Me parece increíble poder comenzar a escribir esta crónica, ya que parece que fue ayer cuando tuvimos que comenzar una cuarentena a nivel mundial. Durante este período perdimos muchas cosas, y una de las que más echaba en falta personalmente era el poder visitar festivales y eventos de videojuegos. Durante la década pasada se potenció la llegada de estos a distintas partes del país, y mientras Madrid Games Week, Gamergy y Fun and Serious se coronaban como los eventos líderes dentro de sus propios sectores, Gamepolis se plantó como un evento de referencia en el sur de España, en donde se celebraba la industria del videojuego con un aire desenfadado y a medio camino entre la colaboración con grandes figuras del medio (como en la MGW) y la presencia de actividades y tiendas al más puro estilo de un Salón del Manga. Quizá esto fue lo que hizo que triunfara y se convirtiera en un evento de referencia tanto en Málaga como en Andalucía, lo que ha hecho que, incluso en alerta sanitaria internacional, se hayan seguido organizando actividades bajo la marca Gamepolis. Mientras que eventos como Barcelona Games World han acabado desapareciendo por diversas causas, Gamepolis se ha mantenido firme y ha conseguido, contra todo pronóstico, mejorar su contenido con respecto a ediciones anteriores.
Por supuesto, desde GaminGuardian no podíamos dejar a un lado la oportunidad de asistir al evento, y gracias a un pase de prensa acreditado por la propia organización del evento estuvimos visitándolo durante el pasado 21 de julio. Por suerte, ese día las nubes permitieron disfrutar de uno de los pocos días frescos de todo el verano, lo que hizo que fuera aún más agradable nuestro paso por el Palacio de Ferias y Congresos de Málaga (y por la playa, pero esa es otra historia). En este enorme centro se dispusieron dos pabellones enteros para dar cabida a toda clase de puestos de venta de productos, stands de videojuegos indie, zonas de torneos y demás actividades disponibles. Dejad que os diga que la climatización de la zona era bastante decente, y la organización era algo más coherente que la de ediciones previas… A pesar de que había grandes huecos desaprovechados que podían dar la sensación de estar algo vacíos, como ocurría en los pasillos o en el patio (aunque esto último se puede entender por el cambiante clima mediterráneo). ¿Y por qué comento que la organización era más coherente? Pues porque todo estaba bien localizado en base a tipos de actividades, teniendo los puestos de juego en una zona determinada, las zonas de compra en otro, y las actividades algo más diversas en otro. Fue un gustazo dar paseos por ambos pabellones, siendo lugares amplios y bien iluminados repletos de cosas que ver, títulos a los que jugar y figuras que comprar. Precisamente por la cantidad de cosas disponibles, he tomado la decisión de dividir la crónica en dos partes: la primera estará centrada en la susodicha organización y en las actividades generales, mientras que la segunda estará dedicada a ciertos juegos independientes que captaron mi atención y en una charla muy especial a la que pudimos asistir acerca de Blasphemous 2.
Volumen 1: Una visita al corazón del videojuego en Málaga
Desde el momento en el que llegamos a FYCMA, Gamepolis nos recibió de buena manera, demostrando un manejo excelente de las colas de asistentes al permitir una entrada rápida y organizada. A pesar de que esto no ocurrió con la recogida de los bonos VIP y de prensa (pues tardamos bastante en una fila más que reducida), lo cierto es que la organización brilló con fuerza al ofrecer un trabajo agradable y cercano, mucho más de lo que he podido observar en ediciones anteriores. Sinceramente, se nota la experiencia de 10 años organizando el mismo evento tanto en el trato con el público como en la interacción general. Junto al mostrador principal no solo pudimos recoger el tan ansiado pase (que he de decir que tiene el mejor diseño y acabado que he visto en los 10 años de evento), si no que también pudimos hacernos con unos simpatiquísimos gorros de Pikmin 4 (pues Nintendo era uno de los principales colaboradores del evento, y el juego salía ese mismo día) y con un detallado plano de todo el lugar, que es el que podéis ver a continuación:
Sin salir de la recepción encontramos un par de elementos que captaron mi atención de forma positiva, como es el caso de una exposición de fotografías de videojuegos (realmente espectacular, y una muestra preciosa de las posibilidades artísticas y visuales del medio) y del stand de la Asociación Española contra el Cáncer, ya que las chicas allí presentes nos atendieron de forma realmente simpática y nos demostraron, una vez más, que el videojuego puede ayudar a concienciar en relación a determinados temas que, en otros ambientes, podrían resultar algo tabú. Si bien es cierto que la localización de este stand me resultó algo alejada del resto de actividades, pudiendo incluso pasar desapercibida por muchos asistentes, lo cierto es que merecía la pena pararse un rato para conocer más sobre su mensaje y, de paso, participar en su simpático sorteo. La recepción cerraba con una enorme estatua de Hulk que, como si de un lienzo en blanco se tratara, permitía pintar cualquier cosa: desde muñecos de Among Us hasta personajes de Jojo’s Bizarre Adventure.
Pasando al patio central, como os comentaba antes esta era la zona que me había dejado algo más frío. Su enorme territorio permitía colocar escenarios amplios y toda clase de actividades (algo que sí que se había hecho en otras ediciones), pero en esta ocasión se optó por aprovechar los escasos espacios tapados por techo para colocar un par de photocalls de Nintendo y de Activision (que permitían sacar fotos simulando que éramos una funko de Spyro o de Crash Bandicoot), dos zonas de bares, un escueto escenario donde no había nadie en ningún momento del día (el público era escaso incluso durante las actuaciones, lo que es una pena debido a la calidad de artistas como Narcisound o Elesky) y un pequeño stand dedicado a la Sociedad Protectora de Animales y Plantas de Málaga, con quienes decidimos hacer una pequeña aportación económica. La variedad era interesante, pero os digo lo mismo de antes: el patio se dejó bastante abandonado, y se echaba en falta una mayor presencia de actividades y zonas, así como algo más de sombras en la zona central del patio para poder así aprovechar mejor el espacio.
Y ahora es momento de hablaros de los dos platos fuertes del evento, el motivo por el que la mayoría venían a pasar el día al FYCMA: el contenido de los pabellones 1 y 2, ya que en estos se reunieron la gran mayoría de las actividades disponibles no solo durante el primer día, si no también durante el resto. Sin lugar a dudas, el pabellón 1 era el que más atrapó la atención de los visitantes, y no es para menos: nada más entrar, una enorme zona dedicada a Nintendo Switch y a sus principales juegos exclusivos destacaba gracias a su excelente organización y a la gran variedad de títulos disponibles, entre los cuales se pueden destacar Nintendo Switch Sports, Pokémon Escarlata y Púrpura, Bayonetta Origins o Super Smash Bros. Ultimate. Sin embargo, la estrella absoluta de esta zona fue nada más y nada menos que Pikmin 4, el juego más reciente de la compañía que acaparó la atención de todo el mundo con una estrategia de marketing tan simpática como efectiva: junto a una decoración similar a un pequeño jardín, los colaboradores del evento regalaban gorras de plástico de Pikmin y semillas para plantar flores, un movimiento que personalmente me ha parecido excelente. Cabe destacar que la foto incluida no le hace justicia a la zona de Nintendo, puesto que solo se presenta una pequeña zona dedicada al modo Batalla Dandori de Pikmin.
Pero esto no era lo único que tenía el pabellón 1, pues frente a la zona de Nintendo se encontraba un enorme puesto de Genshikencs, una de las mejores tiendas de venta de armas basadas en videojuegos. No os voy a engañar; se me hicieron los ojos agua al observar la calidad de sus hojas, si bien no pude hacerme con ninguna de estas porque… Bueno, digamos que no podía permitírmelo. Tras la zona de Nintendo (que a partir de ahora utilizaremos como método para orientarnos en el Pabellón 1) se encontraba un espacio dedicado a la EVAD, la escuela de videojuegos de Málaga, donde se podían observar algunos proyectos en desarrollo y se podían informar los asistentes sobre los diversos cursos que el centro oferta. Una buena forma de atraer a posibles interesados en el noble arte del desarrollo del videojuego que estaba localizada en pleno centro, sin duda alguna. Tras esto encontramos una enorme zona de tiendas, cada cual más cara que la anterior. Vale, quizá no estoy siendo justo; las tiendas ofrecían una buena variedad de productos y con ofertas interesantes. Si tengo que destacar alguna, esa tiene que ser la de Héroes de Papel: la editorial sevillana tenía un pequeño espacio que brillaba con fuerza gracias a la calidad de sus publicaciones y a la presencia de ofertas especiales. Fue aquí donde pude hacer una de mis adquisiciones, una preciosa edición limitada del libro Abismos y Sinfonías: Los Cuentos de la Saga Tales Of (ya hablaremos otro día de esto, os lo prometo).
Por supuesto, en el pabellón 1 también se encontraba una zona dedicada a la presentación de charlas algo más profesionales y exposiciones (que fue donde se realizó el pequeño acto de inauguración), una zona dedicada a los estudios independientes (ya hablaremos de esto en la segunda parte), un enorme circuito de colchonetas ideal para los niños… Y los no tan niños, que sé de uno que se lo pasó pipa saltando y corriendo. También destacan una gran zona centrada en artistas independientes, que gozaba de un nivel altísimo gracias a la calidad de los susodichos artistas, y una zona amplia de escenarios dedicados al free-play de Smash Bros y Fifa y a los torneos profesionales de ambos juegos. La conclusión general de esta zona es que había un poco de todo, desde información didáctica hasta zonas de prueba de juegos, todo ello ordenado según el público objetivo. Las tiendas gozaron de un gran publico, si bien podía resultar algo confuso desplazarse entre ellas.
Y pasemos al pabellón 2, uno que es bastante más rápido de explicar… A pesar de que también estaba repleto de contenido. Sin embargo, esta era la zona más dedicada al ámbito de los e-sports, tal y como se podía observar gracias a sus tres escenarios y a su zona central de Pokémon, dominada por una figura gigantesca de un pikachu. Junto a esta se encontraban dos puestos en los que pasé más tiempo del que me gustaría admitir: uno de PlayStation, donde poder jugar a los principales exclusivos de la compañía (y donde poder hacer el gamba con la PS VR 2), y una tienda dedicada a los juegos retro y a títulos importados de Japón. Vi un Ni No Kuni original de DS y un Final Fantasy Tactics de PS1 que me hacían unos ojitos… Pero eh, que nada me sorprendió tanto como encontrar una zona con dos coches (un MBW y un Mini) en honor a los vehículos eléctricos y a los e-sports. No terminé de entender el por qué, pero eh, que son dos grandes coches.
Tampoco se le podían hacer ascos a las zonas de arcades y juegos retro, pues se dispusieron un buen número de máquinas recreativas (muchas de estas originales de Japón) para jugar en cualquier momento. Bueno, en cualquier momento no, pues la nula presencia de organizadores en esta zona hacía que fuera imposible poder jugar a nada. Quizá este es uno de los aspectos que más me decepcionó, y sinceramente espero que, de cara a futuras ediciones, se centren en cuidar el orden de juego y el tiempo que las personas pasan en cada máquina. Eso sí, he dejado lo mejor para el final, una actividad que no esperaba encontrar y que, sinceramente, me dejó fascinado. Junto a una cancha de baloncesto (si, yo también me sorprendí de primeras) se encontraba un pequeño estadio de fútbol donde se podían echar partidos… ¡Con coches teledirigidos! Vaya, que pudimos disfrutar de un par de partidos de Rocket League en la vida real, todo gracias a la presencia de Motor Match RC. Que divertida fue esta experiencia, de verdad, una de las más agradables sorpresas de todo el evento.
En definitiva, las sensaciones que me dejó la organización del evento fueron bastante positivas, demostrando que a pesar de los inconvenientes de los últimos años se ha trabajado por mejorar el nivel presentado hasta el momento. En mi humilde opinión, considero que esta ha sido una de las ediciones más entretenidas y variadas en contenido de la historia del evento, teniendo actividades y zonas perfectas para cualquier tipo de jugador. Quizá el precio de entrada resultaba algo caro, pero os aseguro que cada euro está bien amortizado. Dicho esto, aún queda lo más importante: los juegos indie, y ciertos detalles especiales que se trataron sobre Blasphemous 2, uno de los juegos más esperados del año. Pero eso, amigos míos, tendrá que esperar a la segunda parte de la crónica. ¡Hasta pronto!
Antonio Gallardo
Normalmente escribiría algo profundo que contara más sobre mi... ¿Pero de verdad alguien lee esto? Bueno, en ese caso... Me gustan los videojuegos y el cine. A veces unos más que otros, ya sabéis como funciona. Si queréis saber más, solo tenéis que leer lo que escribo.