
No todos los juegos de ritmo se basan en saber tocar un instrumento o en saber componer una canción. Hay títulos que, por ejemplo, utilizan la música como el elemento principal con el que poder narrar una historia de ficción. A la cabeza se me viene Rythm Thief, exclusivo de 3DS desarrollado por SEGA que jugaba con esta idea, ofreciendo un título compuesto por minijuegos que nos permitían seguir la historia del carismático ladrón Phantom R. Tampoco se me puede pasar por alto el maravilloso Cadence of Hyrule, que proponía una aventura de acción y rol en la que, para triunfar, teníamos que desplazarnos al ritmo de los temas musicales. Todo esto demuestra que los juegos de ritmo pueden fundirse a la perfección con todos los géneros… Incluyendo a los juegos de lucha. O, por lo menos, eso es lo que pretende demostrar el juego del que hoy tengo el placer de hablaros, que no es otro más que God of Rock. Desarrollado por el estudio Modus Games y distribuido por Tesura Games en físico, este título busca plantear un estilo de juego creativo y adictivo, que establezca un nuevo subgénero en la industria. ¿Lo conseguirá? ¡Dentro análisis!
¡A golpear y rockear!
¿Sabéis que existe un dios para casi cualquier cosa? Pues sí, y curiosamente uno de los más poderosos y misteriosos es el Dios del Rock. El todopoderoso maestro de la música más cañera está aburrido, y eso no es nada bueno. Para poner fin a su situación, decide traer de regreso a los mejores músicos que jamás han existido con el objetivo de que se enfrenten en batallas 1vs1, siendo considerado el ganador como el mejor músico de la historia. Al renacer, los músicos toman una nueva identidad y obtienen nuevos poderes, pero una cosa se mantiene vigente: su calidad musical. ¿Quién será el que consiga hacerse con la victoria y, por ende, con la supremacía musical? Como podéis observar, la premisa sobre la que gira el juego es tan absurda como entretenida, dando a entender que el tono del juego es mucho más desenfadado de lo que uno podría esperar de un juego de lucha. Al igual que estos títulos, aquí la historia se diluye por completo para dar un mayor protagonismo a la jugabilidad, lo que se refleja en la falta de una historia convencional.
Podremos conocer el perfil de los 12 luchadores y sus motivaciones, pero tampoco esperéis grandes giros de guion o tramas complejas. El plantel de personajes es muy variado e interesante, presentando personajes que remiten a grandes iconos de la cultura musical, lo que gustará especialmente a los seguidores de cantantes como Elvis. Por supuesto, el juego llega traducido a nuestro idioma, y el trabajo realizado es bastante decente. Hay ciertas frases hechas que se adaptan de forma orgánica, y ningún término consigue desentonar, lo que es todo un logro.
Dando palos con el tempo adecuado
Si por algo ha llamado la atención desde el primer momento este título es, sin duda alguna, por su jugabilidad. Y es que God of Rock se presenta como un enigma dentro de un género en el que, como os comentaba durante la introducción, parece que ya se ha hecho de todo. Pero esto no es así, y la mezcla de ritmo y lucha resulta tan refrescante como hipnótica, dando paso a un estilo de juego que puede chocar de primeras pero que acaba configurándose como algo sorprendentemente divertido. Por supuesto, el sistema de combate se aleja mucho de cualquier juego de combate clásico, acercándose mucho más a lo que sería un juego de puzles competitivo al más puro estilo Super Puzzle Fighters: tendremos que acertar todas las notas que nos lleguen para ir atacando al rival, y solo aquel que pueda seguir la canción con el ritmo y la precisión adecuada podrá ganar el combate. Quizá no haya combos excesivamente largos ni movimientos imposibles, pero sí que se mantiene un carácter competitivo que mantiene a cualquiera pegado al mando.
Además, el juego brilla por su variedad de personajes (cada cual con sus propias habilidades especiales), escenarios y temas, lo que nos permitirá disfrutar de un gran número de situaciones dispares y endiabladamente divertidas. Eso sí, no os penséis que se trata de un juego fácil: la velocidad a la que se mueven las notas suele ser bastante elevada, y su representación visual no es la más adecuada, siendo bastante pequeñas y difíciles de ver a primera instancia. Quizá habría cambiado esto, pues no ver varias notas puede suponer un error fatal en más de una partida. Por lo demás, el juego ofrece una variedad algo limitada de modos que, aunque cumplen las necesidades más básicas de los jugadores (modos de juego individual, online y local), no dejan de girar en torno a una misma idea, lo que puede hacer que el título se acabe volviendo algo repetitivo.
¡Música, maestro!
Pasando a hablar del apartado visual del juego, nos encontramos un título que destaca por proponer un estilo artístico excesivamente llamativo, que no termina de encontrar su lugar al mezclar demasiadas ideas y conceptos. El título propone un pastiche de estilos que no terminan de encajar, lo que se refleja en algunos personajes muy trabajados e interesantes y otros que… Bueno, no terminan de cuajar en ningún momento. Los efectos visuales sí que funcionan muy bien, y las animaciones de los combates sirven para presentar una acción bastante alocada y funcional, lo que no desentona para nada con el tono del juego. En lo técnico, el título no presenta problema alguno: el rendimiento fluye de forma orgánica y no presenta caídas. Tampoco he encontrado ningún bug o glitch reseñable durante mis partidas, algo que siempre es de agradecer.
Por último, toca hablar del que quizá sea el apartado más importante del juego: el musical. A fin de cuentas, nos encontramos ante un título que se estructura en torno a sus canciones, ya que son estas las que marcan el desarrollo de cada combate. Pues bien, he de decir que el conjunto de canciones que presenta el juego no solo son muy variadas, si no que destacan de forma positiva al presentar temas memorables e inspirados en otros grandes temas de la historia de la música. El conjunto es orgánico y muy destacable, lo que juega muy a favor del título.
Conclusión: Un juego de ritmo único que te golpeará a ritmo de heavy metal
God of Rock es un juego sorprendente y creativo, que bajo su fachada de juego de lucha esconde un título de ritmo competitivo muy adictivo e interesante. Sin embargo, siento que el estudio se ha quedado a las puertas de hacer algo mucho más memorable: a nivel jugable hay detalles que se podrían mejorar, como su endiablada dificultad o la visión de las notas, mientras que su historia y sus modos de juego podrían haberse trabajado mucho más. Si queréis probar una experiencia distinta, este es vuestro título.