King’s Field era una experiencia realmente única, que buscaba tener la completa atención del jugador a través de un sistema de control tosco y una dificultad sorprendentemente elevada. A día de hoy sería imposible que un estudio de tal alcance realizara un juego como este, no solo porque gran parte de su dificultad y filosofía de diseño dependían de las enormes limitaciones técnicas y económicas tanto de la consola como del estudio, si no también porque, bueno, los tiempos cambian. Realizar una aventura tan lenta, pausada y poco amigable con el jugador no parece atraer al gran público, quedando esta clase de juegos relegados a un nicho muy específico. Pero ya sabéis lo que dicen: si un estudio grande no quiere hacer un proyecto, ya llegará un indie para imitarlo. Así, tras varios años de desarrollo el equipo Lovely Hellplace (conocidos por realizar pequeños experimentos de terror) ha conseguido sacar adelante su proyecto más ambicioso, Dread Delusion, una aventura de acción y mundo abierto con toques de rol a la vieja escuela que busca sumergirnos, tanto a nivel visual como a nivel jugable, en el corazón de la generación PS1. Todo esto, por supuesto, sin perder lo que hacía grande a los títulos en los que se inspira: su enrevesada dificultad. ¿Queréis saber si el título merece la pena? ¡Veámoslo en el análisis completo, que podéis leer a continuación!
Fantasía con un pequeño toque de terror
El mundo se encuentra en ruinas, y como podrás imaginar, nos toca interpretar al inesperado héroe que deberá salvar al mundo. Bueno, no, esto no es exactamente lo que nos narra Dread Delusion. El mundo se encuentra al borde del colapso, sí, y deberemos hacer lo que esté en nuestra mano para cambiarlo… Pero no somos un elegido ni pertenecemos al bien. Nuestro protagonista se encuentra atrapado en una oscura religión, la Unión Apóstata, que son quienes controlan todo el territorio de los continentes flotantes con mano de hierro. Nuestra situación es sencilla, pues somos un preso que es enviado al exterior con el objetivo de asesinar a Vela Callose, la líder de una peligrosa banda de mercenarios que se opone a la tiranía del credo. Quizá de primeras el worldbuilding del juego pueda resultar un tanto confuso y enrevesado, pues se ponen sobre la mesa demasiados conceptos que resultan ajenos a las convenciones del género y cualquier jugador poco experimentado puede llegar a sentirse abrumado. Sin embargo, nos encontramos ante un título que recompensa de enorme manera a quienes se toman su tiempo para hablar con los personajes y para leer los diversos códices, pues se plantea un universo rico e interesante que está plagado de grandes historias y leyendas. Quizá algunas misiones secundarias pequen de no contar nada realmente valioso, pero creedme cuando os digo que su historia es de las que atrapan.
Lo que parece ser una historia sencilla de recadero en un mundo corrupto y hostil acaba siendo una historia de superación en la que nuestro personaje toma las riendas de la situación, alzándose o no como todo un héroe. Y digo esto porque no hay un camino concreto que seguir: al igual que ocurre en la serie The Elder Scrolls, las decisiones que tomemos y los diálogos que elijamos nos llevarán a forjar alianzas con unos u otros personajes, estando realmente en nuestra mano el devenir de los continentes flotantes. No quiero venderos la moto, pues hay decisiones que no llevan a nada, pero creedme cuando os digo que hay momentos en los que el juego cambia por completo, y solo por eso el título merece mucho la pena. Las diversas rutas están bien escritas y se plantean diálogos muy interesantes, pero encontramos un grave problema: el juego no está localizado al español, y el inglés que utiliza es muy complejo. Siento deciros que, si no se os da bien el idioma de Shakespeare, muy difícilmente vais a poder disfrutar de un juego que se centra tanto en sus diálogos y sus descripciones.
No hay nada como un buen RPG de acción… ¿y collectathon?
Si, habéis leído bien. Dread Delusion no solo presenta ideas extraídas directamente de RPGs de acción en primera persona como los antes citados King’s Field o The Elder Scrolls, si no que también plantea un interesantísimo sistema de progresión inspirado en collectathon de la talla de Banjo-Kazooie. Este consiste en que solo podremos pasar al siguiente nivel si utilizamos Delusion, una serie de objetos localizados alrededor del mapa que nos otorgarán puntos para mejorar nuestras estadísticas, algo que necesitaremos para superar ciertas mazmorras y zonas… Aunque no os penséis tampoco que nos costará mucho acabar con los enemigos. La filosofía de diseño de este título es realmente curiosa y alternativa, pues aunque se presenta un variado sistema de estadísticas, los enemigos pocas veces variarán en cuanto a cantidad de vida y de daño que pueden realizar. Si bien esto hace que los combates no sean nada del otro mundo (algo que se agradece, teniendo en cuenta lo limitados que son los ataques), lo que consigue es potenciar el que es, sin duda alguna, el mejor apartado del juego: su mundo abierto. Dread Delusion nos ofrece desde primera hora recorrer con libertad las Islas Oníricas, permitiéndonos ir hacia donde nos plazca para cumplir los objetivos en el orden que queramos como si se tratara de The Legend of Zelda: Breath of the Wild. Esto engancha muchísimo no solo por la enorme variedad de sitios que podemos explorar, si no también por la cantidad de formas que se nos ponen sobre la mesa para superar los problemas. No solo tenemos que combatir, si no que tenemos un gran número de objetos y habilidades mágicas que nos permitirán avanzar sin hacer daño a nadie. Me ha gustado mucho su diseño de niveles y su filosofía de mundo abierto, algo que nos permite pasar por alto su ineficaz sistema de combate y su mediocre movilidad, algo que ha sido realizado así a propósito para imitar los juegos de la época pero que no termina de cuajar.
En cuanto al apartado visual, ya podéis ver a través de las imágenes que no nos encontramos ante un juego precisamente puntero, pero esto no es un problema. El objetivo de Dread Delusion es imitar y recrear ese apartado visual tan tosco y pintoresco vigente en los juegos de la época de PS1, y no solo lo consigue a la perfección si no que, además, hace de este un motor a través del cual construir ese ambiente onírico y alternativo que tanto caracteriza al título. Recorrer los continentes flotantes es recorrer un entorno hostil marcado por los colores vibrantes, las criaturas deformes y los edificios retorcidos. Quizá no sea del gusto de todos, pero el trabajo realizado por Lovely Hellplace me ha resultado fascinante, adentrándonos en una pesadilla de la que no querremos salir. En cuanto al trabajo técnico no tengo queja, pues el rendimiento es estable y la falta de bugs es notable, pero en el apartado sonoro sí que tengo más queja, presentándose temas que, aunque encajan bien, acaban resultando muy repetitivos y tediosos.
Conclusión: Una curiosa máquina del tiempo
Dread Delusion es un juego profundamente original, que trae de regreso ideas, conceptos y diseños presentes en la generación de PS1 sin perder de vista un diseño de niveles y de mundo abierto irremediablemente modernos. Aunque su sistema de combate y su dificultad son desiguales, lo que aquí encontramos es una obra encantadora y repleta de personalidad, que mezcla de forma acertada RPG, terror, plataformas y acción. No es para todos los públicos, pero quienes disfruten de los juegos exigentes (que no difíciles en sí) lo gozarán de lo lindo.
Antonio Gallardo
Normalmente escribiría algo profundo que contara más sobre mi... ¿Pero de verdad alguien lee esto? Bueno, en ese caso... Me gustan los videojuegos y el cine. A veces unos más que otros, ya sabéis como funciona. Si queréis saber más, solo tenéis que leer lo que escribo.