Además, este juego supone un hito dentro de la serie al regresar a la historia de Dragon Quest IV: Capítulos de los elegidos, presentando la historia detrás de Psaro, su gran antagonista y uno de los personajes más queridos por los jugadores. Quizá el regresar a una de las mejores entregas no sea casual: Square Enix necesita dar impulso en occidente a sus proyectos secundarios, y ahora que Dragon Quest es tendencia, ha llagado el momento de sacar a esta subserie del entorno portátil.
Y es que sí, Dragon Quest Monsters había estado recluida hasta el momento dentro de las consolas portátiles de Nintendo. Desarrollándose en paralelo a su gran rival, Pokémon, Monsters había logrado posicionarse en nuestro territorio como un RPG de nicho centrado en el grindeo, el humor y la obtención de nuevos y particulares monstruos. Aunque si historia no fuera tan importante como en otros JRPG, su cuidada fórmula jugable cautivó a cientos de jugadores.
Ahora, esta fórmula llega mejorada a PC, Android e iOS, rompiendo así la exclusividad del juego en Nintendo Switch, donde se lanzó el año pasado. Dragon Quest Monsters: El Príncipe Oscuro tiene una tarea difícil, que es ser un juego atrapante tanto para los jugadores nuevos como para los veteranos de la franquicia, y especialmente para los amantes de la cuarta entrega de la serie. ¿Estará a la altura de las expectativas? ¡Veámoslo en el análisis completo, que podéis leer a continuación!
Clasificando para hacernos con el puesto de Señor Oscuro
Tal y como os comentaba antes, la historia de Dragon Quest Monsters: El Príncipe Oscuro funciona como una interesante precuela de los acontecimientos narrados en Dragon Quest IV: Capítulos de los elegidos. Por supuesto, el protagonista es Psaro, un joven chico mestizo hijo de una humana y del rey de los monstruos, quien tras la muerte de su madre y la persecución de los humanos decide enfrentarse a su padre. Sin embargo, la fuerza del chico no es rival para la de su padre, usando este último una maldición para impedir que el joven pueda atacar a ningún monstruo.
Herido y maldito, el joven aterriza en Rosavilla, una pequeña aldea en donde es acogido con cariño por sus habitantes. Pasan los años, y tras defender en múltiples ocasiones la aldea de los ataques enemigos, los aldeanos deciden ayudar a Psaro en su cometido por volverse más fuerte para defender su hogar y derrotar al señor oscuro. ¿Cómo, os preguntaréis? Pues entrenándolo como domador de monstruos, por supuesto. Ya sabéis lo que dicen: si no puedes con tu enemigo, únete a él.
Nos encontramos, pues, con una historia simpática que parte de una premisa interesante pero que no termina de desarrollarse todo lo bien que debería. Es decir, a pesar de que Dragon Quest Monsters: El Príncipe Oscuro va presentando personajes secundarios agradables y entretenidos, ninguno goza de un desarrollo tan complejo como los que se podían ver en DQIV. El mundo está bien aprovechado, y sus diálogos son maravillosos, pero no cabe duda de que esperaba algo más de su historia.
Psaro resulta un personaje principal interesante y con el que es muy fácil empatizar, pero hay tanto «relleno» dentro de la historia que hace que, tras varias horas de juego, uno pierda el hilo de lo que se está contando. Sin duda, la historia resulta el apartado más flojo de todo el juego, manteniendo uno de los grandes problemas de la subserie Monsters.
Mención especial para la localización al castellano del juego, que sigue el ejemplo del resto de Dragon Quest localizados al adaptar de forma acertada toda clase de acentos, juegos de palabras y refranes. Un trabajo digno de mención que no hace más que sumar puntos al conjunto.
Haciendo de capturar monstruos todo un arte
A la hora de ponernos a los mandos de Dragon Quest Monsters: El Príncipe Oscuro nos encontramos con un JRPG de corte clásico en el que tendremos que alternar la exploración de amplios escenarios semiabiertos con combates contra las diversas especies de monstruos que se nos van presentando. Cabe destacar que se presentan una buena variedad de escenarios que gozan de un nivel de interacción más que notable.
Esta interacción varía en base a la estación en la que nos encontremos, cambiando estas cada cierto tiempo mientras exploramos. El sistema de estaciones se trata de una de las grandes novedades de esta entrega, invitando a explorar en profundidad los escenarios para descubrir todos los secretos que aparecen según la estación. Por ejemplo, mientras que en primavera podremos flotar con flores gigantes hasta lugares secretos, en invierno podremos atravesar lagos helados para alcanzar cuevas ocultas.
Su diseño de niveles y su exploración de escenarios resultan memorables, y lo mismo se puede decir de su sistema de combate. Así, se nos presenta un sistema por turnos que modifica levemente lo visto en las entregas principales al realizar ataques automáticos, pudiendo alterar esto mediante las órdenes. Es decir, si uno de nuestros monstruos tiene varios hechizos y ataques físicos, realizará lo que más se acerque a la orden que hayamos dado. Estas varían en apoyo, reducción de PM, ataque físico, defensa…
Quizá no sea el sistema de combate más profundo del género, pero sí que resulta muy dinámico y adictivo, lo que es ideal para sus largas secciones de grindeo. A fin de cuentas, este se trata de un juego centrado en subir de nivel, entrenar y mejorar a nuestros monstruos, algo que quizá pueda echar para atrás a algunos jugadores… A pesar de que este aspecto está mucho más pulido que en la mayoría de títulos del género. Mención especial a su enorme variedad de monstruos, encontrando más de 500 especies distintas.
No todo es perfecto, por supuesto. Dragon Quest Monsters: El Príncipe Oscuro peca no solo de tener una dificultad realmente elevada, si no también de presentar un ritmo pobre que abusa de la repetición de situaciones y dinámicas. No se trata del juego más diverso del mundo en cuanto a actividades por realizar, y quizá quienes no sean muy fans del género puedan verse agotados ante su fórmula.
Tampoco se puede decir que sea un portento gráfico, evidenciando el haber sido pensado para Switch a través de su reducido nivel de detalle en escenarios, sus irregulares texturas y sus pobres animaciones de salto y movimiento. Eso sí, los monstruos están realmente bien logrados y el diseño artístico de los escenarios y los personajes es, como de costumbre, del más alto nivel dentro del género.
Mención especial para su maravillosa banda sonora, que recupera temas de DQIV, y para su genial rendimiento técnico, que mejora enormemente el de Switch.
Conclusión: Un decente regreso a una de las mejores entregas de la serie
Dragon Quest Monsters: El Príncipe Oscuro quizá no sea el mejor JRPG que Square Enix haya lanzado en los últimos meses, pero no hay duda de que se trata de un juego muy completo que da lo que ofrece: un regreso nostálgico al mundo de Dragon Quest IV, un sistema de combate atrapante, una gran variedad de monstruos y un diseño de niveles realmente sólido. Sus problemas, vistos también en las otras entregas de la franquicia, evidencian que esta se trata de una obra de nicho. Si os gusta el grindeo y sois amantes de la serie, os encantará.
Antonio Gallardo
Normalmente escribiría algo profundo que contara más sobre mi... ¿Pero de verdad alguien lee esto? Bueno, en ese caso... Me gustan los videojuegos y el cine. A veces unos más que otros, ya sabéis como funciona. Si queréis saber más, solo tenéis que leer lo que escribo.