Seguramente a más de uno le pasó como a mi la primera vez que conoció esta serie, pues sentí una cierta incomodidad viendo los diseños de los personajes (la mezcla del estilo de Koji Inada con los diseños de Toriyama jamás me ha terminado de convencer) y echaba de menos el carácter más caricaturesco del padre de Dragon Ball. Sin embargo, una vez superado este problema es imposible no conectar con la premisa de la serie: su tono jovial, con personajes memorables y un gran componente de acción y aventuras, hacía que ningún fan del género shonen pudiera resistirse a sus encantos. Nadie niega que se trata de una de las series más memorables y queridas de las publicadas por la editorial, por lo que resulta aún más sorprendente saber que, a día de hoy, el bueno de Dai (que es como se conocía a Fly en el resto del mundo) no ha protagonizado ningún juego, siendo muy escasa su participación en el medio. Es lo que tiene estar en un vacío legal entre varias empresas, supongo. Sea como sea, el lanzamiento de un remake animado ha llevado a Square Enix a lanzar un videojuego protagonizado por el joven héroe, conocido como Infinity Strash: Dragon Quest The Adventures of Dai. La idea es realmente interesante, pero… ¿Estará a la altura de la franquicia? ¡Veámoslo en el análisis completo, que podéis leer a continuación!
La oscuridad se apodera del mundo una vez más
En Infinity Strash: Dragon Quest The Adventures of Dai se nos presenta un recuento de las aventuras de nuestro protagonista narradas en el manga, si bien no se cuentan todas: a diferencia de otros juegos basados en mangas finalizados, aquí se opta por contar solo hasta el capítulo 43 de la serie, dejando en el aire muchas ideas y conceptos que, la verdad, no llevan a ningún lado. Quiero decir… ¿De verdad no se podía contar todo? Se trata de un manga con más de 20 años de antigüedad… Que digo 20, ¡Con casi 30 años de antigüedad! Digo yo que, habiendo pasado tanto tiempo, se podría haber presentado toda la historia de la serie. Aunque, viendo como se narra, casi que mejor… Y es que en Infinity Strash el estudio no se ha querido poner a trabajar mucho a la hora de representar las escenas más icónicas de la historia de Dai y compañía, pues todo se narra a través de, literalmente, diapositivas extraídas del remake animado. Podría entender esto si habláramos de historias secundarias, de relleno… Pero no, aquí vemos como es derrotado el maestro Avan y como aparecen por primera vez los compañeros de nuestro héroe a través de imágenes estáticas con una escueta narración de fondo. Solo se presentan secuencias animadas en ocasiones muy, muy concretas, algo inexplicable. Que haya tan poco trabajo en su narrativa es un problema bastante serio, impidiendo a los recién llegados a la franquicia disfrutar de su historia y decepcionando a los fans al narrar de forma tan vaga y poco cuidada la trama.
Esto es una pena, pues la historia que se cuenta en el manga es divertida, emocionante y está repleta de momentos icónicos y memorables que aquí no se respetan. Si queréis conocer acerca de las aventuras de Dai, dadle antes una oportunidad al manga o al anime, pero no empecéis por aquí. Por lo menos, el juego presenta un buen catálogo de guiños que los fans de la serie disfrutarán, destacando especialmente la introducción de los Reminilazos, una serie de recuerdos y extractos del manga en movimientos (las animaciones de estos están muy bien logradas) que aportan a nuestros personajes ciertas mejoras en las estadísticas al mismo tiempo que celebran el legado de la obra original. La idea es muy buena, y se convierten en el foco principal del juego tanto en su modo historia como en otro modo del que os hablaré más adelante. Y es que antes de pasar a la siguiente sección hay que mencionar que el título llega a nuestro territorio con una traducción formidable al español, algo a lo que nos tienen acostumbrados en la franquicia pero que no por ello se agradece menos.
Forjando una leyenda
En su apartado jugable Infinity Strash sufre una importante crisis de identidad al intentar presentar elementos de diversos género que no terminan de cuajar en ningún momento: su sistema de combate recuerda a los arena fighter, mientras que su diseño de niveles oscila entre un musou de primera generación y un RPG de acción, perdiendo por el camino cualquier ápice de profundidad que los juegos de estos géneros pueden presentar. No contamos con un sistema de combos ni con una buena variedad de enemigos, teniendo que enfrentarnos en todo momento al mismo conjunto de enemigos con el mismo conjunto de ataques. Bueno, esto último no es del todo cierto, pues podemos configurar los ataques especiales de los personajes, pero la variedad de estos es relativamente escasa. Y hablando de personajes, el juego opta por limitar el número de personajes que podemos controlar a lo largo de la aventura, teniendo que estar anclados constantemente a los mismos cuatro personajes. Si a esto le sumamos su ineficaz sistema de esquive y defensa, así como su tosca movilidad, nos encontramos ante una jugabilidad ineficaz que no sorprende en nada. Por suerte los combates contra los jefes son muy entretenidos, ofreciendo un más que necesario toque de dificultad en el que, a pesar de todo, se sigue echando en falta algo más de profundidad. Donde el juego más funciona y engancha es en el modo Templo de Recuerdos, que altera por completo la estructura de las partidas al plantearse como una suerte de roguelike en donde tendremos que superar salas derrotando enemigos mientras mejoramos nuestras estadísticas y obtenemos nuevos Reminilazos. Es un modo bastante divertido aunque poco variado, pues se presentan los mismos enemigos que en el modo historia y no haremos nada más que luchar. En resumen, nos encontramos ante un “machacabotones” de manual, un juego con una levísima profundidad en cuanto a mecánicas se refiere que podría haber dado mucho más de si.
Siguiendo con el apartado artístico, he de decir que me ha convencido bastante la forma en la que se han adaptado los rostros del manga y los diseños de personajes, ofreciendo una recreación fidedigna del estilo original… Que se ve empañada, una vez más, por la excesiva falta de trabajo. Así, los escenarios que el juego presenta no dejan de repetirse, pecando en todo momento de una grave falta de detalles. Sus bosques y sus templos, que es donde pasaremos la mayor parte del juego, están completamente vacíos, y no hay nada realmente destacable. Al menos los efectos especiales de los ataques son espectaculares… En cuanto al tratamiento técnico, lo cierto es que el juego funciona bien: no hay caídas de frames reseñables o errores que arruinen la experiencia. Por último, el apartado sonoro me ha dejado un tanto frío, pues aunque no decepciona tampoco consigue sobresalir.
Conclusión: Un homenaje defectuoso
Infinity Strash: Dragon Quest The Adventure of Dai se trata de una oportunidad fallida para hacer justicia a una franquicia tan venerada como Dragon Quest. Lo que podría haber sido un genial juego de acción acaba siendo una obra extremadamente simple y corta (pudiendo ser completada en 3 horas) que ni cuenta con un buen sistema de combate ni consigue adaptar todo el manga. ¿Es un juego desechable? No, tiene ideas interesantes y aciertos, pero no cabe duda de que nos encontramos ante un juego regulero, una decepción que no entiendo como puede llevar el nombre Dragon Quest.
Antonio Gallardo
Normalmente escribiría algo profundo que contara más sobre mi... ¿Pero de verdad alguien lee esto? Bueno, en ese caso... Me gustan los videojuegos y el cine. A veces unos más que otros, ya sabéis como funciona. Si queréis saber más, solo tenéis que leer lo que escribo.