[Análisis] Bomb Rush Cyberfunk

Durante los últimos años se ha estado generando un fenómeno dentro de la industria del videojuego que me ha resultado fascinante, puesto que demuestra que esta es única dentro del ámbito de la creación artística. Este fenómeno, potenciado especialmente por el auge del desarrollo independiente, consiste en el regreso de ideas y conceptos que en su día no terminaron de funcionar económicamente bajo un nuevo nombre. Volverlo a intentar, pero bajo una capa de culto que otorga más interés a estos nuevos proyectos. Ejemplos de esto hay muchos, si bien no todos han conseguido triunfar entre crítica y público: Mighty Number 9, que buscaba ser una secuela espiritual de los Mega Man clásicos, fue un verdadero desastre que no estuvo a la altura de las expectativas ni de su creador, mientras que Bloodstained, una secuela espiritual de los Castlevania más RPG, sí que consiguió mantener un buen perfil. Que se haya dado luz verde a estos proyectos responde a la sencilla idea de que el tiempo pone a todos en su sitio, y muchos grandes juegos que en su día fueron dejados de lado han acabado obteniendo una buena acogida entre los jugadores con el pasar de los años. Curiosamente, muchos juegos que han regresado en forma de secuelas espirituales están íntimamente relacionados con SEGA.

La compañía del erizo azul tiene en su poder un catálogo de juegos clásicos gigantesco y fascinante, repleto de auténticas joyas atemporales que ningún jugador debería pasar por alto. Sean en 2D o en 3D, arcade o con un fuerte interés en su historia, sus títulos han acabado siendo considerados por merito propio como leyendas atemporales: Shenmue, Streets of Rage, Golden Axe, Crazy Taxi, Ristar, Comix Zone, Phantasy Star Online, Virtua Fighter… Y, por supuesto, Jet Set Radio, que a mi parecer es uno de los juegos más originales y divertidos que jamás ha producido la compañía japonesa. A fin de cuentas, ¿Qué otro juego te permite patinar mientras pintas las calles de la ciudad al ritmo de las canciones más funky? Ninguno, ya os lo digo yo. Sin embargo, durante los últimos años ha habido un estudio independiente que ha intentado adoptar el espíritu de esta IP para sus propios juegos. Este es el caso de Team Reptile, estudio holandés conocido especialmente por su labor en Lethal League Blaze, juego que apostaba por un estilo artístico y una banda sonora completamente herederos de Jet Set Radio. A nivel jugable se alejaba, eso sí, pero lo cierto es que su parecido con la serie de SEGA dio pie a que muchos jugadores fantasearan con la idea de una nueva entrega realizada por este equipo. Su deseo se cumplió a medias cuando, hace unos años, el estudio anunció el desarrollo de Bomb Rush Cyberfunk, un juego de plataformas centrado en la agilidad y el ámbito callejero que se presenta como una secuela espiritual de JSR. Tras un largo tiempo de espera, por fin tenemos en nuestras manos este nuevo título, por lo que solo queda preguntarnos si merece o no la pena, y si está a la altura de la serie en la que se inspira. Como viene siendo costumbre, veamos que tal está en el análisis completo, que podéis leer a continuación.

 

Colega, ¿dónde está mi cabeza?

La historia de Bomb Rush Cyberfunk nos traslada a la enorme urbe de Nueva Amsterdam, punto caliente de bandas callejeras armadas con toda clase de grafitis y monopatines, así como de policías armados hasta los dientes deseosos de atrapar a los miembros de dichas bandas. Las ideas y venidas de estos delincuentes son tan conocidas por todos que incluso han comenzado a surgir figuras legendarias, reconocidas por su gran agilidad y por la calidad de sus pintadas. Entre estos destaca Faux, uno de los tres grandes de la ciudad que recientemente fue encarcelado. Sin embargo, su encierro acaba pronto con la llegada de Tryce, un joven delincuente fundador de la banda Bomb Rush Cyberfunk quien le encuentra y le libera, todo con el objetivo de unir a sus filas a semejante leyenda. Pero el destino es incierto, y tan pronto como salen de la prisión, Faux pierde la cabeza al ser atacado por el misterioso DJ Cyber. ¿Es este el fin del mítico Faux? ¡Pues no, ya que Tryce consigue salvar el cuerpo incrustándole una cabeza robótica! Conocido ahora como Red, nuestro protagonista tendrá que abrirse paso entre las bandas de la ciudad para alcanzar a DJ Cyber y recuperar su cabeza. No hace falta que os lo diga, pero como podéis ver la trama es increíblemente alocada, presentando conceptos rupturistas que, aunque en otros juegos podrían ser algo excesivos, dentro del contexto de este título funcionan de escándalo. La construcción social de Nueva Ámsterdam y las diversas bandas que la pueblan es brillante, dando forma a un pequeño cosmos de corte callejero que brilla con fuerza por su creatividad y su personalidad. Sus personajes son sorprendentemente memorables, y aunque en las primeras horas de juego puedan parecer algo superficiales lo cierto es que la mayoría de secundarios acaban gozando de un genial desarrollo.

Eso sí, aunque los personajes y su construcción de mundo me hayan parecido ejemplares, considero que la historia es algo más floja de lo que cabría esperar. Muchos de los giros que esta ofrece resultan un tanto predecibles, y la mayor parte del tiempo estaremos realizando actividades secundarias para «rellenar» tiempo de juego. Así, la historia queda reducida a un apartado algo menor, y aunque no es para nada desechable (destacando especialmente la historia de Faux y los pintores legendarios, así como las secuencias de parkour onírico), sí que es cierto que me habría gustado encontrar algo más de desarrollo y un mejor ritmo. Su estructura es algo repetitiva, teniendo que estar constantemente realizando actividades similares en un mismo orden, y eso se acaba resintiendo tras varias horas de juego. Por otro lado, el título llega a nuestro territorio traducido al español, y el trabajo realizado en este ámbito resulta más que aceptable, si bien he podido encontrar algún que otro error de puntuación.

 

Un vehículo para cada estación del año

El plato fuerte de Bomb Rush Cyberfunk está en su jugabilidad, y no es para menos: pocos juegos ofrecen la posibilidad de manejar un skate, unos patines o una bicicleta mientras hacemos piruetas imposibles, pintamos grafitis y luchamos contra las supuestas fuerzas del orden. El juego de Team Reptile es el mejor simulador de punk moderno jamás realizado, estando al nivel de espectacularidad que su principal influencia, la ya citada Jet Set Radio. Al igual que en la serie de SEGA, el acercamiento a los deportes extremos es muy arcade, dando más importancia a la puntuación y al ritmo que a elementos tales como el equilibrio o la sincronización, lo que hace que sea un juego mucho más accesible y, por qué no decirlo, divertido que otros juegos de patinaje disponibles en el mercado. Si tuviera que asociar el título con un género, este sería el de las plataformas: tendremos que hacer uso de todos los trucos en nuestro arsenal para saltar de zona en zona, alcanzando así a nuestros rivales o los puntos de pintado. El control de los personajes es intuitivo y cómodo, siendo fácil de aprender y divertido de dominar, si bien habría disfrutado de una mayor diferenciación entre los distintos vehículos. Así, se controla igual a un personaje con patines que a un personaje con bicicleta, algo que limita las posibilidades del juego.

Por suerte, el diseño de niveles hace que en ningún momento nos aburramos o se nos haga repetitiva la propuesta: cada zona nueva irá presentando desafíos creativos que pondrán a prueba nuestra habilidad, recompensando así a los jugadores más curiosos con elementos desbloqueables y fases ocultas. Es un deleite el viajar por los distintos escenarios de Nueva Amsterdam mientras descubrimos nuevos grafitis, trucos y saltos, todo ello gracias al excelente control de los personajes. Eso sí, hay aquí un problema importante: el juego obliga a combatir en ciertos puntos de la historia, y lo cierto es que el sistema de combate resulta ser demasiado sencillo y limitado. Por este motivo, combatir se acaba convirtiendo en una experiencia tediosa que no aporta nada al producto final. Una mayor variedad de combos le habrían sentado de escándalo.

En cuanto al tratamiento visual del juego, cabe destacar que el objetivo del estudio era imitar el apartado gráfico de la época de Dreamcast y, más concretamente, de los Jet Set Radio. Esto se refleja en un uso del color llamativo y variado, así como en una texturas sencillas y muy limitadas que dan completamente el pego. Realmente parece que se trate de un juego de inicios del milenio, tanto para lo bueno como para lo malo: los tiempos de carga son demasiado largos, y hay alguna que otra caída de frames inexplicable. Por último, hay que hablar de la música, y solo os diré una cosa: es la mejor banda sonora que he escuchado en lo que llevamos de año.

 

Conclusión: A llenar de color la ciudad

Bomb Rush Cyberfunk es un excepcional heredero de Jet Set Radio, demostrando que la idea que dio forma a la franquicia de Sega puede seguir funcionando hoy en día tan bien como en su momento. Team Reptile no solo ha conseguido estar a la altura de las expectativas, si no que por el camino ha conseguido presentar una de las mejores bandas sonoras de los últimos años y un diseño de niveles sorprendente y creativo, lo que da forma a un juego que invita a explorar y descubrir cada rincón. No puedo no recomendar este juego, pues hayáis o no jugado a los Jet Set Radio estoy seguro que os convencerá.