“Despierta niño, no es educado dormir durante una cinemática”. Así comienza nuestra andadura en Rad Rodgers, rompiendo de manera descarada la cuarta pared. Este comienzo dice mucho del juego, dejando claro que estamos ante una aventura gamberra y descarada, no apta para todos los públicos. Rad Rodgers es una oda a los clásicos noventeros, un juego que trae nostalgia y guasa a partes iguales.
De la mano de Slipgate Studios y THQ Nordic llega esta revisión del juego original. Si os gusta el humor ácido, y repartir balazos a diestro y siniestro en scroll lateral, probablemente este sea vuestro juego. Sin más dilación, dentro análisis.
Con sabor a los 90
Estamos ante una de las historias más simples que pueden contarse. Ricardo Rodriguez, también llamado Rad Rodgers, es un niño apasionado de los videojuegos y un rebelde al que no le gusta nada el colegio. Una noche su madre le ordena apagar “ese juguete” de una vez a lo que Rad contesta; “No es un juguete, su nombre es Dusty…”. Sin embargo Rad hará caso a su madre (a regañadientes eso sí) y se irá a la cama. No obstante, parece que el destino tiene otros planes, y una especie de glitch aparece en su televisor. Rad intenta solucionarlo, pero… ¡Es absorbido por la pantalla!. ¿Nunca habíamos visto una premisa parecida verdad?.
Rad despertará en el Mundo Uno, un nombre de lo más original y conocerá a Dusty en “persona”. La consola ha cobrado vida, y le explica los problemas a los que se está enfrentando el mundo del juego. Sus habitantes se están convirtiendo en Berserkers y el Árbol Anciano está en peligro.
Antes de embarcarnos en esta aventura Dusty nos hará un regalo precioso; nuestra ametralladora. “Esta cosa es enorme, justo como a mi me gusta”, una vez más, el tono del juego queda claro en sus primeros compases.
El argumento no tiene más, tendremos que viajar a lo largo del mundo hasta llegar a nuestra meta, enfrentándonos en el camino a distintas y peliagudas condiciones.
Divertido y difícil
En el apartado jugable Rad Rodgers vuelve a mostrar un regusto a la escuela clásica que sin duda puede ser el reclamo más importante para algunos jugadores. El juego se distribuye en varios niveles aislados que tendremos que completar sucesivamente hasta llegar al final del mismo. En dichos niveles, la acción se desarrolla en “scroll lateral” y pongo estas comillas porque el juego juega, y mucho, con la verticalidad de los escenarios.
El objetivo principal de cada nivel es el de buscar las cuatro “piezas de Chunk”, fragmentos de un círculo que actuará como llave del nivel, y sin la cual no podremos seguir avanzando. En nuestra exploración en busca de estas piezas nos enfrentaremos a decenas y decenas de enemigos, la mayoría de los cuales solo son dianas portátiles en un principio. No será hasta más avanzado el juego cuando empezaremos a encontrarnos con contrincantes mucho más peligrosos; los juggernauts. Estos enemigos tienen varios diseños; uno nos atacará con lanzas a distancia a una velocidad de vértigo, otro saltará sobre nosotros para darnos de guantazos, otro se esconderá en una concha y lanzará pinchos en varias direcciones…
Para conseguir liquidar a estas amenazas contamos con nuestra ametralladora, que podremos mejorar con clásicos power ups. Además, Dusty siempre nos acompañará en nuestra aventura, y además de hacer comentarios subidos de tono podrá golpear cuerpo a cuerpo con un ataque devastador.
Para el carro y piensa un poco
Los jefes, sin embargo, harán que dejemos de aporrear el botón de disparo y nos paremos a pensar, pues tendremos que encontrar sus debilidades y aprovecharnos de ellas. Cada jefe será una especie de puzle, que tendremos que resolver (aunque eso sí, a base de tortas).
Pero no todo es muerte, destrucción y sangre en el juego. Los niveles también se basan en el plataformeo, obligándonos a calcular nuestros saltos y a pensar nuestros pasos. Todo sea dicho, las plataformas en Rad Rodgers están muy bien ejecutadas, sintiéndose en la mayoría de momentos muy satisfactorias.
Además, los niveles estarán repletos de coleccionables de varios tipos; tendremos el % de enemigos eliminados, las gemas, las zonas secretas y los lionzords (un objeto único de cada nivel y que estará escondido en las zonas más inaccesibles).
Para amenizar más nuestro avance, entre niveles clásicos tendremos otro tipo de niveles, más cortos y de desarrollos más variados. En uno por ejemplo tendremos que jugar al pinball, consiguiendo diferentes premios según nuestras puntuaciones. En otro iremos ascendiendo verticalmente con un pogo-jump, perseguidos desde abajo por el agua. Todo esto se agradece, pues la verdad es que los niveles resultan extrañamente monótonos y repetitivos comparados unos con otros.
Además, es necesario mencionar la dificultad, pues como buen juego ambientado en la época de los 90 Rad Rodgers es muy exigente. De hecho, en algunas situaciones, el juego traspasa la fina línea de la dificultad justa, dándose situaciones tremendamente frustrantes. Esta característica, unida a la escasez natural de “vidas” hacen que en muchas ocasiones nos encontremos repitiendo y repitiendo algunas áreas.
Rated +18
Una de las cosas que más divertido hacen el avanzar es el tono del juego. Los enemigos explotan en nubes de sangre, y Dusty siempre tiene algún comentario ácido, sarcástico o malsonante para soltar. Además, en los escenarios nos encontraremos con algunos de los habitantes del juego que aún no han sido corrompidos y que nos deleitarán con las mejores líneas de diálogo de esta experiencia. Todas estas conversaciones están repletas de palabrotas, humor negro o comentarios malsonantes, pero en cierto momento del juego comenzarán a repetirse, lo que realmente es una pena.
Un apartado artístico muy cuidado y colorido
El juego, en su apartado gráfico, es realmente resultón. Los colores vivos y los escenarios vistosos están a la orden del día, haciendo que avanzar por ellos sea una gozada visual. La pega en cuanto a este apartado es, una vez más, la monotonía. Los mapeados son extremadamente parecidos entre sí, dando lugar a veces a un efecto deja-vu bastante aburrido.
Las partículas y los efectos de los diferentes power up son algo realmente maravilloso. Algunas veces me he encontrado a mi mismo cogiendo una de estas mejoras solo porque sus efectos eran una gozada.
La versión de Switch pierde bastante resolución en portátil, difuminando contornos y texturas, haciendo que la comparativa con las otras plataformas sea una batalla a medio perder.
El diseño de enemigos y personajes tampoco es nada del otro mundo, repitiéndose una vez más demasiados patrones.
En cuanto a la banda sonora esta se presenta bastante correcta. Sin embargo, la cantidad de explosiones, comentarios y efectos que inundan los niveles hacen de la música algo que queda totalmente relegado a un segundo plano. Mención especial merece la voz de Dusty, siendo el doblaje de un personaje tan mítico como Duke Nukem (que por cierto, hará un cameo en forma de personaje jugable).
Conclusión
Rad Rodgers Radical Edition es una experiencia divertida, con un toque clásico tan marcado que sin duda hará las delicias de los fans del género.
A pesar de su apartado artístico, bonito, colorido y cartoon, el juego no es para todos los públicos, basando gran parte de su encanto y gracia en comentarios subidos de tono y bromas de humor negro.
Una jugabilidad encantadora ahogada por una niebla de monotonía y repetición que puede ser su peor enemigo. La dificultad, ajustándose a los estándares de los juegos de los noventa, es muy ajustada, llegando a ser bastante injusto en según que momentos.
Si buscáis tiros, plataformas, y unos compañeros de los mas irreverentes y alocados, Rad Rodgers os recibirá con los brazos abiertos.