Hace poco más de un año abrió sus puertas en Málaga OXO – Museo del Videojuego, el primer centro cultural del estilo presente en toda España. Parece mentira que, estando en pleno 2024, aún no tuviéramos una propuesta similar en nuestro país, motivo por el que tenemos que agradecer la enorme labor que está realizando Kaiju Group para dar un mayor impulso a la industria del videojuego en nuestro país a través de propuestas como esta.
A fin de cuentas, el equipo malagueño no solo se ha encargado de apoyar la creación de un museo 100% dedicado a la historia del videojuego, pues también ha colaborado en la realización de eventos tan multitudinarios y populares como Gamepolis, que tras la caída de la Madrid Games Week y la Barcelona Games World, ha pasado a convertirse en el evento de referencia en nuestro país.
El videojuego es a día de hoy el modelo artístico más popular y rentable, que goza de una salud excelente al mismo tiempo que mantiene una historia no tan conocida por el público general. A diferencia de otras manifestaciones artísticas, el videojuego no puede mostrarse simplemente a través de imágenes y videos, si no que debe contar con un toque de interacción para poder ser comprendido y disfrutado.
¿Podéis imaginaros el tener que comprender juegos tan sencillos como PAC-MAN o Space Invaders sin poder jugarlos, sólo viendo imágenes? ¿No se haría mucho más tedioso el conocer las primeras máquinas recreativas sin tener una a mano? Las mentes pensantes detrás de OXO – Museo del Videojuego han debido pensar en esto, motivo por el que nos encontramos con un museo 100% interactivo en el que todo puede (y debe) ser tocado.
Esta simple idea hace que OXO – Museo del Videojuego se convierta en una experiencia alternativa y original, en donde la historia no se observa, si no que se interactúa de forma directa con ella. Y dejad que os diga que si sabéis lo más mínimo sobre historia del videojuego vais a flipar de lo lindo con algunas de las cosas que tienen y con las que se pueden interactuar. Desde máquinas recreativas perdidas en el tiempo hasta reliquias excavadas en los rincones más recónditos de un desierto.
Porque sí, la industria del videojuego, a pesar de contar con una existencia muy breve, está plagada de toda clase de historias surrealistas que podrían dar para escribir cientos y cientos de libros… Y la mayoría de estas vais a poder conocerlas de primera mano en OXO – Museo del Videojuego.
A principios de año pude visitarlo gracias a una invitación de su equipo, y tras varios… Inconvenientes que han impedido la publicación inmediata de este artículo, hoy vengo a contaros qué tal está el museo y por qué deberíais ir planeando un pequeño viaje a la costa andaluza para, más allá de disfrutar de sus playas y del pescaito frito, hacer una pequeña parada en uno de los museos más divertidos jamás creados.
Localización y entrada
OXO – Museo del Videojuego se encuentra localizado en pleno centro de Málaga, a pocos pasos de su Catedral y a menos de cinco minutos de la costa. A pesar de que no resulta fácil encontrar aparcamiento, su localización es excelente tanto por lo fácil que resulta encontrarlo como por lo cerca que está de todo en la ciudad andaluza. El edificio es fácilmente reconocible, no solo por la publicidad presente si no por lo bien conservado que se conserva el exterior del edificio, uno de los que más modernos se ve de toda la zona.
Es curioso como, a pesar de parecer un entorno pequeño desde fuera, por dentro cuenta con una enorme cantidad de espacio aprovechada hasta el más mínimo hueco, teniendo en uso todas las plantas del edificio. Es más, cabe resaltar la terraza, donde se encuentra un excelente restaurante en donde merece la pena finalizar la visita. De ahí sale uno contento tanto por el contenido del museo como por la comida, os lo aseguro.
A diferencia de otros museos, a OXO – Museo del Videojuego no se puede acceder cuando uno quiera, si no que tiene que elegir un tramo horario concreto. Esto se debe a las particularidades que hacen único a este lugar, pues al poder interactuar con las obras y las exposiciones, las visitas suelen tardar más de lo que deberían en un recinto así. La duración de cada visita es de 1 hora y 30 minutos, tiempo suficiente para poder visitar las tres plantas e interactuar con la gran mayoría de videojuegos y consolas.
Quiero aprovechar para dar las gracias al equipo encargado de recibirnos, quienes nos ofrecieron un trato inmejorable y nos explicaron todo lo que necesitamos en todo momento. Su excelente servicio no solo se dio con nosotros, si no que el resto de visitantes también pudieron disfrutar de una asistencia inmejorable.
Desde la misma entrada a OXO – Museo del Videojuego ya podemos observar cuales son las claves del lugar. Imitando la ambientación de los míticos salones recreativos, nos encontramos ante un lugar oscuro en el que destacan las luces de neón y los focos, sumergiéndonos en una suerte de recinto futurista donde cada objeto cuenta una gran historia.
En la recepción encontramos, por ejemplo, una enorme estatua de Lee Sin, un photocall de Super Mario Bros., versiones originales de Baldur’s Gate y Tomb Raider, y consolas de todo tipo y color, así como la entrada a la maravillosa tienda de objetos, que presenta productos a un precio mucho más comprensible del que cualquiera podría esperar.
Tras una breve espera, la visita a OXO – Museo del Videojuego comenzó pasando a una sala oscura en donde se proyectaba un video presentación en una suerte de experiencia de realidad virtual que, si os soy sincero, no me terminó de convencer. El vídeo era corto y la idea llamativa, pero quizá es lo que menos engancha del conjunto.
Primera y segunda planta
Tras avanzar por sus coloridas escaleras, OXO – Museo del Videojuego ponía a nuestra disposición una enorme y deslumbrante variedad de máquinas recreativas, consolas y vitrinas plagadas de algunas de las reliquias más queridas de toda la industria: juegos en su versión original jamás vistos en occidente, consolas descatalogadas a los pocos meses de su lanzamiento, versiones limitadas de títulos lanzados a cuentagotas… Quizá en este sentido es donde más adquiere sentido la definición de museo del lugar, puesto que nos encontramos ante una fascinante colección de videojuegos, merchandising y elementos estéticos única en el mundo.
Lo mejor de todo, claro está, es que podíamos jugar a la mayoría de los títulos presentes. Jamás en mi vida había tenido el placer de poder, por ejemplo, completar los primeros mapas de Outrun en su versión arcade original, o de superar varias pantallas de Spyro haciendo uso de un mando de PlayStation 1 gigante, pero es que esa es la magia de OXO – Museo del Videojuego. El objetivo es conservar y poner al servicio de los usuarios el arte, y no cabe duda de que cumple con creces con su cometido.
¿Qué podría destacar de la enorme variedad de videojuegos presente en esta primera planta? Por ejemplo, podría decir que estuve realmente feliz de encontrarme con una copia original y en perfecto estado de mi amado Mother 2 para Super Famicom, así como disfruté como un enano siendo aniquilado por Goro en la máquina arcade de Mortal Kombat. Tampoco se me olvidará el haber podido disfrutar del primer Castlevania en versión arcade, una rareza que no esperaba encontrar. ¡Incluso encontré una réplica de la Buster Sword de Final Fantasy VII! Y hablando de Final Fantasy…
Cada varios meses, OXO – Museo del Videojuego utiliza su segunda planta para desarrollar exposiciones por tiempo limitadas centradas en temas concretos. Si bien actualmente la exposición disponible gira en torno al impacto de Dinamic (tema interesantísimo que os recomiendo enormemente investigar), en su momento la exposición que pude ver estaba centrada en Final Fantasy. Como buen fan de la franquicia, solo puedo deciros que lo que vi fue excepcional y maravilloso, presentando un sinfín de objetos únicos en el mundo que representaban a la perfección la importancia de la franquicia.
Desde videojuegos en su versión original hasta consolas modificadas y lanzadas de forma limitada, pasando por algunas de las mayores rarezas jamás vistas en el merchandising de la franquicia y hasta algunos de los artes conceptuales originales de las entregas principales… La exposición de Final Fantasy era un auténtico regalo a cualquier fanático, una reliquia inolvidable única en el mundo que celebraba la tan querida IP y su impacto en el mundo. ¡Vaya, si hasta tenían un balón de Blitzball! ¡Y la espada de Clive!
El nivel de detalle presente tanto en esta exposición como en la actual de Dinamic demuestra que OXO – Museo del Videojuego se preocupa por dar rienda suelta a eventos únicos, invitando a visitarlo cada pocos meses para encontrarnos con algo fresco, único y enormemente interesante. Además, junto a estas exposiciones se presenta una zona de “experimentación”, en donde podemos encontrar rarezas tan divertidas como un PAC-MAN esférico e interactivo, un arcade de Star Wars que simula la cabina y el movimiento de las naves, y una máquina VR con movimiento incluido. Un poco de todo para cerrar con broche de oro una experiencia increíble.
Conclusión: Un viaje que merece la pena
OXO – Museo del Videojuego se trata de una visita obligada para cualquier amante de los videojuegos, tanto por su enorme variedad de reliquias hasta por la gran cantidad de máquinas arcade y videojuegos disponibles para disfrutar. Quizá hace varios meses, cuando realicé la visita, os habría dicho que solo podéis disfrutar de una experiencia así en Málaga, pero estamos de enhorabuena: Kaiju Group ha anunciado la apertura de un nuevo museo en Madrid, por lo que la capital podrá disfrutar de otro centro tan o más diverso y dinámico como este.
Experiencias así demuestran tanto la calidad cultural del país como el enorme interés que existe en nuestras tierras por un arte tan importante como el videojuego, y solo podemos celebrar y apoyar propuestas como estas. ¡Larga vida al videojuego!
Antonio Gallardo
Normalmente escribiría algo profundo que contara más sobre mi... ¿Pero de verdad alguien lee esto? Bueno, en ese caso... Me gustan los videojuegos y el cine. A veces unos más que otros, ya sabéis como funciona. Si queréis saber más, solo tenéis que leer lo que escribo.