Para que os hagáis a la idea, en el E3 de 2005, con la inminente llegada de PlayStation 3 a nuestros hogares, desde Sony ya eran conscientes del sueño, un sueño que unía a cientos de miles de nostálgicos. Por eso ese mismo año, como promoción de la futura consola, desde la empresa nipona se publicó un impactante vídeo que elevaría las alarmas al máximo nivel. El vídeo que os dejamos aquí abajo.
Sin embargo, como después de cualquier sueño, llegó el momento de despertar. El tráiler era una demo técnica, un vídeo para mostrar el potencial de la siguiente generación, y tanto Square Enix como Sony salieron a la palestra para aclarar que no había ninguna intención de realizar un remake de Final Fantasy VII.
No sería hasta 10 años más tarde, en la conferencia de Sony del E3 2015, cuando la inesperada realidad se anunciaría oficialmente: Final Fantasy VII Remake estaba en desarrollo. La noticia golpeó el corazón de los fans como un auténtico mazazo, por fin iba a ser una realidad. El anuncio, no obstante, no estuvo exento de polémica, pues Final Fantasy VII Remake se presentó como juego exclusivo para PlayStation 4.
Un tiempo después, tras incesantes rumores y especulaciones, se confirmaría que dicha exclusividad sería únicamente temporal. Así podíamos verlo en la propia portada oficial del juego, donde podíamos leer que la exclusividad duraría hasta marzo de 2021. Sin embargo, tras el ligero retraso sufrido en la fecha de lanzamiento del juego, dicha exclusividad se ha extendido un poco más, concretamente hasta abril de 2021, justo un año después del lanzamiento oficial de la versión de PlayStation 4. Además, y para más inri, se anunció que el juego llegaría dividido en varias entregas, intentando expandir al máximo la experiencia de Final Fantasy VII. También se aclaró que este primer título comprendería únicamente los hechos desarrollados en la ciudad de Midgar, en otras palabras, las primeras horas del juego original.
Y diréis, ¿pero por qué me estás contando esto? Pues porque quiero intentar dejar claro, para cualquier lector ajeno a la saga o al título de 1997, la importancia del lanzamiento de este remake, un remake que pone en una balanza no solo su calidad como producto, sino multitud de sentimientos, emociones y recuerdos. Uníos a mí en nuestro viaje por Midgar. Bienvenidos al análisis de Final Fantasy VII Remake.
Antes de continuar, queremos aseguraros que este análisis está completamente libre de spoilers, por lo que podéis leerlo con tranquilidad tanto si ya conocéis la historia original, como si sois nuevos en este universo.
La inalterable, o no tan inalterable corriente vital
Este será, sin lugar a dudas, uno de los puntos más importantes de este análisis, así como del juego, y es que vamos a hablar del desarrollo e historia de Final Fantasy VII Remake. Una vez más cabe recalcar que estamos hablando de uno de los videojuegos más importantes de la industria, así como una de las historias más queridas por los jugadores. Así, el remake partía con una ventaja y una gran amenaza; la nostalgia. La nostalgia puede convertir un producto en un rotundo éxito o en el fracaso más absoluto, independientemente de su calidad auténtica.
Final Fantasy VII Remake nos pone en la piel de Cloud Strife, un mercenario contratado por Avalancha, una organización ecoterrorista cuyo objetivo es proteger el planeta. Nuestra primera tarea, nada más comenzar el juego, será volar por los aires uno de los reactores de Mako que abastecen de energía a la megalópolis de Midgar, una gigantesca urbe industrial. Para poner un poquito más de trasfondo cabe explicaros que Midgar fue fundada hace ya años por la corporación Shinra, una megaempresa de energía y electricidad. Shinra se valió del Mako, una fuente de energía sostenible e ilimitada para levantar la ciudad y convertirla en la cima tecnológica. O eso quisieron vender a los ciudadanos. La terrible realidad es que el Mako no es otra cosa que la condensación de la energía vital del planeta. Así, poco a poco, Shinra ha ido valiéndose de esta corriente vital para desarrollarse, enriquecerse y evolucionar. Ahora Shinra no solo controla Midgar, sino que se ha extendido prácticamente a todo el mundo, abarcando casi la totalidad del territorio existente.
No obstante, la acción de los reactores cada vez puede notarse más, y el planeta va quedándose lentamente sin vida. Por esta razón, Avalancha se alzará contra Shinra con la esperanza de poner fin a esta catástrofe, luchando con uñas y dientes contra un gigante que parece tener el mundo entre sus manos.
¿Es este título realmente un remake?
De esta manera, Final Fantasy VII Remake contará, a lo largo de 18 episodios interconectados, la historia de la ciudad de Midgar y la lucha del grupo Avalancha por defender el planeta. A lo largo de estos capítulos visitaremos distintos lugares de la ciudad, todo recreado con una absoluta y pasmosa fidelidad. Sin embargo, la base sobre la que se cimienta este remake tenía, por limitaciones de la época, una duración y extensión concretas, mucho menores que casi cualquier juego actual. Por ello, desde el equipo creativo se ha buscado ampliar, siempre con sentido, el contenido e historia de este fragmento de la historia original para adaptarlo a las necesidades de un juego actual. Y esto, en mi modesta opinión, se ha conseguido de una manera mayoritariamente excelente.
Pero si algo ha primado en esta adaptación ha sido el respeto, el respeto de Square Enix por su obra original, por los detalles y los recuerdos. Porque si algo caracteriza a Final Fantasy VII Remake es su atención por el detalle. En el juego encontraremos multitud de guiños y situaciones directamente sacadas de la fuente, y recreadas con un mimo y un acierto pocas veces visto. Personajes, diseño de escenarios, enemigos, conversaciones e incluso frases ocasionales de personajes de fondo, todo está medido y sirve como catalizador del original. Además, estas situaciones, en su grandísima mayoría están equilibradas de manera que no supongan únicamente un pegote de fanservice, sino que enriquecen la experiencia incluso para los recién llegados. Sí que es cierto que hacia el final existen un par de situaciones que, salvo explicación en entregas posteriores, sirven total y exclusivamente para la exaltación del fan, perdiendo coherencia y sentido si no se disfruta de conocimiento previo de la llamada “Compilación de Final Fantasy VII“.
Pero cuidado, y esta es una advertencia para los que, como yo, vivieron el juego original como algo más que ya forma parte de ellos. Estamos ante un remake en el que el equipo creativo ya ha advertido que se han realizado algunos cambios en la historia. Hay un cambio, realizado al final, que puede replantear la continuidad de todo el universo de Final Fantasy VII, así que no esperéis un calco al 100% de la obra de partida.
Un cambio no solo generacional, sino de alma
Y es que Final Fantasy VII Remake, como seguramente sabréis, ha decidido romper algunos moldes en su adaptación del original. El primer cambio, y quizás el más importante, se da en el sistema de combate. Decid adiós a los combates aleatorios y el sistema por turnos clásico. En su lugar, Square Enix ha apostado en este remake por una suerte de híbrido entre el más puro A-RPG y un sistema por turnos basado en las barras BTC. Siendo menos técnicos; podemos golpear constantemente a nuestros enemigos con ataques básicos machacando cuadrado, pero las acciones realmente dañinas las realizaremos gastando segmentos de una barra (llamada BTC) que se irá llenando con el tiempo.
Además, tendremos total control de los tres personajes que formen nuestro grupo, pero solo podremos controlar directamente a uno de ellos al mismo tiempo. Para dar órdenes a los demás tendremos que pausar la acción y dar dichas órdenes desde un menú muy parecido al que ya pudimos ver en el juego original. Eso o cambiar de personaje para controlar a los demás manualmente. Mientras controlamos a un miembro del grupo los demás realizarán ataques como golpear o cubrirse, con un acierto un tanto cuestionable. Y me explico. Para llenar de forma activa la barra BTC no basta solo con dejar pasar el tiempo, sino que subirá muchísimo más rápido si encadenamos acciones como golpear o cubrirnos. Es ahí donde flaquea, y de una forma un tanto absurda, la IA aliada, que detallaremos más adelante.
Sin embargo, sí que hay un error imperdonable en el combate; el planteamiento de los cambios de fase enemigos. Algunos de los jefes más poderosos, por no decir todos, contarán con varias fases de combate. Esto viene siendo ya habitual en la mayoría de los juegos pero Final Fantasy VII Remake yerra por completo en el planteamiento de la transición en estas fases. Estas transiciones se hacen en tiempo real, y el cambio está programado para que suceda a cierto porcentaje de la vida del jefe. Si llegas a ese porcentaje, el daño extra que hayas hecho no servirá absolutamente de nada, y verás una absurda señal de “prohibido” encima del enemigo que indica que es invulnerable. Esto significa que, sobre todo en tu primera partida, habrá momentos en los que guardes tus límites y tu maná para el momento más ventajoso, y cuando lo gastes todo para hacer ese daño masivo que tenías planeado se te quedará cara de tonto viendo como el jefe se vuelve invulnerable. Todo porque “tocaba cambio de fase”. En un juego que se basa tanto en un combate “por turnos” esto es intolerable.
También se ha incluido un sistema que ya pudimos ver en Final Fantasy XIII: el sistema de fatiga y vulnerabilidad. Golpeando los puntos débiles del enemigo llenaremos una barra de fatiga y una vez que esta se llene el enemigo entrará en estado “Vulnerable”. Mientras dure este estado infligiremos muchísimo más daño y el enemigo vulnerable no realizará ninguna acción.
La necesidad de adaptarse
Y ha llegado el momento de hablar de otro de los temas más criticados del sistema de combate, la IA aliada. Será bastante común encontrar a nuestros compañeros cubriéndose cuando nadie les está atacando, o simplemente caminando hacia atrás en vez de atacar a un enemigo que no se está centrando en ellos (esto es más sangrante incluso cuando dichos aliados tienen ataques básicos a distancia y, por lo tanto, menos peligro aún que los cuerpo a cuerpo). Estos errores, dicho sea de paso, son menos comunes conforme avanza la aventura, pues la cantidad de acciones y las distintas Materias nos abrirán diferentes caminos para afrontar cada combate.
He de decir, no obstante, que aunque esto pueda parecer algo gravísimo no lo es tanto ni de cerca. Las distintas situaciones que se dan a lo largo de un combate te invitan continuamente a cambiar de personaje, utilizar magias, cambiar a ataque físico, utilizar habilidades y volver a cambiar de personaje. Bien realizado, el combate se convierte en una auténtica gozada, muy dinámico, estratégico y con un regusto a clásico que más de uno agradecerá. Si, por el contrario, nos empeñamos en no adaptarnos al sistema y nos limitamos a aporrear cuadrado como si de un hack and slash se tratara lo más probable es que los enfrentamientos se nos alarguen de manera innecesaria, muchas veces acabando incluso en game over.
Y hablando de adaptación y posibilidades, hablemos del sistema de Materias. Las Materias son energía cristalizada en forma de esfera, que podremos engastar en nuestras armas para realizar acciones como magias y habilidades o simplemente para potenciar algún parámetro de nuestros combatientes. Este sistema se ha heredado directamente de Final Fantasy VII y se ha reproducido tal cual estaba con ligeros retoques. Las Materias subirán de nivel al llevarlas equipadas, dándonos acceso a nuevos y poderosos hechizos al completar su progresión. Además, se han añadido bastantes Materias nuevas que aprovechan al máximo las nuevas características del sistema de combate.
Mención aparte merecen las Materias de invocación, que nos permitirán llamar a nuestro lado a seres increíblemente poderosos. Estas invocaciones nos proporcionarán un inestimable apoyo de combate, además de suponer algunos de los momentos más espectaculares de todo el juego.
Nuevas historias y una Midgar más expandida que nunca
Puede que una de las luchas más difíciles que tenía este remake; conseguir que un segmento de 6 horas pasase a convertirse en un juego de 30. Esto, por supuesto, conlleva sus riesgos, y es que hay que saber dónde ampliar para que el juego resulte interesante, divertido y no se haga largo “por que sí”. Y esto Final Fantasy VII Remake lo consigue a medias.
Como ya hemos comentado, estamos ante un juego dividido en capítulos. En alguno de estos capítulos se ha optado por ampliar, y de una manera muy acertada, la historia detrás del grupo Avalancha. Esto nos permitirá conocer mejor las motivaciones y el pasado de Jessie, Biggs y Wedge, personajes secundarios que en el juego original solo estaban de pasada. También hay capítulos en los que, ya sea por exploración o por misiones, conocemos mejor la ciudad de Midgar, su ambiente o su trasfondo, dando una capa más de profundidad a una ciudad tan compleja y rica.
Pero todo no podía ser tan bonito. Existen segmentos de gameplay alargados con el único fin de maximizar la duración del juego, y se nota mucho. Si estos segmentos resultaran interesantes o desafiantes el juego sin duda lo agradecería, pero por desgracia se limitan a explotar una y otra vez una mecánica incluida en ese mismo nivel que no volveremos a ver nunca más. Esto es especialmente hiriente en dos capítulos completos, en el que lo único que salva esas horas son las geniales relaciones entre los personajes.
Otra complicación esperable de un entorno tan grande era el planteamiento de las misiones secundarias. Y el remake vuelve a fallar casi por completo. Podéis esperar las típicas misiones de recadero o exterminador de monstruos y en muy raras ocasiones el juego se desviará de este esquema. Y es una pena, porque algunas de las misiones secundarias sí que acaban siendo buenas. Recuerdo una en especial, en los últimos compases del juego, que te lleva a luchar contra un monstruo clásico de la saga. La misión en sí es interesante, el combate es desafiante y lo que más me gustó: ya habíamos oído al monstruo con anterioridad al pasar por esa área, por lo que no es un pegote puesto a posteriori. Es una pena que estas misiones se ahoguen en un mar de encargos sin sustancia.
La lucha entre la luz y la oscuridad en temas gráficos
Y llegamos a otro de los temas más polémicos del juego, sus gráficos, modelados y texturas. Una simple aclaración, a grandes rasgos, y en conjunto, Final Fantasy VII se ve absolutamente increíble. Sin embargo, como en las historias de fantasía, en las de dragones y castillos, la magia puede desvanecerse si te detienes a mirarla muy de cerca… y en ocasiones no tan cerca.
El juego tiene, sencillamente, los modelados más brutales para los personajes principales, los enemigos y los miembros de nuestro grupo. Podemos ver cada detalle, cada pliego, cada arruga y cada poro de sus caras. Podemos apreciar cómo se mueve el pelo al cambiar de postura, o cómo mueven continuamente los ojos, huyendo de la mirada fija tan vista en la mayoría de modelados de videojuegos. Los efectos de los combates, sobre todo en las invocaciones o las magias son espectaculares y la iluminación y reflejos de los detalles de armas y armaduras quitan el hipo.
La iluminación del juego también es sumamente destacable convirtiendo las noches o los atardeceres en momentos mágicos, finamente alumbrados por rayos de sol o el débil resplandor del mako.
El punto controvertido viene con las texturas y los fondos. Y es que Final Fantasy VII Remake es capaz, en un mismo fotograma, de enseñarnos los modelados más detallados, realistas y preciosistas… y las texturas más parcas, cutres y borrosas. Y no es algo que suceda en contadas ocasiones. Los escenarios están totalmente detallados, llenos de cosas por ver, luz y color… pero si nos acercamos a las paredes o a los elementos que los pueblan pronto nos percataremos de lentitud de cargas, popping de algunos objetos (¡e incluso personajes!) o algunas texturas que, directamente, están sacadas de la generación de PlayStation 1.
He de conceder que el juego va a 30 fps rocosos en todo momento lo cual es de agradecer. Sin embargo, en multitud de ocasiones me he visto violentamente sacado de la inmersión en el juego porque, de repente, y en un primer plano, convivían el excelso modelo de Cloud y unas puertas y ventanas completamente planas y sin textura alguna. Luz y Oscuridad en un mismo escenario. Pero debo reconocer, como ya he comentado anteriormente, que el resultado final aún así luce espectacular, y Midgar respira auténtica vida.
Las transiciones de escenas a gameplay también se realizan de manera soberbia y sin cortes, dando a la acción una fluidez increíble. No sucede así, sin embargo, en algunas de las conversaciones que tenemos in-game. Para charlar con algunos NPC o personajes secundarios podremos pulsar triángulo
Nobuo Uematsu vuelve a estar con nosotros en esta ocasión
Una vez más, para no variar, la saga Final Fantasy va de la mano de una banda sonora magistral. El gran maestro japonés Nobuo Uematsu vuelve a saltar a la palestra con un listado de temas que golpearán como un puño a los más nostálgicos y que enamorarán a los más primerizos. Final Fantasy VII Remake mantiene, una vez más, ese gusto a clásico que tan bien le sienta. Las composiciones musicales que encontramos son en su mayoría arreglos de las canciones originales que ya disfrutamos en 1997 pero remozados con una maestría tal que nos golpean con más fuerza incluso que hace ya 23 años. También existen composiciones originales, como no podía ser de otra forma, como en el caso del tema Hollow, ya presentado semanas antes del lanzamiento del juego.
Mención especial merece, como no podía ser de otra forma, la música que escucharemos durante el combate final del juego (en realidad la música es absolutamente sublime en la mayoría de los enfrentamientos de jefe). Ojalá pudiera poner la pista en concreto, pero me abstendré de ello para evitar cualquier posible spoiler. Dejo no obstante, bajo este mismo párrafo, la nueva canción, Hollow, para que podáis juzgarla por vosotros mismos.
https://www.youtube.com/watch?v=MStkPCeVtMw
El doblaje del juego también es altamente destacable, pudiendo disfrutarlo en inglés, japonés, francés y alemán. El juego, por supuesto, cuenta con textos y traducción completa al castellano, esta vez realizada de manera soberbia (aunque con ligeras licencias artísticas).
Conclusión
Final Fantasy VII Remake hace honor a su nombre de una manera magistral, expandiendo la obra original de maneras sumamente interesantes y proporcionando una experiencia de juego divertida, adictiva y desafiante. Sin embargo, el juego podría haber recortado perfectamente duración en algunos de sus segmentos y las misiones secundarias pecan en demasía de intrascendentes y de “relleno”.
El título se ve tan preciosista y tan bonito que es una completa lástima apreciar los numerosos fallos en las texturas, modelados y fondos de algunas (y numerosas) partes del mismo. Es impresionante aún así la calidad gráfica del mismo a pesar de estos fallos, pero quizá no alcanza las cotas magistrales de juegos como Death Stranding, God of War o Red Dead Redemption 2 en cuanto a gráficos se refiere.
Es un juego tan bueno, tan divertido y tan completo que duele aún más ver sus pequeños fallos, que de ser solucionados lo habrían elevado a la categoría de obra maestra de un plumazo. Los fans del original lo disfrutarán seguro, pues es un golpe directo a la nostalgia llevado a su máxima potencia. Aunque, hay que advertirlo, algunos de los cambios (sobre todo al final) realizados en el guión seguramente no convenzan a todos por igual.
Por último, el doblaje y la música convierten a este Final Fantasy VII Remake en uno de los productos audiovisuales más bellos de la generación.