Hace no demasiado mencioné por encima la actualidad de los juegos incluidos dentro del género de supervivencia cuando analicé Fade to Silence, el juego que parecía que fuera a ser el rayo de luz que necesitaba el género para volver a despegar, aunque se quedó en la intención y poco más. Hoy voy a hablar de nuevo de un juego del género, pero para ello me permitiré hablar un poco de los orígenes de este mismo juego, y es que PixARK desde luego no es una idea original.

Para empezar, en la fórmula aparece Ark: Survival Evolved, juego desarrollado por Studio Wildcard que vio la luz de forma completa a finales del verano de 2017, y pese a tener sus más y sus menos, logró atraer a una gran cantidad de jugadores que se pasaban horas enganchados a sus pantallas para explorar más la isla en la que aparecen y equiparse de mejor manera, tanto ellos como su fortaleza. De manera un poco rebuscada, podríamos decir que Minecraft tiene un sutil parecido con la manera de hacer de Ark, y supongo que alguien llegaría a esta conclusión mucho antes que yo (por muy cogida con pinzas que esté) y pensó que sería buena idea juntarlos ambos.

Y así ha sido, en PixARK nos topamos con el estilo de juego de Ark con los gráficos al más puro estilo Minecraft. Este invento ha sido creado por la gente de Snail Games, quienes ya han tanteado la franquicia de Ark con Ark Park y… bueno, todos sabemos cómo salió eso, y si no lo sabes porque ni conoces el juego, creo que puedes hacerte una idea del por qué.

PixARK empieza con nosotros cayendo del cielo agarrados a unos globos para ralentizar nuestra caída sobre el terreno desconocido de esta isla desierta. Empezaremos a puño desnudo y sin absolutamente nada más que nuestras ganas de sobrevivir a los múltiples peligros que aparecerán según nos movamos: pese a que principalmente se centrará en dinosaurios, también nos toparemos con zombies y hombres lobo entre varios otros enemigos. Por suerte para nosotros, tendremos la posibilidad de domar a varios de estos dinosaurios desde el principio con tan solo darles de comer una vez, y una vez hecho esto, se volverán de nuestro lado y no solo no nos atacarán sino que nos protegerán cuando nos enfrentemos a otros e incluso les atacarán.

Y si nos aseguramos de cuidar tan bien como lo necesitan y se merecen nuestros compañeros animales, estos se encargarán de compensarlo incluso cuando no estemos jugando, puesto que podrán proteger nuestras pertenencias del ataque de otros jugadores… o podrían hacerlo, si hubiese otros jugadores. Tristemente, la cantidad de usuarios jugando a PixARK a día de hoy es ínfima, creo que el máximo que he llegado a ver en una sesión es de siete, y teniendo en cuenta lo enorme que es el mapa, quizás en varios días de juego no nos encontremos con ningún otro jugador, lo cual quita parte del atractivo de este juego al no poder robar o atacar a otros jugadores, que ya sea que te salga bien o mal, es entretenido por lo general.

Y este no es el único problema de PixARK, aunque su mayor problema a mi parecer también se centra en el mapa, y es que este se va generando según avanzamos, por lo que lo en su mayoría no veremos más allá de lo que tenemos alrededor. Esto no es una molestia durante el juego a pie, pero una vez subimos a un pteranodón o vamos en barco por el mar, se convierte en un suplicio puesto que no seremos capaces de ver ni hacia dónde vamos ni de dónde venimos.

 

El estilo Minecraft en lo referente a la creación de estructuras y objetos es, dentro de lo que cabe, bueno. El hecho de construcción por bloques es de lo mejor para mi gusto, permite mucha más personalización de la que a simple vista parece y a la vez la exploración del mundo se puede llevar a cabo con mucha más libertad teniendo en cuenta que como todo son bloques, en cualquier momento puedes romper algo y meterte dentro.

Otro problema que he encontrado es la falta de dificultad. Las mazmorras son tremendamente fáciles, la única dificultad que puede haber es el hecho de no saber volver por el camino que has venido o que te topes de repente con más monstruos de los que puedes lidiar a la vez y no tengas manera de escapar rápido y a salvo, pero quitando eso, el nivel de dificultad es absurdamente bajo.

 

De todas maneras, ha habido algo que a pesar de que es una “chorrada”, de cara a la motivación para mejorar y explorar acaba siendo algo importante, y es que no es necesario tener un instrumento de X material para poder extraer X otro, por ejemplo, en Minecraft necesitábamos un pico de piedra para picar hierro, sin él no se podía, aquí sin embargo podemos terminar sacándolo con la mano (a cambio de estar un buen rato golpeando, eso sí), por lo que el hecho de encontrar una mina de diamantes y darte cuenta de que no tienes el pico que necesitas (todo esto transportado al mundo de Ark, por supuesto) y pasarte la vida frustrado, desaparece.

 

Gráficos y sonido

Pasando al apartado gráfico, debo denotar mi amor-odio hacia él. Es cierto que el estilo artístico de Minecraft me gusta por lo minimalista que es, y por tanto todo lo que sigue el mismo esquema es decente, e incluso a la hora de complicarse y hacer los animales a píxeles sin necesidad de usar el sistema de cubos usado para el mundo en general, les sale bien, pero poco más allá fuera de eso: los diseños de paisajes, mazmorras y escenarios son exageradamente simples, la paleta de colores trata de dar un tono tan simpaticón y alegre que, bueno, termina más bien irritando de tanto color encendido y exceso de iluminación. Además, puestos a poner pegas, la caída de fps es bestia y constante, no es capaz de fluir seguidamente sin tener bajones grandes donde se emborrone todo, lo cual es muy molesto.

Auditivamente, bueno, pasa sin pena ni gloria, no puedo decir que me haya gustado tener el volumen activado pero tampoco es como si las melodías que sonaban fueran en desacorde con lo que veíamos en pantalla, por lo general la banda sonora ha acompañado a la experiencia de juego de manera más o menos decente, aumentando y reduciendo su ritmo e intensidad según la situación lo requería, y con unos efectos de sonido que logran no sonar como si viniesen prefabricados.

 

Conclusión

Me veo incapaz de recomendar PixARK a nadie, la experiencia no es lo suficientemente satisfactoria como para invitaros a invertir vuestro dinero en él, y mucho menos teniendo en cuenta que cuesta la friolera cifra de 49,99€. Como mucho, a un precio muy reducido (20€ y da gracias), podría recomendárselo a aquellos que fueran muy fanáticos de Ark y que quieran probarlo en una versión pixel, o incluso a los peques de la casa que disfrutaron de Minecraft y les apetece jugar a algo similar sin demasiada complicación. Si no estás en ninguno de estos dos grupos, hazte un favor, no te acerques a PixARK.

 

Etiquetas: