[Análisis] Project Highrise Architect’s Edition

[Análisis] Project Highrise Architect’s Edition

De la mano de SomaSim y Kalypso Media nos llega Project Highrise, en su versión Architect’s Edition. Estamos ante un juego de gestión y construcción, muy simple en cuanto a conceptos pero más duro de evolución.

Conseguir crear nuestro edificio de ensueño mientras ganamos toneladas de dinero será nuestra misión. ¿Podremos triunfar en el implacable mundo empresarial de la edificación? Dentro análisis.

 

Un arquitecto es un dibujante de sueños

Project Highrise nos pone en la piel de dos entes del mundo de la construcción, un promotor inmobiliario y un arquitecto. Tendremos a nuestra completa disposición todas las herramientas para levantar y llenar de vida los edificios que nosotros imaginemos. Pero, a pesar de esta atractiva propuesta, tendremos más de un obstáculo en nuestro camino hacia la cima.

El principal motor de nuestro negocio y ambición no será otro que el que mueve todo el mundo, el dinero. Con una modesta inversión inicial, deberemos generar ingresos alquilando nuestra superficie construida a potenciales inquilinos. Oficinas, viviendas, comercios, nosotros elegimos lo que hacer con nuestro edificio.

En el juego existe el ciclo día/noche, que básicamente servirá para establecer los alquileres y la jornada laboral de los ocupantes de nuestros pisos. Cada inquilino nos pagará su alquiler religiosamente a media noche, por lo que a esa hora podremos revisar nuestros gastos e ingresos y, si lo hacemos bien, ganar dinero.

Un lastre para el desarrollo del juego es que carece de finalidad. Podemos alcanzar ciertos objetivos propuestos llamados contratos y cumplirlos nos reportará un jugoso extra de dinero. Más allá de estos contratos, el desarrollo de nuestro edificio acaba donde acabe nuestra imaginación… o nuestras ganas.

 

Poderoso caballero es Don Dinero

La construcción de nuestra obra se realizará principalmente en altura, pero nada nos impedirá expandirnos a derecha e izquierda. Construiremos en casillas, que serán ocupadas por los diferentes usos que asignemos. Cada uso consume unas determinadas casillas, y tendremos que tener en cuenta que, además de los espacios habitables, necesitaremos un hueco para ascensor y unas subidas para las instalaciones.

Las mecánicas del juego son muy simples, necesitas dinero para construir, además, tanto las propiedades como las instalaciones del edificio tendrán un coste de mantenimiento, que también hay que pagar. En contraposición, los alquileres serán nuestra vía de ingresos. Según vayamos progresando y ganando fama, personalidades más pudientes querrán mudarse a nuestro edificio, lo que se traduce en más ingresos.

Cada tipo de inquilino tendrá, a su vez, unas determinadas necesidades que tendremos que tratar de cumplir. Si no cumplimos dichas necesidades, las personas que habitan nuestro edificio podrán decidir marcharse en cualquier momento, dejándonos con el marrón de tener que volver a invertir para reacondicionar esos espacios.

Algunos necesitarán servicio de copistería, otros una oficina de mensajería, otros servicio de agua embotellada… Y esto no es todo, pues, según el tipo de inquilino, las instalaciones que necesitan serán diferentes. Mientras que una oficina requerirá únicamente suministro eléctrico una vivienda necesita electricidad, teléfono, agua corriente y servicio de basuras.

Al principio del juego, el margen entre beneficios y pérdidas puede hacerse muy corto, y si no pillamos bien las mecánicas podemos frustrarnos rápidamente. Sin embargo, una vez que le coges el truco al sistema, todo irá como la seda. Esto no es algo precisamente bueno. Al encontrarnos siempre más o menos ante los mismos problemas y soluciones el juego se simplifica hasta el extremo, dejando poco que hacer.

 

Project Highrise está en la fina línea que separa la diversión del tedio

Podemos optar por dos modos de juego diferentes: Nueva Partida y Nuevo Escenario. En nueva partida empezaremos desde cero, construyendo un edificio a nuestro antojo. Es un modo simple, y se basa simplemente en construir hasta que nos cansemos (o estemos en la ruina).

En Nuevo Escenario cargaremos un edificio ya creado y se nos presentarán algunos retos y metas a cumplir. Estos escenarios se irán desbloqueando a medida que completemos hitos en el modo Nueva Partida, por lo que será necesario pasar gran parte del tiempo en este modo.

También tendremos un modo para realizar los tutoriales del juego. Esta manera de presentar las bases de la jugabilidad me parece un grave desacierto. Haber integrado el aprendizaje en el modo Nueva Partida habría sido más dinámico y habría obligado a los jugadores a aprender. Presentarte el desarrollo de los diferentes casos y opciones que pueden presentarse mediante mini tutoriales separados unos de otros es, en mi opinión, algo que no ayuda al jugador.

 

Un apartado técnico que no quedará para la historia

En cuanto a gráficos Project Highrise no será algo que recordemos a la larga. Un apartado visual resultón pero soso, con multitud de escenarios genéricos y personajes (si a las personas del juego puede denominárselas así) planos y clónicos. La verdadera épica de lo visual recaerá en nosotros, en lo que seamos capaces de crear.

La banda sonora tampoco es nada del otro mundo. Temas flojos y olvidables que suenan de fondo mientras miramos de aquí para allá cada una de nuestras tareas. Sonidos ambientales que parecen sacados de una base de datos floja pero que cumplen su función como avisadores de eventos.

El juego no es ningún espectáculo en su apartado artístico. Cumple, sí, y poco más.

 

Conclusión

Proyect Highrise es una propuesta clásica dentro de los juegos de gestión. Sin embargo, la falta de opciones, y la inexistencia de un objetivo juegan en su contra, convirtiendo las partidas en una carrera contra el aburrimiento.

Un apartado artístico parco y soso hacen de la experiencia algo totalmente intrascendente. Una banda sonora decente habría animado mucho el título, convirtiéndolo en algo mucho más ameno.

No dudo que los fans del género puedan llegar a disfrutar del título, pero no es algo que pueda gustar a el público general. Juegos menores como Fallout Shelter han hecho de la experiencia algo mucho más divertido y animado.

Un juego que pasará sin pena ni gloria en una industria plagada de mejores opciones.