La gladiadora incansable que lucha por la libertad
La historia de Alina of the Arena se centra en, bueno, como su propio nombre indica, Alina, que se dedica a combatir incansablemente en la arena. Hasta aquí todo esperable, ¿verdad? De hecho, el título del juego condensa bastante bien la propuesta. ¿Hay algo más que explicar? Para ser honestos, la trama se basa únicamente en nuestra chica, su deseo de escalar a las grandes ligas para escapar de la vida de gladiador esclavizado y condenado a combatir sin descanso, y su férrea determinación de volver a levantarse cuando las cosas no salen bien y tiene que vengarse de los enemigos que han decidido obstaculizar sus sueños de libertad. Por lo tanto, al hacer gala de una narrativa tan restringida y directa, excusaréis que no me explaye mucho más en este apartado, pues a fin de cuentas merece la pena concentrarse especialmente en la parte jugable, que es la parte de la experiencia que realmente vale la pena.
De cartas y repetición va la cosa
Alina de la Arena se puede dividir en dos partes de similar importancia, como ya se comentaba al principio: deckbuilding y roguelike. Quizás, la mejor forma de hablar de este juego sea hacer algunas comparaciones con sus inspiraciones, como por ejemplo, Slay the Spire, del que claramente toma un puñado de ideas de la mejor manera posible, mezclando progresión roguelike con construcción de mazos. Pero el juego no se trata solo de ganar, ojo, pues a fin de cuentas estamos en un coliseo lleno de espectadores y hay que dar un buen espectáculo, ¿no? Y es que, en cierto modo se podría señalar que Alina no lucha sola: una gran mecánica del juego es que cada encuentro ocurre en una arena repleta y el favor de la multitud es importante. La multitud reaccionará positivamente ante giros llamativos e impresionantes arrojando dinero, objetos y armas a su gladiador favorito, y Alina tendrá más cartas para elegir si ofrece un buen espectáculo.
En cuanto a las cartas, podemos utilizar aquellas que otorgan poderes, acciones y efectos. Esto quiere decir que, dependiendo de cómo esté nuestra mano, podremos tener diferentes combinaciones de diferentes ataques, con diferentes efectos, así como defensas y otras cositas (generalmente cartas negativas, tampoco vamos a endulzar esto…) que persistirán hasta que derribemos al último competidor, o nos dirigimos a nuestra base. Alina of the Arena nos da acceso a una buena cantidad de cartas, las cuales están disponibles para todas las clases que nuestro personaje puede utilizar. Aunque los efectos pueden variar, saber qué combinación usar con qué especialización es fundamental para la victoria. Por ejemplo, la piromante Alina necesita tantas cartas como sea posible que prendan fuego en el suelo y sobre los enemigos. Después de todo, su pasiva gira en torno a esto, y cualquier otra cosa sería una pérdida de potencial.
Alina of the Arena presenta un combate por turnos, en el que tanto los enemigos como nuestra heroína se turnan. Al inicio de nuestro viaje podremos optar por gastar un punto de energía, que siempre empieza en tres (excepto cuando usemos cartas que aumenten el valor), para mover un hexágono. Cualquier acción más allá de eso, al principio, nos obliga a permanecer en el lugar. Este es un gran problema del juego, ya que el posicionamiento es clave en la mayoría de los encuentros y Alina se niega a caminar demasiado. Aunque tenemos cartas que mueven a la heroína, o no siempre aparecen o desperdician nuestra preciosa energía. En un juego donde los enemigos suelen golpear desde lejos, o hacernos caminar demasiado, este tipo de desventajas resulta muy frustrante. ¡Pero ojo! Pese a todo sigue siendo una experiencia divertida de jugar. Podemos crear builds realmente interesantes mezclando clases con cartas y equipos, que nos ayudan a obtener un poco más de ventaja. Por ejemplo, equipar espadas que nos hagan acertar en tres espacios a la vez, ballestas que aumenten el alcance, etc. Además, podemos ver las acciones que realizarán los enemigos antes de su turno, incluido permitirte desviar o lanzar un monstruo al ataque de otro.
Entre combates podremos seleccionar cartas que correspondan a eventos, nuevos combates, curaciones, cartas de compra o artículos en tiendas. Sólo necesitamos ganar cinco rondas para luchar contra el jefe, pero cuanto más dinero ganemos en la arena, mejor, pues accederemos a adquirir más opciones en cuanto a equipos o mejoras de cartas que ya poseamos. Es un punto estratégico. A pesar de los arrepentimientos, el ciclo del juego me pareció muy divertido y adictivo, aunque a veces frustrante. Cuando tuve mi clase en orden y las cartas correctas conmigo, la cosa funcionaba como la seda, pero cuando las estrellas no coincidían… bueno, ya sabes, ¿no?
Por último, siendo la jugabilidad de lo que vive esta propuesta, no puedo completar esta reseña sin comentar algo que a mi juicio tiene una importancia capital, y es que aquí se comete un error bastante extraño: Alina of the Arena tiene una de las peores adaptaciones de controles de PC a consolas que he tenido la suerte (o desgracia en este caso) que haya experimentado en mi vida. Lo cual es extraño, dado que es un género ya establecido, pero la transición es extraña y puede llevar un poco de tiempo comprender exactamente cómo funcionan. Por supuesto, esto no impide que el juego realmente funcione bien como experiencia, pero esta opacidad no deja de sentirse extraña desde los primeros compases. Por otro lado y siguiendo con los puntos algo más negativos, todas sus mecánicas están presentadas de forma ligera a través de texto y aprender cómo funcionan realmente será una experiencia de prueba y error, ya que el juego no cuenta con ningún tipo de tutorial para prepararte. Será necesario leer realmente la descripción de las cartas y comprender cómo funcionan en la práctica para poder avanzar en el juego. Esto, puede supone una dificultad en forma de barrera para más de un jugador.
Conclusión
Si bien es innegable que el juego tiene algún problema, especialmente en el tema de los controles de la consola, amén de una escasa variedad de enemigos, la jugabilidad es a la postre lo que más importa, por lo que aunque se vuelve un poco aburrido mirar siempre a los mismos enemigos en exactamente la misma arena, al final del día Alina of the Arena es un buen juego para los aficionados a los roguelike y deckbuildings que buscan una opción alejada de los títulos más conocidos que probablemente ya hayan tenido la ocasión de jugar. Puede que no tenga el éxito de Slay the Spire o Into the Breach , pero es un juego inmensamente competente en lo que se propone y resulta divertido durante unas buena cantidad de horas.
Kalas
Veterano en esto de escribir sobre videojuegos, pero un día me cansé y decidí fundar mi propia web. No soy amante de las marcas, sino de los buenos juegos, aunque Nintendo ha estado muy presente en mi infancia. Sobrevivo en mi lucha por convertirme en un especialista en Asia Oriental.