación requiere de tu atención, por mucho que las monedas sean infinitas. El juego nos expone conscientemente a la inmisericorde cuenta atrás que acabaría la partida y somos cómplices al continuar jugando para no perder nuestro progreso. Se puede optar por introducir el máximo de monedas antes de jugar, por supuesto, pero uno no se pone un salón recreativo en casa para quedarse a medias.
Tampoco se quedan a medias las opciones de personalización, tanto de las “máquinas” como de sus pantallas. Poder escoger entre varios colores y diseños de mueble, poner un marco con arte original del juego en cuestión, que la pantalla tenga curvatura y defectos, rotación de la pantalla, jugar a las versiones japonesas… y todo seleccionable para cada juego por separado. Es casi demencial.
Bienvenidos al futuro
Disponer de estos títulos en sistemas contemporáneos nos brinda unas posibilidades que eran impensables en los salones recreativos de hace treinta años y convierten estos tragamonedas de jefes imposibles en experiencias más cercanas y asequibles; precisamente algunas de las que dan en el clavo son las que no acabarán de gustar a los más puristas. Podemos guardar nuestro progreso en cualquier momento, con más de treinta ranuras de guardado, lo que anima a empezar partidas aunque no podamos terminar en una única sesión; la dificultad también es modificable, y eso nos permite acercarnos a títulos que podrían parecer algo injustos y desequilibrados de entrada; hasta la velocidad es un factor que podemos cambiar, reduciéndola en todo el juego para practicar y aprender los patrones enemigos y subirla en otra sesión para conseguir una partida perfecta. También se ha incluido la posibilidad de rebobinar el juego en tiempo real, ayudando así a evitar esas muertes humillantes por no haber podido reaccionar a tiempo contra un enemigo. Incluso está la posibilidad de volverse invulnerable, aunque se compra por separado.
Se han incluido manuales de instrucciones para todos los juegos, que explican la historia, los power ups o incluso técnicas y trucos que en los tiempos anteriores a internet eran casi imposibles de conseguir.
Puede parecer que no le estoy dando importancia ninguna a los juegos, que es a lo que hemos venido, pero lo que intenta Capcom Arcade Stadium es precisamente introducirnos en una experiencia, y hay que valorar todo el conjunto.
Ahora sí, hablemos de los juegos
Sobre el papel Capcom Arcade Stadium es una grandísima propuesta, uniendo los tres packs y juegos extras incluidos, tenemos 32 buenos juegos que abarcan veinte años en los que la compañía era una de las más grandes de los recreativos, poder jugar a Vulgus o Forgotten Worlds en el salón de mi casa era algo que no me esperaba en pleno 2021; pero también se vislumbra uno de sus grandes fallos: ¿Eran necesarias todas las secuelas de 1942?, ¿Cuántas versiones de Street Fighter II son demasiadas versiones? Reconozco que en mi primer acercamiento al título estaba “un poco vinagre”, consideraba que se habían quedado fuera títulos que podrían haberle dado algo de variedad al conjunto. Empecé una partida al Captain Comando y me relajé; veinte minutos después llevaba más créditos jugados al Giga Wing de los que me gustaría reconocer y no pude hacer más que callarme.
La fórmula es sencilla: Capcom Arcade Stadium se ofrece como descarga gratuita que incluye 1943: The Battle of Midway, un gran shooter de avance vertical que ya merece la descarga por si solo; luego se ofrecen tres packs que no abarcan géneros, sino años en la historia de la compañía: 84 – 88, 89 – 92 y 92 – 01; y, al comprar un paquete con todos los juegos conseguimos Ghosts ´n Goblins (también está disponible como compra independiente), el juego de plataformas y acción que debe de tener el récord de ataques de nervios y mandos rotos en la historia. Claramente hay cierto desequilibrio, puesto que cuatro juegos de lucha (de los cuales tres son Street Fighter II) no pueden competir contra los once shooters con aviones que hay (cuatro son secuelas de 1942)… pero, echando la vista atrás, así era en aquellos antros, los juegos “de avioncitos” reinaban, les seguían los “yo contra el barrio” y muy por detrás estaban los de lucha. No buscabas un género al que jugar, buscabas la máquina vacía, a la que podías acercarte e introducir las pocas monedas que llevaras encima.
1984 – 1988 El amanecer del arcade
Los primeros títulos que crearon como compañía. Variedad y sabor añejo, pero juegos divertidos y que invitan a probar una vida más, una moneda más.
- Vulgus
- Pirate Ship Higemaru
- 1942
- Commando
- Section Z
- Tatakai no Banka
- Legendary Wings
- Bionic Commando
- Forgotten Worlds
- Ghouls ‘n Ghosts
1989 – 1992 La revolución del arcade
- Strider
- Dynasty Wars
- Final Fight
- 1941 – Counter Attack –
- Senjo no OkamiⅡ
- Mega Twins
- Carrier Air Wing
- Street Fighter II – The World Warrior –
- Captain Commando
- Varth – Operation Thunderstorm –
Esta podría ser considerada la edad de oro, con juegos de gran calidad, sprites enormes en pantalla y el nacimiento de sagas míticas. Muchos de estos juegos no inventaron sus géneros, pero sí los revolucionaron.
1992 – 2001 La evolución del arcade
Algunas propuestas de corte un poco más experimental y algo más de “secuelitis”, pero juegos que son una explosión de colores y acción.
- Warriors of Fate
- Street Fighter II – Hyper Fighting –
- Super Street Fighter II Turbo
- Powered Gear – Strategic Variant Armor Equipment –
- CyberBots – Fullmetal Madness –
- 19XX – The War Against Destiny –
- Battle Circuit
- Giga Wing
- 1944 – The Loop Master –
- Progear
La aparición de cualquiera de estos muebles acaparaba las miradas por los saltos gráficos que significaron en su época.
Los años pasan
Cada juego es hijo de su época y los gráficos pueden parecer algo pobres en alguno de los casos, pero se nos quería ofrecer los originales sin adulterar y es lo que han conseguido. Es curioso que algunos de los juegos, principalmente los más antiguos, ganan cuando le añades alguno de los filtros que deforman la imagen (pantalla curvada o escala de colores RVA), pero perfectamente lógico si pensamos que fueron programados con esos “defectos” en mente.
El sonido también se ha mantenido intacto; con los efectos de sonido de las placas clásicas, las “voces pixeladas” que se guardan en la memoria colectiva y las canciones que tarareábamos mientras jugamos a algunos de los títulos.
Insert Coin
Hay juegos que han sido incluidos en otros recopilatorios, Final Fight como uno de los ejemplos más recientes, y que probablemente ya poseemos, pero la variedad de la propuesta puede inclinar la balanza para el resto de títulos. Es posible que se eche en falta algún juego concreto, pero esperemos que eso se resuelva en futuros packs de contenido (en cuanto uno incluya Darkstalkers no me lo pensaré dos veces para comprarlo).
Otro de los grandes logros ha sido recuperar como concepto la rejugabilidad única y exclusivamente para mejorar la puntuación. Hay algunos, pocos, marcos y muebles desbloqueables, pero nuestra única motivación para volver a jugar cualquiera de los 32 títulos es “sólo” jugar mejor. Querer vencer a ese jefe que se resiste, lograr superar ese nivel imposible, alcanzar a ese amigo que está en lo alto de la clasificación… La aparentemente innecesaria conexión permanente a internet no es por jugar online, de hecho sólo admite multijugador local (de hasta cuatro jugadores, según el título), es por actualizar constantemente unas tablas de puntuación global con desafíos contrarreloj, tops de puntuación… que favorecen una competitividad menos directa, pero más personal.
De cara a favorecer que no juguemos siempre a los mismos tres juegos, también han introducido campañas de puntuación extra para títulos concretos que varían cada semana. Capcom está decidida a que nos enamoremos de todos y cada uno de ellos.
Continue?
Algo que sí se echa en falta es, dada su intención de ofrecernos no sólo un salón recreativo, sino un museo dedicado a la compañía, extras a la altura. No hay un reproductor de música en el que poder repetir algunas de las clásicas melodías o alguna opción para poder disfrutar del magnífico arte que lucían algunos de los posters o laterales de las máquinas; lo que no podían ofrecer los gráficos tendía a suplirse con unas ilustraciones de gran calidad que podrían haber tenido cabida en el concepto de Capcom Arcade Stadium.
El título ha aparecido en Switch, PlayStation 4, Xbox One y en la tienda de Steam; aunque puede que sea en la híbrida de Nintendo donde más pueda brillar por sus partidas rápidas, ideales para el modo portátil, o poder disfrutar del scroll vertical de algunos de los juegos.
Conclusión
En definitiva, y como conclusión, Capcom Arcade Stadium no puede ser etiquetado como un puñado de ROMs que guardar juntas para que no se pierdan o una colección de juegos viejos con un menú resultón, porque su valor va más allá de eso. Puede que haya algunos títulos, pocos, redundantes, que se echen en falta otros grandes nombres o que los extras pudieran haber sido más sustanciosos… Pero nos devuelve una magia que sólo se esforzaba por mantener el mundo indie: partidas rápidas, frenéticas, satisfacción inmediata y piques de sofá.
Si eres amante de los juegos clásicos o quieres saber qué se sentía al experimentar esas máquinas de las que tanto hablan los amantes del retro, no deberías perderte este recopilatorio. Si antepones los gráficos de nueva generación a una jugabilidad a prueba de bombas… Pasa de largo.