[Análisis] Eternights

Nadie puede negar que Persona es uno de los casos de éxito más curiosos de este nuestro magnífico hobby, y es que, nacido como un spin-off de Shin Megami Tensei, se las ingenió para desplazar a su padre por completo y relegarlo a un rol secundario que estaba, en principio, destinado a Persona. No obstante y, si bien Persona 3 y Persona 4 gozaron de una amplia popularidad, no fue hasta la quinta entrega que la franquicia se consolidó y popularizó como un tremendo éxito de masas, hasta el nivel de abandonar PlayStation como casa única y exclusiva para, Persona 5 Royal mediante, terminar llegando a todas las plataformas. Por supuesto, el hecho de apostar por las traducciones a diversos idiomas extra con Royal, ayudó en gran medida a que un juego de fácilmente más de cien horas y con gran cantidad de texto, pues es parte del encanto de la serie, fuese más accesible para el gran público.

Un servidor, al igual que muchos otros, se dejó abrazar por los cálidos brazos de la obra de Atlus. Persona 5 Royal llegó en mitad de una pandemia, lo cual sirvió para darle un empujoncito, pues dedicarle el tiempo necesario a este título no habría sido fácil para muchos en condiciones normales, es decir, sin un confinamiento de por medio, habría sido complicado, pues la vida adulta es… bueno, complicada en muchos sentidos en este sistema capitalista brutal y despiadado. Así pues, cuando StudioSai dio a conocer Eternights, un videojuego descrito como ellos como inspirado en Persona, es decir, un videojuego con un sistema de calendario y un fuerte componente en las relaciones entre personajes hasta el nivel de fortalecerte e incluso poder llegar a enamorarte, lo tenía muy claro, estaba muy interesado en probar esta propuesta independiente desarrollada por un único hombre. Así pues, con un presupuesto ajustado y muchísimo amor y dedicación, Eternights ya está disponible en PlayStation 5, PlayStation 4 y PC. Hoy os quiero hablar sobre uno de los mejores videojuegos indies de este año. ¿Comenzamos?

 

El apocalipsis ya camina entre nosotros

Eternights comienza cuando nuestro buen amigo de toda la vida, Chani, nos insta a crear un perfil de citas en una de esas aplicaciones en línea que están tan de moda. Después de unas cuantas bromas entrambos sobre sus desatinos en el amor, es posible escoger entre algunas  opciones de diálogo, antes de que nuestro personaje ceda y se una al mundo de las citas en línea. Después de una rápida prueba de personalidad, somos emparejados con una joven peculiar que parece demasiado ansiosa por querer conocernos en persona, pero el destino tiene otro plan completamente diferente…Un día, de repente, el mundo se ha vuelto loco por completo. La mayor parte de la población ha mutado convirtiéndose en una suerte de monstruosidades violentas que están causando el caos por doquier, matando indiscriminadamente a aquellos que todavía son normales. Los pocos supervivientes que quedan, entre ellos nuestro protagonista, luchan por sobrevivir y gracias al destino, tanto este como su “broder” Chani consiguen llegar a un refugio subterráneo en el que, al menos durante un tiempo, gozan de una breve seguridad. Sin esperarlo, las puertas de seguridad se desbloquean y abren, saliendo nuestros dúo al exterior mientras recorren los túneles del metro hasta coincidir con Yuna, la famosa idol pop que también ha logrado sobrevivir y que será la primera compañera en unirse a este disfuncional y creciente grupo de jóvenes. Después de un encuentro algo traumático que deja a nuestro protagonista sin brazo, la diosa Lux cede parte de su poder al muchacho, haciéndole crecer un brillante brazo que le servirá a modo de espada para combatir a todos estos seres que ahora pueblan el mundo. ¿Serán capaces todos estos jóvenes de frenar y revertir esta situación? Solamente el tiempo lo dirá…

Sin ánimo de entrar mucho más en la historia que lo escrito en el anterior párrafo, que recoge solamente los primeros minutos de juego, confieso que Eternights ha sabido hacerme disfrutar de su historia, especialmente de su final. El ritmo en general es algo lento a ratos, no obstante, uno aprende también ha aprovechar esos momentos de espera desde que terminas de llevar a cabo tu tarea principal hasta que el calendario avanza hasta el día señalado. A fin de cuentas, esto va en gran medida de las relaciones que forjas por el camino y, en ese sentido, es fácil aprender a deleitarse con los momentos de inactividad que, son a la postre los que permiten interactuar con aquellos compañeros que has ido conociendo por el camino y se han unido a tu noble causa. Charlas para aprender más sobre ellos, quiénes son, cuáles son sus miedos y sus motivaciones y, ¿por qué no? Afianzar una posible relación a base de coqueteo desenfadado. Por supuesto, Eternights no alcanza el nivel de profundidad de Persona 5, ¿pero sería justo comparar un juego de factura independiente creado durante tres años por una única persona con el titán de Atlus/Sega? Es una pregunta retórica. El nivel de Persona 5 era realmente sobresaliente y, estar por debajo no es algo que te convierta en un mal juego, pues el notable sigue siendo excelencia. Eternights tiene de todo en temas de relaciones humanas, desde momentos tensos y dramáticos, hasta tonterías juveniles, humor desenfadado e insinuaciones sexuales, sin olvidarse, claro está, del motor que es el amor y la complicidad.

 

Lucha y avanza… Pero recuerda, no estás sólo en esto

Eternights divide su jugabilidad en dos secciones diferenciadas al modo Persona. Es decir, mientras los días pasan en tu calendario, tienes libertad para centrarte en la exploración y el combate, o si lo prefieres, invertir tu día en simplemente hablar con tus compañeros o hacer actividades con ellos, amén de pulir tus habilidades sociales con Chani. Si bien la combinación de estos tres factores (exploración, combate e interacción entre personajes) resulta en términos generales satisfactorias, la exploración es la parte menos inspirada del juego. Al ingresar en la “mazmorra” de turno te moverás del punto A al punto B movido únicamente por tu interés en hacer avanzar la historia (a fin de cuentas, no hay ningún tipo de aliciente en forma de cofres o coleccionables, más allá de alguna esencia negra perdida, que las conseguirás en gran medida simplemente luchando de forma natural) viendo los mismos paisajes y combatiendo contra los mismos enemigos, hasta que llegados al final, te espere el inevitable combate contra el jefe de turno. Por el camino y con afán de amenizar las cosas, hay algún que otro rompecabezas y momentos absurdos que implican subirse a una máquina de baile arcade en un minijuego de ritmo.

El combate es uno de los grandes protagonistas de Eternights, una suerte de mezcolanza entre un hack and slash y un Souslike (casi nada), que no se olvida de nada, desde parrys y esquivas, hasta ataques elementales, habilidades especiales o habilidades de confidentes. Si bien suena muy bien sobre papel, la realidad es que no llega a ser tan emocionante en la práctica, pese a ello, sigue siendo entretenido. A base de golpes normales con remate (hay dos tipos según la cantidad de golpes que puedas propinar sin que te paren o pararte), esquivas perfectas y parrys bien ejecutados, irás cargando un círculo que te permitirá ejecutar un ataque elemental, bien ejecutado por el protagonista o bien por una de sus compañeras. Cuando lo actives, te permitirá hacer combos muy dañinos, aunque su principal uso está enfocado a romper las barreras elementales de los rivales, ya que hasta que no sean destruidas, no podrás infligirles daño. A esto, hay que sumarle tus habilidades especiales ligadas a tus amistades, así como la opción de solicitar la ayuda de tus compañeras que, si bien no actúan de forma directa, pueden hacerlo con diferentes habilidades, desde recuperar salud hasta apoyarte con ataques de hielo o escudos. A medidas que fortalezcas tus relaciones, todos estos poderes serán mejorables y por ende, influirán de forma directa en las batallas. Asimismo, no hay que perder de vista la naturaleza de la esquiva y parry con sus ajustados timing, pero muy necesarios para rellenar la barra elemental. Si no consigues coger el ritmo rápido, vas a recibir un buen puñado de ataques (y no son precisamente flojos), por lo que más te vale conocer a cada enemigo y estar atento a los destellos de colores que sirven como indicativo para ayudarte a saber cuándo pulsar cada botón.

En medio de todo esta destrucción y muerte, viendo como el mundo llega a su fin delante de tus narices, uno podría llegar a olvidarse de que uno de los grandes pilares de la experiencia Eternights está en las relaciones, concretamente en los romances. Es posible conversar y afianzar tu amistad con todos ellos, mientras que las posibilidades amorosas se extienden a todos excepto a Chani, que es tu broder de toda la vida y heterosexual confeso. Conforme tu vínculo se vaya fortaleciendo con tus compañeros de viaje, las habilidades de combate a las que puedas acceder serán más amplias y mejores, amén de recompensarte, claro está, con la amistad de estos entrañables y alocados personajes, con momentos hermosos, conmovedores y también dramáticos (y alguna que otra pieza de arte). Es muy destacable lo bien escritos que están los personajes, y además, un recordatorio de que quizás no sean necesarias ciento cincuenta horas de juego para llegar a emocionar y enamorarte de alguien. ¿Habría estado bien algo más de desarrollo? Por supuesto, pero no deja de ser una petición egoísta en base a mis intereses por disfrutar de más tiempo junto a mis compañeros de apocalipsis. ¿Acaso hay mejor forma de alabar el trabajo de alguien? Por supuesto, es posible ampliar las relaciones amorosas, pero yo fui fiel a mi primera elección.

 

La melancolía de la noche que avecina el fin

Visualmente, Eternights es una mezcolanza que deja ver las costuras del trabajo de un solo hombre y un presupuesto más ajustado que el de las grandes producciones. Los diseños de los personajes en los momentos visual novel, es decir, en sus dibujos, están fantásticamente diseñados. Asimismo, hay algunas escenas animadas de gran calidad y alguna que otra maravillosa imagen ilustrada que merece halagos. ¿Cuál es el problema entonces? El salto a la tridimensionalidad. Los diseños de personajes están mucho menos trabajados e incluso, las bocas se mueven a destiempo al hablar. Los escenarios son igualmente todos muy parecidos y si te paras un poco a mirar elementos concretos como contenedores en las calles, casi parecen hechos con el QCAD y puestos ahí sin más. No es una crítica, se entienden las limitaciones, por supuesto, pero es importante señalar que hay cosas buenas y otras peores.

La banda sonora del juego es muy completa y tiene algunos magníficos temas, mención especial al que se encarga de ponerle punto y final el juego una vez finiquitado. En general y aunque hay un poco de todo, los temas siguen la línea oscura y melancólica del juego, intentando replicar ese aura de nostalgia y tristeza. Las voces en japonés están realmente bien y, aunque el juego está en español, es claramente un español latinoamericano que, además, tiene bastantes problemas, pues hay bastantes errores, frases que no concuerdan y cosas así que te obligan a intentar interpretar en ocasiones. Es quizás uno de sus mayores problemas, aunque es posible que aquellos que lo hayan jugado en inglés no hayan acusado este problema (o puede que sí).

 

Conclusión – Salvando el mundo a costa del mío propio

Eternights tiene carencias, por supuesto. ¿Pero sabes qué? Studio Sai ha sabido suplir sus déficits con mucho corazón y buen hacer, ofreciéndonos una obra con una narrativa intrigante y unos personajes a los que aprenderás a querer de verdad. ¿Y qué si no está al nivel de Persona? No lo necesita, Persona juega en otra liga. ¿Y qué si los modelos tridimensionales de los personajes o la traducción al español son mejorables? Eternights es un divertido título lleno de momentos estúpidos cargados de humor y de dramatismo del crudo, de ese que te crea un nudo en la garganta y, en última instancia, consigue hacerte llorar. Sí, por supuesto que recomendaría esta historia de amor adolescente que bailan en la cuerda floja y combaten para detener el fin del mundo.