Massive Entertainment vuelve a la carga con una nueva entrega de The Division. Tras un debut con muchos problemas de contenido y numerosas quejas que el estudio ha recibido por parte de la comunidad, vuelven años después con una secuela de su videojuego de acción y disparos online en el que prometen haber aprendido de los errores del pasado y apuntalar más su fórmula para convertirse en el shooter looter definitivo.

 

La guerra por Washington

The Division 2 se sitúa cronológicamente siete meses después de los hechos que tuvieron lugar en el primer videojuego. Abandonamos las claustrofóbicas calles de Nueva York y nos trasladamos a Washington D.C., la que en otro momento fue la capital de una nación orgullosa y que hoy, tras la pandemia, se encuentra en plena guerra entre facciones que tienen como objetivo hacerse con su control.

Nosotros nos ponemos en la piel de un agente de The Division, y debemos colaborar con otros jugadores y supervivientes para evitar la completa caída de la capital en la anarquía y hacer frente a las facciones que amenazan lo poco que queda en pie de una sociedad colapsada por el virus.

La historia no cuenta nada demasiado épico ni interesante, ni nos ofrece momentos que destaquen sobremanera. Se sigue con interés durante sus casi 40 horas, y aunque puede resultar un tanto repetitiva no podríamos decir que moleste. La misma se desarrolla sobretodo mediante diálogos, pero también nos ofrece alguna que otra cinemática puntual que viene a colaborar a la hora de desarrollar la trama.

 

El mejor shooter looter de Ubisoft

Al hablar del género shooter looter, no queda otra que reconocer a The Division como uno de los grandes representantes del mismo en la actualidad. Tras una primera entrega que para muchos fue algo floja en cuanto a lo que contenido se refiere, The Division 2 vuelve a la carga con un más y mejor de manual.

Si hablamos de la saga The Division, hablamos de un shooter en tercera persona con coberturas en el que la progresión a través del loot es un factor vital. Una rueda constante que te lleva a jugar una y otra vez para conseguir mejor equipo, y mejorar a nuestro personaje de cara a los nuevos desafíos que puedan surgir.

Las misiones principales están bien cuidadas, y los escenarios que recorremos están perfectamente diseñados. De hecho, el diseño de niveles en líneas generales es muy bueno y nos llevará a visitar museos, alcantarillas e incluso algún plató de televisión.

Existen también otras actividades diseminadas por el mapa, unas son misiones secundarias, que son algo más sencillas que las principales, pero igualmente entretenidas y, aunque no son obligatorias, si son una fuente de experiencia nada despreciable y sobretodo de equipo para mejorar a nuestro agente.

Existen también otros eventos a lo largo del mundo como los puestos de control y otros que pueden ir surgiendo mientras jugamos, la mayoría relacionados con ayudar a otros agentes de The Division o a milicianos.

En cuanto al mapa, conviene recordar la Casa Blanca, lo que podríamos llamar centro neurálgico. Allí se harán la mayoría de las cosas con las que editar o desarrollar a nuestro agente. En ese icónico edificio se encuentra el Intendente, un personaje cuya función principal en el juego es vital, es el que nos permite desbloquear una de las 8 habilidades que tendremos disponibles.

Estas se desbloquean gracias a los puntos de habilidad que se nos otorgan al subir de nivel, y entre las que se encuentran el escáner de pulsos, la torreta, el enjambre, el lanzaquímicos, la libélula, la mina rastreadora, el dron y el escudo. Cada una de estas se puede mejorar utilizando unos objetos llamados “Tecnología SHD” que permite mejorarlas, y que también sirve a su vez para obtener ventajas.

Las ventajas no son sino una suerte de habilidades pasivas que mejoran nuestras aptitudes como agente, ya sea ampliando la capacidad de almacenamiento, la obtención de mayor cantidad de experiencia u otras cosas que dejaremos que descubráis por vosotros mismos.

La tecnología SHD se obtiene de distintas formas, ya sea terminando misiones, como en unos cofres que se pueden encontrar por el mapa y que de normalmente se encuentran protegidos por alguna de las facciones rivales.

En cuanto a personaje, debemos recalcar que es personalizable. Al principio de la partida se nos permite elegir entre diferentes opciones para crear un PJ a nuestro gusto. Las opciones son bastante variadas, e incluso generosas en cuanto a cantidad, pero se echan en falta algunas cosas que podrían haber venido bien al videojuego y hacerlo todavía más completo.

Durante la partida podemos equiparnos hasta 3 armas diferentes. Dos de los huecos pueden ser ocupados por un par de armas a nuestra elección entre la amplia selección de rifles, fusiles, subfusiles o escopetas entre otras, mientras que la última queda siempre reservada para un arma corta, ya sea una pistola o una escopeta recortada.

Los objetos que podemos obtener pueden ser de diversas rarezas, cada una de ellas diferenciada por un color, los blancos que son objetos comunes, los verdes poco comunes, los azules objetos raros, lilas los objetos épicos y dorados los legendarios.

Los enemigos son algo más variados que lo visto en su primera entrega. Además, una cosa que me parece de agradecer es el nuevo punto de realismo que ofrece el videojuego en este sentido. ¿Os acordáis de las esponjas de balas de la primera entrega? Aquí vuelven, pero por lo menos se han currado una nueva apariencia, y los enemigos más resistentes van protegidos por una gran armadura que les cubre el cuerpo que nos dificulta sobremanera derrotarlos puesto que antes de hacerles morder el polvo necesitamos dispararle a una zona varias veces para romper sus defensas.

En cuanto a la zona oscura, en este videojuego vuelve a hacer acto de aparición. Para el que no sepa, la zona oscura es donde The Division cimienta su éxito, el lugar donde PVP y PVE se dan la mano para hacer un nuevo modo de juego con nuevas reglas.

En The Divison 2 la zona oscura se divide en tres, y en esas zonas es donde se consigue el equipo de más nivel del videojuego. Este modo tiene su propia progresión, por lo que casi lo podríamos tildar como un nuevo videojuego.

Al llegar al nivel 30, el máximo al que podemos llegar en The Division 2, es cuando se abre el videojuego, y donde de verdad se ve el esfuerzo de Massive por mejorar lo que tanto se criticó de su primera parte, el endgame.

Con el juego ya terminado y nuestro agente al nivel máximo, el videojuego pega un nuevo estirón en cuanto a contenido. El mapa se amplía, y aparecen nuevas zonas, pisos francos, etc.

Además, la personalización del personaje también se amplia con el sistema de especializaciones; una cuarta ranura que nos permite equiparnos con un lanzagranadas, una ballesta o un rifle francotirador pesado, cada una con su propio árbol de habilidades.

Destaca también la aparición de una nueva facción enemiga, los Black Tusk. Esta incorpora una serie de nuevas misiones o encargos y algunas unidades que no habíamos visto con anterioridad como los médicos de campo y drones, entre otras sorpresas.

 

Gráficos y sonido

En cuanto al apartado gráfico, The Division 2 no es ningún prodigio técnico ni lo necesita. Esta nueva ambientación más colorida que la de su predecesor, nos ofrece entornos espectacularmente bellos, más grandes, y algunos de los escenarios mejor diseñados que pudimos disfrutar nunca en un videojuego de este corte.

Destaca, pero esta vez para mal, el modelado de los personajes que, sin llegar a ser dramático, sí es el apartado más irregular del videojuego. Se queda muy lejos de lo que cabría esperar de un juego de 2019, y sobretodo las caras y algunas animaciones afean bastante el conjunto.

Tras lo visto en otros juegos recientes como Anthem, destacar lo bien que van los tiempos de carga en este juego. No es que no los haya, sino que están mejor disimulados. Por poner poner un ejemplo, al iniciar el título hay un gran tiempo de carga que sí es bastante largo, pero el resto del videojuego transcurre de manera ágil y amena, sin apenas interrupciones que nos estropeen la experiencia.

En cuanto al apartado sonoro poco hay que comentar. Los efectos de sonido de las armas lucen a un gran nivel, al igual que las voces que nos llegan perfecto castellano como los textos. No obstante, existe la posibilidad de cambiar las mismas para disfrutar el título en cualquiera de los otros idiomas en los está disponible.

Conclusión

Massive Entertainment vuelve nuevamente a intentarlo con la saga The Division. Tras una primera entrega que, pese a ser objetivamente buena, mostraba carencias sobretodo en cuanto a contenido que claramente se han ido subsanando en esta secuela.

La trama ofrece 40 horas de juego en las que no se nos cuenta nada que no hayamos visto, ni que podamos definir como algo relevante en el videojuego. La importancia que tiene es casi residual, y en ningún momento se esfuerza por demostrarnos lo contrario.

En el plano jugable repiten las bondades que lo han llevado hasta aquí. Un shooter en tercera persona con coberturas donde el realizar actividades una y otra vez para ir mejorando equipo es la principal finalidad del videojuego.

Las bases siguen intactas, pero el endgame si ha recibido un plus de contenido en forma de nuevas actividades, el sistema de especialización, además de una nueva facción que amplían algo más las horas de juego tras finalizar la trama principal.

Gráficamente no destaca. Si bien es cierto que el diseño de los escenarios es en algunos casos sublime, no podemos dejar de mencionar un diseño de personajes que se ha quedado anticuado y que está lejos de lo que cabe esperar en pleno 2019 de un triple A.

En líneas generales The Division 2 no reinventa nada. Sí mejora y pule una fórmula exitosa con acierto, y mejora sobremanera el punto débil de la anterior entrega hasta convertirlo en un videojuego redondo. Sin duda, lo nuevo de Ubisoft no estará entre los mejores videojuegos del año, pero gustará a los que disfrutaron de su primera entrega y ofrecerá un buen puñado de horas a quienes busquen un looter shooter.