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Uno de los problemas que se achacó al primer lanzamiento de la franquicia Tennis World Tour fue el de la falta de contenido de lanzamiento, donde se tuvo que esperar un tiempo incluso para jugar la modalidad de dobles. Pues bien, con un primer vistazo nos damos cuenta que esto es algo que se ha tratado de paliar sí o sí, ya que se ha pasado de un roster de 27 jugadores a uno de 38, en un esfuerzo loable por incorporar, campeón y maestro don Rafael Nadal aparte, un mayor número de jugadores de la ATP y jugadoras de la WTA. También hay que señalar positivamente el razonable número de pistas que se han integrado, y que podrán aumentarse aún más con contenido descargable.
Dentro de los modos para un jugador, volvemos a encontrar un Modo Carrera en el que crear a nuestro jugador al gusto, mejorando sus atributos, obteniendo contratos, haciéndole participar en eventos y torneos o controlando su cansancio, en una variante que nos hará emplearnos a fondo y que goza de una profundidad lo suficientemente interesante para que gastemos un puñado de horas tratando de subir a lo más alto del ránking. Más allá de este modo principal también podremos disfrutar de los torneos (donde se han añadido vía DLC de pago grandes clásicos como Roland Garros) y los partidos de exhibición, con un máximo de 4 jugadores simultáneos si optamos por el doble. En otra nueva característica, se ha añadido una modalidad de juego que es bastante conocida entre los aficionados al tenis, Tie Break Tens, que proporciona durabilidad extra a una oferta de modos ya de por sí duradera pese a lo escueto de las opciones para elegir, y que consiste en partidos rápidos a 10 puntos sin sets ni juegos.
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En cuanto a la vertiente online, no hemos podido disfrutar de ninguna partida en el período de tiempo que hemos dispuesto para realizar el análisis, pero sí que podemos asegurar que, al menos a nivel de menús, se ha hecho una apuesta clara por el mundo eSports, al dotar de opciones de clasificación y ligas ordenadas por nivel en lo que partidas igualadas se refiere lo que, si la comunidad así lo quiere, aumentará el valor del juego prolongando su vida útil.
Realismo de timing difuso
No cabe ninguna duda de que Tennis World Tour 2 apuesta por simular, o intentarlo, las sensaciones en la pista, alejándose en todo momento de otros juegos de corte más arcade. Para ello, empleando los 4 tipos de golpe que se usan en el tenis de forma habitual (plano, liftado, cortado y “globo”), basa su jugabilidad en un esquema de tiempos de golpeo que medirá el timing, valga la redundancia, con el que pulsamos cada uno de los botones. Así, se establecen categorías de calidad de nuestros impactos, desde muy temprana a muy tardía, lo que repercutirá en si mantenemos la pelota en los límites o la mandamos fuera o a la red.
El sistema casa perfectamente con la idea, y sería una muy buena manera de representar el juego si la línea que separa un golpe ganador de uno que se va a la grada no fuera tan difusa. No exagero si digo que antes de comentar el juego en este análisis hemos probado a repetir el mismo golpeo, contra el mismo rival y en situaciones similares, resultando que en algunas ocasiones el nombrado tempo era perfecto, y en otras muy lento, consiguiendo que la experiencia no resulte tan satisfactoria como el plantemiento habría conseguido de haberse implementado bien.
Otro elemento que chirría un poco es que las distintas superficies no modifican con demasiada profundidad el comportamiento de la pelota, lo que en pleno 2020 es algo que, desde nuestro punto de vista, debería revisarse. No debería ocurrir que en pistas de césped y tierra batida el intercambio de golpeos tenga prácticamente el mismo número de impactos. Puede parecer una tontería, pero esto provoca que, en pistas donde deberíamos jugar a servicio y volea, todo se resuma en un choque “al fallo” sin casi posibilidad de encasquetar un winner, sobretodo a partir de ciertos niveles de dificultad.
Todo no podía ser negativo, claro está, y por eso debemos subrayar lo agradable tanto del sistema de cartas, que aporta profundidad al juego mejorando nuestras estadísticas o empeorando las de nuestro rival, como del sistema de stamina, que sí que afecta al desempeño del tenista, al contrario de lo comentado de las superficies en las canchas del título.
Puesta de largo
Otro de esos elementos a tener en cuenta en este Tennis World Tour 2 con respecto a su entrega anterior es el apartado gráfico. Sin llegar a impresionar, ahora los partidos lucen un poco más fluidos y llamativos gracias a la incorporación de un gran número de animaciones y a un aspecto general más pulido, aunque algunos detalles de las pistas dejen bastante que desear a las alturas que nos encontramos. Digamos que en movimiento y con la cámara de juego, luce colorido, resultón y lo que entra por los ojos no estropea la experiencia, sin embargo, cuando la cámara se acerca, algunos artefactos en los primeros planos o ciertos elementos de las pistas sí que nos sacan un poco de la misma. Con todo y como decimos, el esfuerzo con el lavado de cara es mejorable, pero aceptable.
Hablando de los menús e información en pantalla, encontramos austeridad pero funcionalidad, mostrando con claridad todos los datos que necesitamos conocer, aunque, como decimos, en un aspecto un tanto pobre. Para finalizar, en cuanto al apartado sonoro, se han dotado de bastantes efectos de sonido los partidos, lo que junto a los diferentes sonidos guturales tras los golpeos, comunicaciones del juez de silla o jaleos del público consiguen hacernos creer que estamos jugándonos los puntos, en un apartado que sin duda cumple con creces.
Conclusiones
La segunda entrega de la serie nos presenta un Tennis World Tour 2 al que, de nuevo, le faltan ciertos puntos para brillar dentro del panorama deportivo. Su vida útil, efectos de sonido y opciones de personalización con contenido desbloqueable in-game son sus mejores baluartes, y hacen recomendable darle una oportunidad siempre que sepamos que no vamos a encontrarnos un título demasiado brillante en lo visual y con decisiones en lo jugable que deberían haberse implementado de forma más coherente.