Para quienes no conozcáis El Ciclo del Inquisidor (y no os culpo por no hacerlo), esta se trata de una aclamada franquicia de libros escrita por Jacek Piekara que se ambienta en una de las versiones alternativas de la tierra más curiosas que jamás he visto en cualquier novela: Jesucristo no solo no murió en la cruz, si no que se bajó de esta y decidió castigar al mundo por sus pecados. El tiempo pasa, y el cristianismo evoluciona hasta convertirse en la religión dominante del mundo… Un poco como hoy en día, pero con una ultraviolencia desmedida digna de las dictaduras más fieras. Jesús es ahora un Dios-Emperador, y domina todo el planeta bajo la vigilancia constante de sus segundos al mando, los temibles Inquisidores. Las novelas siguen precisamente a uno de estos inquisidores, el novato Mordimer Madderdin, quien es también el protagonista del videojuego del que hoy vengo a hablaros. El estudio independiente The Dust toma el mismo papel que en su día tomó CD Projekt Red para realizar una adaptación fiel, original y con un presupuesto reducido de una serie de novelas creativas, ambiciosas y absolutamente originales. Si bien el juego ya salió a la venta hace un par de meses, hoy lo analizo aprovechando el lanzamiento de la edición Digital Deluxe, lanzada en formato físico en PS5 y Xbox Series X/S, en la que se incluye el juego completo, el atuendo de Gran Maestro, el compendio digital y la banda sonora original. Sin duda, es la ocasión perfecta para lanzarse a conocer este universo, pero… ¿Está el título a la altura de las novelas? ¡Veámoslo en el análisis completo, que podéis leer a continuación!
Profeta en tierra de nadie
Como os comentaba anteriormente, la historia de The Inquisitor nos pone en los pies del recién graduado Mordimer Madderdin, un joven Inquisidor que deberá juzgar con sus propios ojos si la moralidad regente en la religión cristiana funciona, es decir… ¿Es justo castigar con extrema violencia a quienes obran mal, por muy pequeño que sea su pecado? ¿Merece la pena la venganza? Esto lo irá comprobando mientras entra en contacto con los habitantes de la enorme ciudad de Koenigstein y mientras cumple con la misión que le ha sido encomendada por sus superiores: dar caza a un peligroso y astuto vampiro. El bueno de Mordimer no solo tendrá que explorar hasta el último recoveco de la ciudad, si no que también tendrá que investigar a través de una dimensión alternativa conocida únicamente como “No-Mundo”, en donde los peligros se muestran de forma más directa. La herencia literaria es evidente desde el primer minuto, tratándose así de un juego que otorga un papel principal a la narrativa. Como buena aventura lineal con toques detectivescos, tendremos que hablar con todas las personas que se crucen en nuestro camino, indagando en sus vidas, sus actividades, y usando tanto la sinceridad como el engaño para alcanzar la verdad, la redención… O incluso la venganza. La decisión siempre está en manos del jugador, siendo la toma de decisiones uno de los pilares cruciales sobre los que se construye la obra.
En líneas generales, he de decir que el apartado narrativo me ha parecido de lejos lo mejor de todo el título. La historia principal resulta interesante y adictiva desde los primeros compases de la aventura, presentando además tanto a un personaje principal carismático y dinámico como a un elenco de secundarios memorables. El toque detectivesco, mezclado con el tono distópico y dictatorial que pocas veces se ha visto en cualquier otro videojuego, casan a la perfección y permiten disfrutar de una obra que mantiene al jugador en vilo. La ciudad de Koenigstein está realmente bien recreada, contando con un sorprendente nivel de detalle que nos permite ahondar bastante en su trasfondo. Quizá el juego no profundice tanto en ciertos aspectos como las novelas, pero no cabe duda alguna de que se alza como un genial acercamiento al universo literario de Jacek Piekara. Además, me agrada poder deciros que el título ha aterrizado en nuestro territorio haciendo gala de una excelente traducción al español, siendo la primera vez que podemos disfrutar en nuestra lengua una obra derivada del Ciclo del Inquisidor.
Viajando entre mundos con la fe como motor
Si en lo narrativo nos encontramos ante una obra compleja y plagada de reflexiones filosóficas y sociales, siendo superior a la media de juegos con una fuerte carga narrativa, es en lo jugable donde nos damos de bruces con la realidad: al igual que ocurría con el primer The Witcher, el título de The Dust es un quiero y no puedo. Los problemas de presupuesto y de experiencia por parte del estudio condicionan al título, presentando un esquema jugable algo limitado que no termina de cuajar. Para que os hagáis una idea, el título se divide en dos vertientes jugables: exploración e investigación en Koenigstein, y acción en “No-Mundo”. Si bien sus ramificaciones en los diálogos están bien llevadas y sus decisiones tienen consecuencias difíciles de encajar, se echa en falta una mayor variedad en las fases de investigación. A fin de cuentas, todo se limita a ir de un punto A hasta un punto B, hablar con varios personajes y conseguir ciertos objetos, realizando por el camino algún que otro rezo. Encontramos poca variedad jugable, y aunque el diseño de la ciudad es decente, no invita precisamente a perdernos por sus callejones. A esto hay que sumarle una movilidad algo tosca y una cámara algo defectuosa, que nos impide tener una visión clara del escenario. En el “No-Mundo” la cosa tampoco es que mejore, pues si bien se agradece la inclusión de un sistema de combate que aporta algo de variedad al conjunto, no deja de ser una idea un tanto sencilla que tiene muy poca profundidad. Al final, The Inquisitor se presenta como un juego de investigación bastante interesante en lo narrativo pero que flojea en su vertiente jugable, siendo esto derivado de la falta de presupuesto.
Y hablando de la falta de presupuesto… Donde más se nota esto es, por supuesto, en su apartado gráfico. Supongo que nadie esperaba que un juego basado en unas novelas polacas que no han salido de su país fuera un título que compitiera visualmente con titanes de la industria como The Last of Us, pero creo que eso no justifica que el título parezca a ratos un juego de la generación de PS3. Animaciones pobres, texturas mal trabajadas, efectos de iluminación mal ejecutados… A todas luces, nos encontramos ante un juego pobre en cuanto a trabajo visual. Y es una pena, porque el diseño artístico del que hace gala resulta sorprendente y original, ofreciendo un acercamiento al universo de las novelas que resulta fiel y memorable. Mejor queda el apartado sonoro, presentando un catálogo de canciones y melodías afines a la ambientación y que casan a la perfección con la historia. El doblaje también está bien llevado, destacando especialmente el trabajo de voz del protagonista.
Conclusión: Un quiero y no puedo
The Inquisitor es una propuesta interesante que, aunque busca trasladar de forma eficaz la serie de novelas, no termina de convertirse en una buena adaptación. Las buenas ideas están ahí, y no cabe duda que a nivel narrativo y sonoro el título cumple con creces, pero siento que la falta de presupuesto y de experiencia por parte del estudio han hecho que no se haya pulido su vertiente jugable y su apartado visual. Un título interesante que merece la pena por su narrativa y no tanto por su jugabilidad.
Antonio Gallardo
Normalmente escribiría algo profundo que contara más sobre mi... ¿Pero de verdad alguien lee esto? Bueno, en ese caso... Me gustan los videojuegos y el cine. A veces unos más que otros, ya sabéis como funciona. Si queréis saber más, solo tenéis que leer lo que escribo.