Cabe destacar que no se trata de un género reciente, si no que su presencia se remonta hasta casi los inicios de la industria. La estrategia se desarrolló casi al mismo tiempo que el videojuego de ordenador, y en los años 90s vivió su época de mayor esplendor. Esto no quiere decir que, a posteriori, no se lanzaran nuevos juegos ni obras que llevaran al género más allá, por supuesto, pues solo hay que echar un vistazo a la obra de Paradox para descubrir que aún hay mucho que contar en esta clase de juegos. Y así, aunque durante la década pasada el género viviera algo de sequía, lo cierto es que parece que durante los últimos años se ha vuelto a impulsar el desarrollo de juegos de estrategia histórica. El maravilloso Crusaders Kings III (de la ya citada Paradox) demostró al mundo el potencial de este género y el nivel de detalle que un juego de estas características puede tener, elevando el listón para toda una nueva generación de competidores que buscan demostrar que están a la altura. Y este es el caso de Black Sea Games, estudio de origen bulgaro compuesto por antiguos miembros de Creative Assembly que, junto a THQ Nordic, ha dado forma a su primer título, Knights of Honor II: Sovereign. Este se trata de la secuela del clásico título de estrategia lanzado en 2005, por lo que es el momento ideal del estudio para demostrar que han aprendido de los cambios vividos en el género. ¿Estará a la altura de las expectativas? Veamos qué tal ha salido el título en el análisis completo, que podéis leer a continuación.
Es hora de conquistar
Al igual que ocurría en la primera entrega, Knights of Honor II nos traslada a la época medieval, y nos permite hacernos con el control de cualquier territorio localizado entre Europa y Asia. El objetivo será sencillo: mediante cualquier clase de artimaña, tendremos que hacernos los reyes absolutos del mundo (o, al menos, del mundo conocido por el momento). La supremacía mundial está al alcance de nuestra mano, y solo los estrategas más cualificados podrán alcanzar la gloria. Así, en el modo campaña principal del título podremos elegir el territorio que queramos para, poco a poco, ir subiendo escalones en la supremacía mundial: podremos ir mejorando nuestros ejércitos, aumentando nuestros recursos y alcanzando un nuevo nivel dentro de nuestra economía. El modo de alcanzar el objetivo principal puede variar entre una partida y otra, pues uno de los puntos más geniales del juego es la variedad de métodos presentes en el título. Quizá no nos encontramos con tantas opciones como en otros juegos del mismo estilo, pero esto no impide que las opciones de Knights of Honor II no den para una enorme cantidad de horas de juego en las que no dejaremos de experimentar y probar vías nuevas.
Así, mientras que en una partida podemos optar por ser auténticos señores de la guerra, masacrando a cualquier enemigo que se nos ponga por delante, en otra partida podemos optar por forjar férreas alianzas y así construir un camino hacia la supremacía basado en el contacto con otras naciones. Todo queda en manos del jugador, y en la forma en la que sepa administrar los distintos elementos que configuran el funcionamiento de nuestra nación. La economía (monedas de oro mediante), la religión, el bienestar social… Todo cuenta, y para mejorar estos factores tendremos que estar atentos en todo momento al funcionamiento de nuestros territorios y ciudades. Aunque hay una variedad interesante de edificios para construir (algo inferior a la de la competencia, pero igualmente funcional), tendremos que elegir muy bien cuáles edificar para mejorar los elementos que consideremos necesarios. En cada partida es impensable dejar algo al azar, pues un error puede llevarnos a fracasar en nuestro cometido. Pero, aunque todo esto pueda dar la sensación de que se trata de un juego muy duro, esto no es para nada así.
Elige bien tu territorio, estratega
Y es que, al final, la frase que mejor define al título es “fácil de aprender, difícil de dominar”. Knights of Honor II es un juego de estrategia medieval y gestión a la vieja usanza, lo que juega tanto a su favor como en su contra. Y digo esto porque, por un lado, se siente algo obsoleto en cuanto a la ya citada falta de opciones de gestión y estrategia que sí que presentan otros títulos, mientras que por otro lado, todo se siente mejor organizado y es algo más accesible que la mayoría de títulos. Black Sea Games ha conseguido dar con un juego al que es fácil de entrar, y que no nos llevará horas y horas para aprender a manejar todos sus sistemas. Por supuesto, esto no implica que el juego no tenga su complejidad, pero esta se basa más en aprender a combinar sus mecánicas que en ponerlas en marcha. No es difícil entrar al juego porque este tampoco es tan complejo y completo como otros juegos del género, pero esto quizá sea algo problemático para los amantes del mismo. A fin de cuentas, el juego no parece haber aprendido nada de lo que se ha avanzado en la industria en estos más de 15 años, y aunque hay elementos interesantes en el juego, este no se aleja tanto como debería de su predecesor. Al final, todo se basa en la obtención de ciertas materias primas que nos permitirán conseguir nuevos edificios y recursos, con los que al mismo tiempo podremos construir tanto un reino fuerte como un ejército poderoso.
Por el camino tendremos que hacer frente a ciertas cuestiones morales, que nos recompensarán o nos castigarán según nuestras elecciones. Estas son… Curiosas, cuanto menos, aunque lo cierto es que su número es más que limitado. En este sentido, el juego cae en lo que ya os comentaba: hay variedad de elementos, pero en un número inferior al de la competencia. Eso sí, cabe destacar que el título cuenta con un modo multijugador que, sorprendentemente, funciona realmente bien y que, por momentos, resulta más divertido que el modo campaña, sintiéndose como una versión mucho más profunda del Risk (pero en versión medieval y salvando las enormes distancias, por supuesto). Quizá mi problema con este título es que, aunque es bastante entretenido como juego de estrategia medieval y gestión, queda solapado en la mayoría de sus elementos jugables por los juegos de la competencia (y sí, te miro a ti, Paradox). Ya os lo digo: Knights of Honor II no es para nada un juego malo o que no merezca la pena probar, pues a fin de cuentas es una experiencia sensacional para cualquier novato dentro de la estrategia. Simplemente, no esperéis una experiencia absolutamente profunda o tan completa como Crusaders Kings III. Las comparaciones son odiosas, lo sé.
Una mirada al pasado medieval
A nivel gráfico Knights of Honor II sí que conquista desde el primer momento, gracias a contar con una rendición fidedigna de la geografía europea y asiática en la que hay lugar para la representación de batallas, ciudades y toda clase de tropas. No cuenta con el nivel de detalle más espectacular del mercado, pero sí que presenta un buen trabajo al evitar problemas de resolución, rendimiento y demás taras comunes en la industria. A nivel técnico también funciona a las mil maravillas, y en mis partidas he quedado sorprendido con la ausencia absoluta de bugs y demás problemas técnicos. Un muy buen trabajo por parte de Black Sea Games, que permite que toda clase de jugadores puedan acceder al juego.
Por último, nos encontramos con un tratamiento sonoro algo simplón, que no destaca para nada ni en su banda sonora (ausente en muchos tramos de las partidas) ni en sus efectos sonoros. Cabe destacar, sonido aparte, que el título nos llega en completo español, lo que es un detalle muy a tener en cuenta y que se agradece realmente.
Conclusión: Una experiencia divertida, pero algo superficial
Knights of Honor II: Sovereign se trata de un juego de estrategia medieval y gestión interesante, que supera a su predecesor pero que tampoco demuestra haber aprendido mucho acerca de la evolución del género durante la década pasada. Se trata de una experiencia que, según los estándares de hace unos cuantos años, habría sido mucho más valorada, pero que con el punto de vista actual y con la presencia de otros grandes juegos del género no consigue terminar de destacar. Al menos, su gran apartado técnico y su accesibilidad le permiten mantener un buen nivel. Sea como sea, lo recomiendo a cualquier interesado al género.
Antonio Gallardo
Normalmente escribiría algo profundo que contara más sobre mi... ¿Pero de verdad alguien lee esto? Bueno, en ese caso... Me gustan los videojuegos y el cine. A veces unos más que otros, ya sabéis como funciona. Si queréis saber más, solo tenéis que leer lo que escribo.