¡Siéntate y juega!
No hay demasiado que pueda contar sobre la historia de Inscryption, entre otras cosas, porque si bien es cierto que existe y está ahí, es algo que hay que descubrir ya que, inicialmente, lo único que hay ante nosotros es nuestro personaje indeterminado (al ser en primera persona y estar en la penumbra sin un espejo, es imposible conocer su aspecto) delante de una mesa, ante los impasibles ojos que se fijan en nosotros desde la oscuridad, un ser al que tampoco seremos capaces de poner rostro en nuestros primeros momentos de juego, uno que está sentado en una mesa, frente a nosotros. Estamos encerrados en una extraña cabaña de madera y el cómo hemos llegado ahí, quién es ese señor y demás preguntas, van surgiendo constantemente en nuestra mente. Lo único que parece seguro, es que este ser quiere jugar con nosotros a las cartas y está más que dispuesto a hacer de GM en una pequeña y extraña aventura que se desarrollará en la mesa. No, no hay escapatoria, la puerta de la cabaña está cerrada a cal y canto. ¿Tú única opción? Jugar.
Dicho esto, Inscryption es uno de esos juegos que te va desgranando la historia poco a poco, a pinceladas. Es posible dejar la mesa y moverse por los escasos metros cuadrados de la cabaña e interactuar con los distintos objetos que hay por esta. Además de poder ayudarnos con cartas nuevas y otras ventajas, será un paso necesario para ir avanzando en nuestro objetivo de saber qué está y cómo salir de ese lugar. Igualmente, y aunque soy consciente de que esto resultará molesto para muchos jugadores (es natural), hay que completar varias veces Inscryption, lo que equivale a ganar en varias ocasiones a nuestro misterioso compañero de mesa y GM, todo ello sin cambiar el planteamiento, repitiendo enfrentamientos contra jefes. Esto puede conducir al tedio, el aburrimiento e incluso la frustración, pues si bien conoces lo que está por llegar al haberlo vivido anteriormente, al final y como en todo juego de cartas, una gran parte de todo esto va a depender de la suerte.
Suma cartas, avanza y confía en tu suerte
Mientras nuestra pieza de personaje vaya avanzando por el improvisado mapa que dispone ante nosotros nuestro GM, iremos combatiendo contra él y ganando nuevas cartas para añadir a nuestra baraja, pero eso no será todo, pues hay una variedad de opciones para ganar ventajas durante nuestro camino. Desde conseguir algunos objetos para utilizar durante el combate (como un reloj de arena para obligar al rival a saltarse un turno, o una especie de abanico para dar la habilidad de volar a nuestros monstruos durante un turno), hasta un campamento cuya hoguera puede potenciar la salud o el ataque de nuestras cartas, sin olvidarnos de las pruebas de la cueva, el peletero que vende pieles que posteriormente se pueden cambiar por cartas, o una piedra ritual que, sacrificio de una carta mediante, permite traspasar una habilidad de una carta a otra. ¡Ah! y no hay que olvidarse de la talladora, una suerte de chamana que fabrica cuerpos y cabezas en madera que, una vez equipados entre sí, otorgarán una habilidad extra a todas las cartas de ese tipo. Toda ayuda es bien recibida para ganar cada combate de cartas.
Durante tu turno, puedes robar una carta de tu mazo o puedes apostar por coger una ardilla, esos excelentes recursos tan necesarios para realizar un sacrificio en sangre, un valor seguro que hay que priorizar de forma habitual. Pero a veces, no queda de otra que simplemente arriesgarse y robar una carta al azar de tu mazo para que puedas inclinar la balanza a tu favor antes de que sea demasiado tarde. También te encontrarás con cartas que requieren un coste a pagar no en sangre sino en huesos. Los huesos se obtendrán cada vez que una de tus criaturas muera por cualquier motivo. Eso también incluye, claro está, el sacrificio realizado por propia voluntad, por lo que podrías sacrificar una ardilla y ganar una sangre y un hueso. Cuando hablaba de inclinar la balanza a tu favor, no lo hacía en el sentido más literal de la palabra, ya que para ganar al rival hay que dañarle de forma directa hasta llenar su balanza con un daño suficiente (en forma de dientes dorados) como para seguir avanzando en nuestro periplo por el mapa.
Si bien es cierto que de nosotros depende tomar diferentes decisiones a la hora de “construir” el mazo y realizar diferentes acciones en el mapa, es inevitable que el factor suerte esté constantemente presente en cada momento. Siempre que se comienza una nueva partida contra nuestro anfitrión (después de perder obligatoriamente alguna vez para conocer todas las mecánicas del juego de cartas), se nos otorgan unas poquitas cartas para formar nuestro mazo, amén de un puñado de ardillas, que sirven poco más que para hacer las veces de “maná” mediante su sacrificio, que en este caso en vez de maná es sangre. Inicialmente, el mazo no vale nada, pero irás consiguiendo algunas cartas a elegir por el camino, a veces más variadas y otras menos, a veces más interesantes y otras más inútiles. Lo mismo ocurre con los objetos o la talladora, que siempre son muy necesarios para no siempre proveen como a uno le gustaría. Todo esto, sumado a una mala mano inicial, puede terminar por hacerte reiniciar el mapa desde el principio, volviendo a repetir cada jefe y combate.
Sirva como ejemplo ilustrativo de lo que comentaba, uno de mis intentos en los que, gracias a la talladora, conseguí un poder para obtener tres de sangre por sacrificio y una cabeza de ardilla, que unidos, permitían que cada ardilla generase tres de sangre por sacrificio, una pasada que permitía invocar criaturas de cierta envergadura desde el primer turno, lo cual podía contribuir a finalizar un enfrentamiento en un par de turnos fácilmente. Huelga decir que completé esa primera victoria hasta el final sin demasiado apuro. Ahora bien, la suerte también puede tornarse en tu contra y decidir que te va a dar una mano inicial compuesta únicamente por cartas de coste alto para que te pases dos o tres turnos sin prácticamente poder sacar ninguna carta a mesa, lo cual conduce a una rápida derrota sin paliativos que reinicia el tablero y el mazo.
Como ya apuntaba, Inscryption es un juego que debe de ser finalizado varias veces para conocer toda la historia. Si mueres, te despertarás en una habitación oscura con suficiente luz para ver la figura de la mesa, o al menos sus ojos. Te explicará que, si bien la muerte no es el final (después de todo, esto es un roguelike), les gustaría tener un recuerdo de tu último viaje. Esta secuencia es la introducción de la mecánica de “Carta de la Muerte”, en la que usarás las cartas que hayas recolectado durante tu run, incluidos los beneficios que les hayas dado, para construir tu propia carta personalizada. Haces esto eligiendo cartas de tu mazo anterior para compensar el costo, el poder, la salud y los efectos de esta nueva carta. Luego le das un nombre a la carta y la figura en la puerta usará su extraña cámara para tomarte una foto para el arte de la tarjeta. Así pues, en siguientes run, podrías llegar a toparte con esta carta para añadirla a tu mazo, lo cual, con un poco de suerte, puede desembocar en un monstruo importante. En mi caso, conseguí crear una carta de siete puntos de ataque y siete de vida por un solo punto de sangre y con la habilidad de inmortalidad. Una bestia parda muy respetable.
Nunca me había sentido tan incómodo jugando a las cartas
Si bien Inscryption nunca ganará un premio por su cantidad de píxeles o sus imágenes realistas, tiene su propio estilo artístico único que implementa muy bien. El ambiente sombrío de la cabaña es constantemente espeluznante e inquietante gracias a su tenue iluminación, el ambiente general y el constante conjunto de ojos que te observan impertérritos. Este estilo artístico también se traduce en las cartas, ya que las líneas gruesas y las imperfecciones que se encuentran en los dibujos y la construcción de cada carta se parecen a los bocetos que encontrarías en un antiguo libro de cuentos populares.
Además de esto, tienes una banda sonora fantástica con un uso inteligente del bajo y un tarareo melódico que nunca te deja sacudirte esa sensación espeluznante que brindan las imágenes del juego. Si bien el juego casi no presenta actuación de voz, las animaciones sutiles de los personajes y sus conjuntos de audios asociados mientras hablan encajan maravillosamente con la atmósfera que el juego está tratando de construir.
Conclusión
Inscryption es un título inteligentemente planteado basada en cartas con elementos roguelike que te recordarán, por ejemplo, a otros como Slay the Spire, pero al mismo tiempo, tiene algunos giros interesantes en la fórmula, así como algunos elementos inesperados que harán de este un experiencia memorable a la par que desconcertante. No hay mucho más que pueda decir sobre esta experiencia constante e inquietante que nunca cede y te desafía a encontrarle sentido, pues cualquier información de más podría jugar en vuestra contra arruinando la experiencia de juego, pero estoy seguro de que será una grata sorpresa para prácticamente casi cualquier jugador que decida darle una oportunidad.
Kalas
Veterano en esto de escribir sobre videojuegos, pero un día me cansé y decidí fundar mi propia web. No soy amante de las marcas, sino de los buenos juegos, aunque Nintendo ha estado muy presente en mi infancia. Sobrevivo en mi lucha por convertirme en un especialista en Asia Oriental.