![[Análisis] Call of Duty Black Ops 7 [Análisis] Call of Duty Black Ops 7](https://gaminguardian.com/wp-content/uploads/2025/06/call-of-dyty-black-ops-7-800x450.webp)

La franquicia Call of Duty lleva años navegando en aguas turbulentas, atrapada en una crisis de identidad cada vez más evidente: ¿debe ser un servicio en vivo eterno, un escaparate de microtransacciones o mantener su tradicional prestigio de «blockbuster» anual? Tras la tibia recepción de Modern Warfare III y el divisivo Black Ops 6, la saga necesitaba un golpe de efecto para recuperar la confianza de su base de jugadores más fiel. Black Ops 7 llega precisamente en este punto de inflexión, cargando con la responsabilidad no solo de vender millones, sino de restaurar la fe en el sello de calidad de Treyarch.
Para lograrlo, el estudio ha decidido mirar hacia atrás para poder avanzar. Planteado como una secuela directa del adorado Black Ops II (ignorando deliberadamente tramas posteriores para retomar el hilo diez años después de la muerte de Raul Menendez, en 2035), el juego busca cerrar arcos narrativos que llevaban más de una década en el limbo. La promesa es tentadora: recuperar a personajes icónicos como David Mason y Frank Woods, resolver misterios canónicos y ofrecer un paquete de contenido masivo. El resultado final es una entrega robusta y llena de opciones que, sin embargo, tropieza con decisiones de diseño estructurales que alienarán a los jugadores más clásicos en favor de la experiencia conectada.
Campaña: Mejor acompañado que solo
La historia de Black Ops 7 nos pone en las botas de David «Section» Mason y su escuadrón «Specter One» para investigar una amenaza biológica de la corporación The Guild. Narrativamente, el juego toma riesgos interesantes al inclinarse hacia el horror psicológico: el uso de toxinas alucinógenas justifica secuencias oníricas donde enfrentamos traumas del pasado, monstruos y distorsiones de la realidad. Es un enfoque alocado que rompe con la seriedad militar habitual y permite niveles visualmente creativos, como islas flotantes o pesadillas psicodélicas.

El problema radica en la estructura. Esta campaña ha sido diseñada pensando casi exclusivamente en el cooperativo para cuatro jugadores. Si bien se puede jugar en solitario, la dificultad escala de forma agresiva, haciendo que los enemigos te abrumen con facilidad. Peor aún es la exigencia de conexión permanente: no puedes pausar la partida (incluso jugando solo) y el juego te expulsa si detecta inactividad, borrando tu progreso en la misión por la falta de puntos de control tradicionales. Es una decisión incomprensible que convierte la experiencia «single-player» en un trámite frustrante, salvado únicamente por los momentos de nostalgia bien ejecutados al reencontrarnos con viejos conocidos.
Endgame y Zombies: El salvavidas PvE
Donde el paquete gana enteros y justifica su precio es en su oferta cooperativa y de «Endgame». Tras completar la campaña, se desbloquea una experiencia totalmente nueva: un modo de extracción persistente en el mundo abierto de Avalon. Es una evolución directa del concepto DMZ o Modern Warfare Zombies, pero sin la aleatoriedad narrativa de antaño. Aquí, escuadrones de hasta 32 jugadores completan contratos variados (desde escoltas VIP hasta la caza de bienes robados) y eventos de mundo aleatorios para mejorar su «Combat Ranking». Aunque el mapa de Avalon tiene zonas vacías y visualmente puede sentirse algo genérico, el uso de gadgets como el gancho o los escudos burbuja añade dinamismo, y el ciclo de riesgo-recompensa (puedes perder tu equipo si no extraes a tiempo) da un sentido real a la progresión cruzada de armas y perfil.

Por su parte, el modo Zombies es un triunfo rotundo que reconciliará a los fans veteranos. El mapa de lanzamiento, «Ashes of the Damned», es una bestia gigantesca descrita como el sucesor espiritual del mítico Tranzit de Black Ops II. Es tan extenso que introduce vehículos personales, como la camioneta «Ol’ Tessie» equipada con torretas, para recorrer sus distritos. Lleno de Easter Eggs complejos para la comunidad y con el regreso del querido minijuego Dead Ops Arcade 4 para desconectar de la tensión, es posiblemente la vertiente más cuidada y divertida del lanzamiento, ofreciendo horas de caos arcade sin las pretensiones de seriedad de la campaña.
Multijugador: Refinamiento sobre revolución
En el terreno competitivo, Black Ops 7 opta por pulir la fórmula en lugar de reinventarla. El polémico «Omnimovement» introducido en la entrega anterior se ha ajustado significativamente; ya no es un festival de deslizamientos constantes, sino que se ha ralentizado para devolver el protagonismo al gunplay (manejo de armas) y al posicionamiento táctico. A esto se suman nuevas mecánicas de movilidad como el Wall Jump (salto de muro), que se integran con naturalidad para aportar verticalidad sin romper el ritmo «botas en el suelo». Aunque se echa de menos el clásico sistema «Pick 10», el armero (Gunsmith) sigue ofreciendo una personalización profunda, ahora con la posibilidad de compartir códigos de construcción con otros jugadores.

El lanzamiento llega con una batería de 16 mapas nuevos que, en general, funcionan muy bien: son coloridos, tienen carriles definidos y recuperan el estilo clásico de diseño de Treyarch, alejándose de los mapas laberínticos y con demasiadas ventanas de entregas recientes de Modern Warfare. Además, se percibe un esfuerzo real por relajar el estricto sistema de emparejamiento por habilidad (SBMM) en las listas casuales, lo que devuelve cierta variedad y diversión a las partidas públicas. Nuevos modos como Skirmish (20v20) añaden escala masiva, y Overload (6v6 con objetivos) refresca la rotación habitual, demostrando que el núcleo del juego sigue teniendo el disparo más satisfactorio del mercado.
Luces y sombras técnicas
En el plano visual, Black Ops 7 es una moneda de dos caras. La dirección artística, empujada por la temática de horror psicológico, nos regala algunos de los escenarios más creativos de la saga: desde islas flotantes en dimensiones oníricas hasta distorsiones psicodélicas de la realidad que rompen con la monotonía militar habitual. Los mapas multijugador también se benefician de esta apuesta, presentando entornos coloridos, futuristas y vibrantes que se alejan de los tonos grises y marrones de entregas anteriores. Además, la solidez del motor permite que todo se mueva con una fluidez envidiable, crucial para un shooter de este ritmo.

Sin embargo, la fidelidad gráfica pura parece haber tocado techo o incluso retrocedido en ciertos aspectos. Comparado con la nitidez casi fotorrealista de los últimos Modern Warfare, aquí la imagen se percibe a veces más suave y menos definida, con texturas en el mundo abierto de Avalon que recuerdan a un mapa de Warzone genérico de hace un par de años. Aunque los modelos de armas y personajes principales mantienen un nivel alto, los entornos secundarios y ciertos efectos de iluminación no terminan de impactar como debería hacerlo un «triple A» en 2025, dejando la sensación de que el motor gráfico empieza a pedir a gritos una renovación profunda.
Conclusión
Call of Duty: Black Ops 7 es, ante todo, un juego que refleja todas las tensiones de la saga en los últimos años: por un lado, un estudio que domina como pocos el diseño de shooters rápidos, con modos cooperativos y competitivos muy trabajados; por otro, una capa de decisiones de servicio en vivo que lastra especialmente a quien solo quiere sentarse y jugar una campaña a su ritmo. El resultado es una entrega profundamente entretenida cuando se juega con amigos (en Zombies, Endgame o multijugador tradicional), pero irregular y a veces frustrante cuando se afronta en solitario.
Desde el punto de vista del contenido, cuesta negar que Black Ops 7 es uno de los paquetes más generosos que ha tenido un lanzamiento reciente de la franquicia: campaña cooperativa, un modo Endgame de extracción con progresión persistente, un Zombies ambicioso como sucesor espiritual de Tranzit y un multijugador con buenos mapas, gunplay fino y ajustes de movimiento que corrigen excesos de entregas previas. Todo ello hace que, si tu objetivo principal es tener un “juego base” al que volver noche tras noche con tu grupo, Black Ops 7 cumpla con creces y justifique una nota alrededor del notable.
Sin embargo, esa nota no puede ser más alta porque el juego se dispara en el pie con algunas decisiones estructurales difíciles de defender en 2025: la campaña siempre online, sin pausa y con desconexiones por inactividad; el diseño de misiones abiertas en Avalon que se siente reciclado y poco inspirado; y un apartado visual que, aunque creativo en algunos niveles, empieza a acusar el desgaste del motor y a parecerse demasiado a otro mapa más de Warzone. A esto se suma una narrativa que, pese a tener ideas interesantes de horror psicológico y buenos momentos de reencuentro con personajes clásicos, no termina de cuajar en un arco realmente redondo.
Por todo ello, Call of Duty: Black Ops 7 se queda en una recomendación claramente condicionada por tu perfil como jugador. Si vienes buscando el mejor equilibrio reciente entre multijugador, Zombies y PvE cooperativo dentro de la subserie Black Ops, aquí hay un “must play” moderado que probablemente te dará meses de partida. Si, en cambio, lo que más valoras es una campaña cinematográfica tradicional, pausable, rejugable y disfrutable en solitario, conviene ajustar expectativas: hay momentos potentes y set pieces llamativos, pero también demasiada fricción como para hablar de un regreso triunfal en ese frente.

Kalas
Veterano en esto de escribir sobre videojuegos, pero un día me cansé y decidí fundar mi propia web. No soy amante de las marcas, sino de los buenos juegos, aunque Nintendo ha estado muy presente en mi infancia. Sobrevivo en mi lucha por convertirme en un especialista en Asia Oriental.
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