
Bye Sweet Carole es una aventura narrativa y de terror producida por Chris Darril (autor de Remothered) y el estudio Little Sewing Machine. Inspirándose en el legado del cine animado clásico, el juego fusiona lo mágico y lo macabro a través de una estética completamente dibujada a mano y una jugabilidad híbrida que mezcla aventura gráfica, plataformas ligeros y puzles ingeniosos. En esta historia ambientada en la Inglaterra de principios del siglo XX, acompañamos a Lana Benton en su búsqueda de su mejor amiga Carole Simmons tras su misteriosa desaparición en el Bunny Hall orfanato, todo mientras explora un tenebroso cruce entre realidad y fantasía, feminismo y oscuridad sobrenatural.
Bye Sweet Carole
La historia de Bye Sweet Carole es una fábula oscura y conmovedora, ambientada en la Inglaterra de principios del siglo XX, marcada por las tensiones sociales y el trasfondo de desigualdad de género de la época. Lana Benton, una joven huérfana que ha perdido a su madre y a su única aliada, su amiga Carole Simmons, sobrevive a duras penas entre los muros hostiles de Bunny Hall, un orfanato tristemente célebre por su severidad y su ambiente casi gótico.
La vida de Lana cambia radicalmente el día que una carta perdida, llevada por el viento, la pone tras la pista de Carole, que ha desaparecido sin dejar rastro. Mientras busca respuestas, una cadena de sucesos extraños y terribles la sumerge en una aventura llena de enigmas, personajes ambiguos y terrores disfrazados de cuento infantil. Lana atraviesa pasillos sombríos, jardines desangelados y, guiada por la astucia y la esperanza, descubre el umbral hacia Corolla: un reino de fantasía donde convive la belleza onírica y la decadencia monstruosa.
En Corolla, los peligros toman forma de bestias y enemigos que parecen surgidos de las pesadillas, como la lechuza Velenia y el Sr. Kyn, ser supremo de las criaturas malignas, mientras los símbolos de la niñez (conejos, juguetes, cartas) se transforman en piezas clave de una mitología personal y colectiva. Lana también recupera la ayuda de Baesie, su amigo de la infancia, quien le revela que ella es en realidad la princesa olvidada de Corolla y que su destino está entrelazado con el del reino y la misteriosa Carole.

A lo largo del camino, la dualidad entre realidad y fantasía se hace cada vez más difusa. El relato alterna la crudeza de Bunny Hall, las humillaciones de las matronas y las burlas de las otras niñas, con la maravilla y el peligro de Corolla, convirtiendo la búsqueda en un viaje emocional, de autodescubrimiento y madurez. Lana enfrenta dilemas éticos, decisiones difíciles y pérdidas importantes, y la trama profundiza en las huellas del trauma, la nostalgia y el poder de la imaginación como formas de resistencia ante la opresión.

El argumento se apoya en el simbolismo, los giros inesperados y la ambigüedad, logrando que el desenlace permanezca abierto a la interpretación del jugador: no todo queda resuelto ni explicado, lo que refuerza el tono de fábula lúgubre, homenajeando tanto a la animación clásica como a los cuentos literarios de Dickens y Carroll. El viaje de Lana no sólo es el de una niña que busca a su amiga, sino también el de alguien que aprende a despedirse, afrontar el dolor y transformarse en protagonista de su propio cuento.
No seguir al conejo, sino ser el conejo
Bye Sweet Carole propone una estructura clásica de aventura 2D con exploración, puzles y momentos de terror interactivo, homenajeando la tradición de los Clock Tower originales y las aventuras gráficas de los 90, pero apostando por una mayor interacción directa que el típico point and click. El jugador controla a Lana Benton en desplazamientos laterales por escenarios dibujados a mano, donde la exploración pausada y la investigación de objetos y rincones es fundamental para progresar y descubrir secretos.

Durante la aventura, Lana debe resolver puzles ambientales que van desde la activación de mecanismos, combinaciones de objetos y rutas alternativas, hasta enigmas de deducción basados en pistas sutiles del entorno. Aunque la mayoría de los puzles son accesibles, algunos requieren mucha atención al detalle y creatividad, lo que fomenta el ingenio y la observación.
Además, en varios momentos el jugador debe enfrentarse a enemigos mediante dinámicas de sigilo: hay personajes y criaturas que persiguen a Lana y que no pueden ser derrotados, solo esquivados o eludidos mediante escondites y rutas alternativas. Las persecuciones y secciones de escape aportan tensión y refuerzan el carácter de survival horror, aunque pueden resultar frustrantes por la frecuente insistencia de los enemigos y por sistemas de IA que a veces se sienten “tramposos” o poco pulidos.

A partir de cierto punto, Lana desbloquea la habilidad de transformarse en conejo o controlar aliados como Baesie. Cada forma o personaje jugable aporta su propia mecánica: el conejo es ágil, salta y accede a zonas estrechas, pero es más vulnerable; Baesie puede interactuar con el entorno, realizar acciones únicas y soportar daños sin morir, a lo Wario Land. El diseño juega con la alternancia y la combinación de habilidades, exigiendo al jugador el uso estratégico de cada personaje para el avance en cada área, lo que aporta variedad y dinamismo al desarrollo.

El juego introducirá también elementos de plataformas muy sencillos y secuencias de Quick Time Events (QTE), donde pulsar botones en momentos clave puede determinar que Lana escape ilesa o acabe atrapada, desencadenando la muerte instantánea y el retorno al último punto de guardado. El sistema de guardado es lineal y manual: sólo permite un slot activo, lo que obliga a avanzar con cautela y refuerza la sensación de peligro y tensión en los momentos clave.
Aunque la jugabilidad de Bye Sweet Carole a veces se ve lastrada por controles algo rígidos y una interfaz invasiva, el diseño de niveles y mecánicas favorecen la experimentación, el ritmo pausado y la resolución ingeniosa, lo que convierte al título en una experiencia única para quienes valoran la exploración, la historia y el arte interactivo.

Un diseño «Disney»
El elemento más llamativo y diferenciador de Bye Sweet Carole es, sin duda, su acabado visual. Todas las animaciones del juego han sido cuidadosamente dibujadas a mano, fotograma a fotograma, siguiendo los estándares clásicos del cine de animación de los años 40 y 50, y evocando especialmente el aura nostálgica de las películas de Disney, Don Bluth o incluso los primeros largometrajes europeos animados.
En PS5, el juego luce con nitidez y vitalidad: la resolución y la estabilidad de la imagen en 4K destacan cada trazo, cada sombra y cada transición cromática del arte artesanal. Las animaciones transmiten una fluidez sorprendente, dotando a los personajes de expresividad tanto en las escenas jugables como en las cinemáticas. Cada escenario parece pintado con acuarelas, con fondos repletos de matices y detalles que invitan a detenerse a observar, mientras los efectos de iluminación, niebla, reflejos y sombras enfatizan el aire de cuento oscuro y melancólico que envuelve la historia.

El estilo “adorable pero siniestro” funciona en perfecta sintonía con los temas del juego: colores pasteles y escenarios oníricos comparten plano con secuencias llenas de tensión, muerte e imágenes inquietantes. Incluso las animaciones de muerte, si bien estilizadas, logran perturbar y reforzar la sensación de peligro de este cuento animado. Todo el despliegue gráfico se integra con gran soltura, aunque ocasionalmente algunos fondos sobrecargados pueden dificultar la distinción de objetos interactivos y ciertos planos acusan ligeros ajustes en la resolución o detalles menores en las animaciones, pero sin empañar el resultado global, que es sencillamente espectacular.
El apartado sonoro acompaña a la perfección este despliegue visual artesanal. La banda sonora, compuesta por Luca Balboni, opta por melodías melancólicas, coros infantiles y toques de piano y cuerda que crean una ambientación mágica y a la vez inquietante, casi propia de una película de los años 30. Las composiciones se ajustan dinámicamente a cada entorno, desde la calma de los jardines de Bunny Hall hasta la tensión de una persecución nocturna, y saben alternar el susurro con la explosión dramática sin caer en el exceso. Los efectos ambientales, como el crujido de puertas, los susurros, los gritos y el trabajo con el silencio, se emplean con astucia para construir suspense y sobresaltos genuinos.

El juego incluye un doblaje completo en inglés e italiano (con subtítulos precisos en español). La interpretación de la protagonista Lana (Elsie Lovelock en inglés), así como de Carole, el Sr. Kyn y la lechuza Velenia, es especialmente destacada y dota de alma y realismo a cada escena interactiva y a los flashbacks, logrando transmitir inocencia, angustia y vulnerabilidad a través del matiz de las voces. Cabe destacar el uso inteligente de pausas y silencios en los diálogos: hay momentos donde el silencio sobrecoge igual que una melodía oscura, y la combinación de ambos recursos musicales convierte la experiencia auditiva en un auténtico viaje de emociones.

Conclusión
Bye Sweet Carole es una joya visual y emocional que homenajea los cuentos animados clásicos y los survival horror de los 90. Su narrativa, arte y ambientación hacen de esta obra una experiencia única y digna de recomendar para amantes de la aventura, el terror artístico y la animación tradicional. Podéis conocer más sobre el juego en su web oficial.

Yukop_
He visto más animes de los que puedo recordar. Con un mando entre las manos desde que tengo uso de consciencia. Maestra y futura especialista en Asia Oriental. Tengo demasiados hobbies para el poco tiempo que tengo.