Stop that Donkey Kong!
La historia nos cuenta como Donkey Kong ha decidido que robar todos los Mini-Marios es la mejor solución para no quedarse sin ellos (ríete tú de las ediciones coleccionista de los juegos de Switch) y nuestro bigotudo favorito tendrá que perseguirlo para recuperarlos. Esta sencilla trama sirve para ponernos en situación, recordando aquellos primeros arcade en los que el fontanero se enfrentaba, escaleras y martillos mediante, a la furia del gorila.
En esta ocasión, eso sí, no solamente tendremos que enfrentarnos a Donkey, sino que tendremos que recorrer una totalidad de 8 niveles, divididos en 6 zonas estándar, más una zona especial, para después enfrentarnos al primate. Aquí nos encontramos uno de los añadidos más importantes con respecto al original, ya que se ha elevado el número de desafíos a los que tendremos que hacer frente.
Las zonas estándar, a su vez, están divididas en dos pantallas. La primera de ellas nos hará sacar nuestro ingenio para alcanzar una llave con la que acceder a la segunda pantalla, donde tendremos que recoger un Mini-Mario, extraviado en la huida del ladrón.
Dentro de cada zona encontraremos, además de la llave y el muñeco para completarla, unos paquetes regalo que nos premiarán, de conseguirlos todos, con una puntuación perfecta en el nivel, que a su vez nos permitirá acceder, una vez completemos el juego base, a los Niveles Expertos. Obtener estos paquetes suma un extra de dificultad a las pantallas, aunque hasta que no lleguemos a los niveles más avanzados serán bastante asequibles.
Dándole leña al mono
Aunque si solo nos centramos en las pantallas previas a los créditos puede hacérsenos un pelín corto, Mario vs. Donkey Kong tiene mucho más valor añadido y posibilidades de alargar su vida de las que podría parecer. Más allá de los niveles que hemos mencionado anteriormente y que dotan de estructura al producto, una vez lleguemos a la escena final tendremos acceso a variaciones de los niveles visitados anteriormente y que elevan su dificultad, suponiendo un verdadero reto en algunos casos.
Además de estas variaciones, comúnmente denominados NewGame+ (aquí, de hecho, se le pone ese mismo signo para diferenciarlas), también podremos acceder a los Niveles Expertos, bloqueados en primera instancia. Para acceder a ellos, y como ya habíamos señalado, tendremos que hacer acopio de las estrellas obtenidas como premio al conseguir la puntuación perfecta del resto de zonas.
Otro de los cambios con respecto al Mario vs Donkey Kong de GameBoy Advance y que alargan aún más la experiencia es la adición del modo Contrarreloj, que nos reta a resolver las pantallas en un límite de tiempo más corto del habitual. Por si todo esto fuera poco, también tendremos la posibilidad de añadir un segundo jugador a los niveles, dotando de nuevas posibilidades a nuestra capacidad de resolver los retos que nos plantea cada uno de los escenarios. Aunque pueda parecer un tanto artificial, es un añadido muy agradecido y útil, ya que acerca el juego al resto de miembros de la familia (incluso a los más “peques”). Tendremos que estar bien sincronizados, eso sí, ya que compartiremos pantalla al no “partirse” esta en ningún momento.
Una pantalla más y lo dejo…(nope)
El olor a clásico de Mario vs Donkey Kong no sólo reside en su estructura, sino en lo adictivo y divertido de su fórmula. Aunque sus zonas están pensadas para sesiones cortas (en un par de minutos podremos obtener la puntuación perfecta en la gran mayoría de casos) en no pocas ocasiones las partidas para realizar el análisis se han alargado más de la cuenta sin que fuéramos plenamente conscientes y no precisamente por aburrimiento o quedarnos “pillados”.
Para conseguir formular una química perfecta en nuestro cerebro y querer seguir recuperando Mini-Marios de las manos de Kong, plataformas, escaleras, interruptores, cintas de transporte, muelles y teletransportadores se entremezclan con enemigos y otros objetos que podremos utilizar para llegar a los objetivos. En la zona especial previa al combate jugaremos con nuestros muñecos a alcanzar unas letras antes de guardarlos, mientras que en las pantallas en las que nos enfrentamos a Donkey, por otro lado, se utilizan clarísimos guiños a los niveles originales de 1981, barriles incluidos.
Cada nivel tendrá, en sus pantallas, algunos artilugios de uso exclusivo con los que tendremos que familiarizarnos, por lo que en ningún momento el juego se siente monótono. Ya sea hielo, viento, electricidad…no siempre estaremos resolviendo el mismo puzle, algo que también ayuda a que queramos “echar una vida más”.
Todas estas virtudes se empañan un poco (nada grave) si tenemos en cuenta que la detección con ciertos elementos del escenario no es todo lo redonda que debería. No es tan infame como en el primer Crash Bandicoot, no nos escandalicemos, pero quizá los Joy-Con o quizá unas “hitboxes” no tan acertadas como el resto de elementos del juego nos hacen repetir secciones que no nos tocaría repetir. No es grave y no pasa a menudo, pero no se puede dejar en el olvido.
Por terminar con los aspectos no tan satisfactorios, algo que también nos ha parecido un tanto inútil ha sido el contador de vidas: perdemos una de ellas si nos quedamos sin tiempo o si nos golpeamos, pero la pérdida de la totalidad de ellas únicamente tendrá la penalización de empezar la zona, ni siquiera el nivel, por lo que consideramos que podría haberse empleado de mejor forma. Si tenemos en cuenta que las pantallas bonus que van apareciendo en los niveles, pese a variar la mecánica como si de Quidditch se tratase y ser entretenidas, únicamente sirven para agrandar este contador, que no se haya explotado de una mejor manera deja un poco frío, sobre todo si tenemos en cuenta que ya disponemos de una dificultad adicional, el Modo Relajado, en el que las vidas y el tiempo no se contemplan.
Estilo Nintendo
Para esta ocasión, la compañía nipona ha dejado los horrorosos sprites de la entrega original guardados en el baúl más profundo de Kioto, optando por un estilo muy agradable, propio de la Gran N. Dentro de que los escenarios, personajes y demás elementos tampoco son la resurrección de Frieza, las animaciones, la paleta de colores y como los niveles consiguen tener personalidad propia hace que el conjunto luzca con alegría, siendo muy disfrutable.
El HUD es bastante claro y muestra la información de vidas, coleccionables y tiempo restante con eficacia, dejando la pantalla libre para poder resolver mejor los desafíos.
Por su parte, en el apartado sonoro tenemos un conjunto con predominancia de melodías calmadas salpicadas de notas propias del Jazz, que se mezclan con efectos y voces básicas pero efectivas, haciendo que todo funcione con notable solvencia.
Conclusiones
Nintendo nos trae sensaciones de arcade vintage con un lavado de cara moderno, muy divertido y adictivo de Mario vs Donkey Kong, con suficientes modos de juego y posibilidades como para tenernos atrapados en sus puzles durante mucho tiempo. Un mejor tratamiento de la dificultad general habría terminado de redondear un título que se disfruta muchísimo, ya sea con la vista, el oído y, sobre todo, con el tacto.