[Análisis] Floodland

Los juegos de estrategia y gestión están viviendo una segunda juventud este mismo año. Esto se debe, en parte, al lanzamiento de grandes juegos de la talla de Victoria III (cuyo análisis podéis leer pulsando aquí) o el genial Two Point Campus (cuyo análisis podéis leer pulsando aquí), que han conseguido reforzar las mecánicas clásicas del género al mismo tiempo que lo han acercado a un nuevo público. Lo cierto es que es muy interesante observar lo que se cuece en esta clase de juegos, que no han dejado de triunfar y destacar en el ámbito de PC desde los 90s y que incluso a día de hoy no dejan de aterrizar en consolas. Quizá a muchos su falta de “acción” pueda echarle atrás, pero si les dais una oportunidad pronto descubriréis que gestionar vuestro propio territorio o civilización es mucho más divertido de lo que parece. Además, no todos los juegos del género siguen premisas parecidas, ancladas en la gestión civil o histórica, pues hay juegos que sobresalen por encima del resto gracias a su ambientación original o su premisa. Si no me creéis, tan solo hay que mirar al curiosísimo Weedcraft Inc, que consiguió conquistar a cientos y cientos de jugadores gracias a la idea sobre la que gira todo el juego.

Desarrollado por el estudio independiente Vile Monarch, Weedcraft Inc conseguía dar la vuelta al género para ponernos a los mandos de una empresa “legal” centrada en la producción de marihuana. Pocas veces hemos tenido que lidiar de esta forma con el cannabis, ya sea en juegos de este género o de otro, pero lo cierto es que esto hacía que el juego gozara de una originalidad y un interés sin precedentes. Por supuesto, el título no se quedaba solo en su premisa, pues conseguía ofrecer unas mecánicas sólidas y unas ideas muy interesantes que lo hacían realmente divertido y totalmente distinto a cualquier otra propuesta del género. Vile Monarch conseguía, gracias a este juego, lo que cualquier estudio indie desea con uno de sus primeros títulos: atención y éxito. Así, poco tardaron en ponerse las pilas para planear su siguiente juego, que dejaría a un lado lo irreverente del anterior para tomar un matiz algo más serio pero igualmente experimental. Y el resultado es, por supuesto, el juego del que hoy tengo el placer de hablar: Floodland, un juego de gestión y estrategia ambientado en una tierra post-apocalíptica. La supervivencia de la raza humana y de nuestros amigos dependerá exclusivamente del jugador, pero… ¿Seremos capaces de afrontar este enorme desafío? El juego se plantea como una experiencia realmente interesante, pero… ¿Estará a la altura de las expectativas? Veamos qué tal está el juego en el análisis completo, que podéis leer a continuación.

 

Pocos quedan para sobrevivir en la Tierra

La historia de Floodland parte de una premisa interesante: la Tierra ha sido azotada por los efectos del cambio climático, y gran parte de la humanidad ha perecido. Pocos son los que sobreviven en un mundo donde el nivel del mar ha subido tanto que las zonas habitables brillan por su ausencia. Pero esto no impedirá que varios grupos de personas intenten salir adelante para dar forma a un nuevo tipo de civilización, uno que no cometa los errores de pasado. Así, nos pondremos en la piel de uno de los cuatro grupos principales de supervivientes antes de empezar la partida. Cada uno de estos cuenta con su propia historia y sus propias ventajas, por lo que es fundamental pensar muy bien a la hora de elegir. Tras la escena de introducción inicial y la presentación, pocos elementos más de historia encontraremos dentro del título. Pero esto tampoco es muy necesario, pues sería ilógico e injusto valorar un título de este género por su historia. Ningún juego de gestión cuenta una historia, y este no iba a ser menos. Lo que sí que es muy interesante es la gran cantidad de situaciones a las que nos tendremos que enfrentar con el devenir de nuestras partidas, pues el apocalipsis es un lugar oscuro y lleno de misterios. En el papel de líder, tendremos que tomar decisiones duras y que afectarán por completo a nuestros aliados. De lo que elijamos dependerá, en gran medida, el estatus de nuestra civilización y la cantidad de recursos con los que contamos, por lo que será fundamental elegir con calma cada frase y decisión.

Por otro lado, aunque no hay historia sí que hay un tratamiento más que decente de la ambientación del juego. El carácter post-apocalíptico del juego se traspasa a través de sus escenarios, sus situaciones y sus personajes, además de a través de la enorme variedad de objetos y edificios que podemos investigar y crear. El juego transmite de forma eficaz la sensación de encontrarnos en un lugar azotado por el caos y en el que la esperanza es nula, siendo su inmersión uno de los puntos más fuertes. Lo que sí que me habría gustado es que se hubiera ahondado algo más en el lore del juego. Lo que presenta de trasfondo es muy interesante, pero no suficiente. Con algo más de desarrollo, podríamos haber tenido un universo realmente rico sobre el que jugar. Sea como sea, otro campo en el que el título triunfa es en la traducción, ya que nos llega a nuestro país perfectamente traducido al español. Lo cierto es que me ha parecido una decisión muy acertada, y el trabajo realizado es muy, muy bueno, evitando presentar problemas de ortografía o fallos de traducción.

 

Creando la sociedad más idílica en el fin del mundo

A nivel jugable, y como comentaba antes, nos encontramos ante un juego de gestión y estrategia en el que deberemos estar atentos a todos nuestros recursos mientras investigamos el mundo y construimos la mejor civilización posible. Tendremos varios marcadores de recursos que deberemos ir manteniendo estables para asegurar la supervivencia, tales como el agua, la comida o los residuos, que nos ayudarán a construir nuevos edificios. Al final, todo se basa en la retroalimentación: tendremos que conseguir recursos, esparcidos por el escenario en pequeñas cantidades, para poder construir edificios que, al mismo tiempo, nos ayudarán a conseguir una mayor cantidad de esos mismos recursos. El objetivo es, a fin de cuentas, obtener una sociedad autosuficiente en la que reine la seguridad y donde los habitantes estén satisfechos. Esto hace que tengamos que estar constantemente moviéndonos para conseguir nuevos elementos y para descubrir nuevos lugares, algo necesario pues al encontrarlos podremos saquearlos para obtener aún más recursos. Sin embargo, pronto encontraremos que el juego acaba presentando muchos puntos muertos en los que tendremos poco que hacer. Este es, quizá, mi gran problema con el juego: que es algo más sencillo de lo que debería.

No es que no haya nada que hacer, por supuesto, pero sus mecánicas son tan sencillas que, al aprender a jugar con facilidad, pronto nos encontraremos sin nada nuevo que descubrir. Dentro del género de la gestión, se podría decir que es un juego más que apto para todo el mundo, que no asusta con su mecánicas y que, de hecho, presenta un más que cuidado tutorial con el que es imposible perderse nada. Es un juego de gestión idóneo para principiantes, que además presenta ideas muy divertidas de supervivencia. Por ejemplo, el tener que administrar bien a nuestros supervivientes para que cada uno se encargue de una materia es algo que funciona muy bien y que distingue a este de otros juegos similares. Sin embargo, todo se aprende muy rápido y eso hace que, cuanto más juguemos, menos nos sorprendamos. Ojo, que el juego funciona muy bien y su sistema de puntos de investigación, que nos ayudan a descubrir nuevos edificios y objetos, nos ayuda bastante a seguir jugando. Pero todo acaba siendo algo lineal y poco sorprendente, lo que me hace pensar que, para seguir vigente, el juego necesitará de varias expansiones o actualizaciones. Es un juego divertido y al que es fácil entrar, pero que no es para nada tan completo como otros juegos del género.

 

Una visión única de la nueva civilización

En cuanto el apartado visual del juego, encontramos un trabajo más que formidable en lo artístico. El toque de pintura con colores fríos le sienta de fábula al título, que consigue presentar unos diseños de personajes y escenarios realmente fantásticos. Lo cierto es que el nivel es tan alto que me ha recordado a otros grandes títulos de la talla de Frostpunk o Disco Elysium. Sin embargo, a nivel gráfico sí que deja algo más que desear, pues el nivel de detalle es algo inferior al de otros títulos y hay ciertos elementos en pantalla que se solapan, impidiendo saber con exactitud cual de todos es el que queremos pulsar. En lo referente a lo técnico el juego brilla, y no he encontrado ningún bug destacable. Eso sí, los tiempos de carga podrían reducirse un poco, pues son bastante extensos.

Por último, a nivel sonoro el juego no destaca especialmente, ni para bien ni para mal. El trabajo realizado es decente, encajando bien en el contexto del juego, pero tampoco es algo memorable. Los efectos de sonido sí que están bien escogidos, y funcionan mejor de lo esperado.

 

Conclusión: Supervivencia y gestión para todos los jugadores

Floodland es un juego de estrategia y gestión más que interesante, que parte de una genial premisa y que, a pesar de sus fallos, consigue triunfar al ser un juego divertido y accesible. Eso sí, cabe destacar que no es el juego más completo del género, y que puede llegar a hacerse repetitivo, pero no hay duda de que se trata de un juego de calidad. Esto nos demuestra una cosa: habrá que estar atentos al futuro de Vile Monarch.