Una historia de traición en aguas gélidas
Para jugar The Pale Reach no es necesario haber completado el juego base, es decir, puedes explorar su historia y el área asociada desde cualquier momento que lo desees. Cuando hables con la mercader ambulante, esta te hablará de la fotógrafa, un nuevo personaje que con su bonita cámara se ha desplazado en barco hasta una nueva zona de hielo descubierta recientemente. Con esta información y una gran marca roja en la parte inferior del mapa, es fácil saber hacia dónde desplazarse. Así pues, timón en la mano y viento en popa a toda vela, la curiosidad nos llevará hacia esa zona del mapa en la que, amén de un edificio abandonado, estará esperándonos la mercader para darnos la bienvenida. ¿Y a continuación? Bueno, toca explorar la zona llena de bloques helados flotantes.
Nuestra primera misión consistirá en buscar las piezas de un antiguo rompehielos para que la mercader sea capaz de, una vez reunidas todas, ensamblarlas e instalarnos el artilugio en la parte delantera del barco para romper las pequeñas piezas de hielo que flotan sobre el mar y entorpecen nuestra libertad para navegarlo. Pero obviamente no estaremos solos, pues hay un agresivo narval que navega por este lugar, al igual que había otras grandes bestias ligadas a determinadas zonas en el juego base. Esquivarla y alimentarla para que desbloquee nuevos lugares rompiendo el hielo serán nuestras principales preocupaciones en relación con este ser. Por el camino, nuestro intrépido pescador descubrirá unos diarios de una antigua expedición que llegó a dicha zona varios años antes y que, en algún momento, se distanció de su actividad principal para interesarse por lo sobrenatural, una historia de traición y engaños que se materializa al charlar con varios miembros de la tripulación congelados en un bloque de hielo. Todo esto parece estar conectado con una gran bestia absurdamente imponente que reposa completamente congelada por los alrededores.
Después de conseguir el rompehielos y hablar con los pobres diablos que componían la tripulación ya mencionada, habrá que buscar una especie de picos especiales repartidos por las gélidas aguas para romperlos y liberarlos así de su presidio, obteniendo por el camino unos corazones gélidos. Además de darle algo de paz a esta gente atrapada en el tiempo, conseguiremos una nueva red muy útil. Dicho sea de paso, además del rompehielos, alguna caña y la red (todas ellas especialmente pensadas para la pesca en aguas gélidas), se añaden también unos bloques de hielo (previa búsqueda de un objeto necesario que, una vez dragado, habrá que darle a la mercader) que sirven para mantener el pescado fresco durante más tiempo, aunque con el tiempo se acabará derritiendo, por lo que si no vais a darle uso, mejor no llevéis el hielo encima. Novedades per se no hay demasiadas, salvo cuatro nuevos componentes y algunas especies más de peces y cangrejos, once según información oficial, por supuesto, con sus contrapartes oscuras.
Conclusión
The Pale Reach es una pequeña parada en un viaje marítimo para el recuerdo que, sin grandes ambiciones, pues no añade demasiado, sirve como excusa para volver a coger el timón y hacerse a la mar en uno de los mejores indies de este año. Sí, es una pena que pueda completarse en apenas una hora y que no agregue más contenido, pero también es cierto que está disponible a un precio bastante reducido (unos 6 euros, si no me falla la memoria), por lo que al menos la compañía ha sido consecuente con esto. Así pues, si disfrutaste del juego base y quieres explorar un pequeño paraje helado con un nuevo demonio que nada por sus aguas y una historia secundaria, bueno, The Pale Reach es para ti. Una suerte de aperitivo para abrir boca antes de la llegada de The Iron Rig que, esperemos, sea un DLC mucho más contundente y elaborado que esta breve parada en el camino.
Kalas
Veterano en esto de escribir sobre videojuegos, pero un día me cansé y decidí fundar mi propia web. No soy amante de las marcas, sino de los buenos juegos, aunque Nintendo ha estado muy presente en mi infancia. Sobrevivo en mi lucha por convertirme en un especialista en Asia Oriental.