![[Análisis] Fight Crab [Análisis] Fight Crab](https://gaminguardian.com/wp-content/uploads/2020/07/fight-crab-1.jpg)

Y sin más dilación, os presento el análisis de Fight Crab, muy probablemente el mejor fighting de cangrejos que habéis visto en toda vuestra vida.
Smash your crabs
Si hay algo con lo que podemos comparar a Fight Crab es con Super Smash Bros. A diferencia de otros fighting, donde el objetivo es el de mermar hasta 0 la barra de vida del rival, en Fight Crab ganaremos cuando consigamos dar la vuelta a nuestros enemigos, tras lo que se realizará una cuenta atrás desde 3 al más puro estilo wrestling. Sin embargo, tanto nosotros como nuestros contrincantes podremos levantarnos tras caer de espaldas utilizando nuestras pinzas. Para incapacitar a nuestros enemigos y así darles la vuelta más fácilmente tendremos que subir un porcentaje que irá del 1 al 200% .
Para golpear a nuestros enemigos utilizaremos tanto nuestras pinzas como diversas armas de todas las clases y tipos. Podremos agarrar espadas, katanas, shurikens, mazas, manguales, pistolas, taladros, un arma en cada pinza, o una poderosa arma a dos pinzas. Un arsenal amplio y lleno de locura.
Moveremos cada una de nuestras pinzas con cada uno de los dos joystick del mando (aunque también puede jugarse con ratón y teclado), con los gatillos podremos agarrar a nuestros enemigos mientras que con los botones del d-pad modificaremos la dirección en la que nos movemos.
Sin embargo, y esto podía verse venir, Fight Crab no pretende ser ningún juego de lucha serio. Las animaciones son totalmente ortopédicas, las físicas de objetos y personajes recuerdan a las físicas “muñeca de trapo” usadas en muchos juegos y la locura general de los combates no hace sino dejar en evidencia todas estas situaciones. Y este, en principio, parece ser el objetivo real del juego.
Como ya pasara con títulos como Goat Simulator, Fight Crab se nutre de sus “fallos”. Juega en todo momento con lo absurdo, hasta un punto en que llegas a preguntarte si realmente debería funcionar así. Los combates resultan divertidos, pero esa diversión se diluye tras unas pocas horas de juego. El título carece de técnica, y tras unos cuantos combates he llegado a sentir que lo único que hacía era aporrear al rival mientras cargaba contra él.
El juego tiene un modo “historia” en el que iremos recorriendo distintos niveles con ambientaciones como el Japón feudal, el medievo o incluso el futuro, encontrando armas y decorados de cada una de estas épocas en nuestro camino. También existe un modo versus y un modo competitivo, en los que nos enfrentaremos a crustáceos de todo el mundo a través de combates en línea.
Por otra parte, podremos mejorar a nuestro cangrejo favorito o comprarle distintas armas desde el menú de inicio, utilizando los puntos que ganaremos en cada combate. Esto nos permitirá hacernos más poderosos o simplemente empezar un encuentro con ventaja, lo que será de mucha utilidad en algunos casos.
Una sinfonía de sinsentidos desternillantes
El primer puñetazo de humor de Fight Crab me llegó nada más abrirse el menú principal. Y es que, al menos yo, no podía estar menos preparado para lo que iba a escuchar. Una canción al más puro estilo de los shonen japoneses acompañaba a todo volumen a un menú bajo el que se proyectaban distintos clips de cangrejos luchando a muerte.
La banda sonora del juego mezcla canciones de rock con música japonesa de una manera tan surrealista que solo consigue elevar al millón la marcianada de juego que ya de por sí es Fight Crab. Los efectos de sonido parecen sacados de una biblioteca gratuita de Youtube, pero acompañan en todo momento el tono sencillo y estrambótico del juego.
Y que decir del apartado artístico o gráfico del juego. Objetivamente estamos ante algunas de las peores animaciones que podríamos esperar. Las texturas rozan lo pobre y los modelados son simples y poco detallados, quizás con la excepción de nuestros amigos crustáceos.
Conclusión
Fight Crab es una marcianada digna de cualquier libro de records. El juego consigue a menudo sacarte una sonrisa o una sonora carcajada, pero su propuesta jugable es tan pobre que dudo que alguien pueda dedicarle más que algun par de horas sueltas.
Su banda sonora es socarrona y acompaña a la perfección a la locura de situaciones que podremos vivir en el juego destacándose así de las torpes animaciones o los modelados de librería genérica.
Una propuesta perfecta para aquellos que quieran vivir esta experiencia del todo surrealista, pero difícilmente aconsejable para todo tipo de públicos.

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