En este mundo, todos tienen un papel que acatar, los videojuegos no van a ser menos. En una aventura videolúdica solemos situar al denominado “Héroe” como el personaje de mayor importancia, luego, localizamos a villanos, acompañantes, personajes secundarios e incluso gente random que pasaba por ahí. Pero, se nos olvida alguien, una figura que apoya al héroe de turno —por un módico precio— en su travesía. ¿Sabéis quién es esta personalidad de la que nadie se acuerda? Exacto, el mercader.
Este personaje es tan necesario en una aventura como cualquier otro, pero no suele ser mencionado al final de la contienda: “cuenta la leyenda que el grandioso Héroe —con la ayuda de un mercader que le dijo a donde ir y le fabricó la mejor espada por 10.000 monedas de oro— salvó a nuestro mundo de un mal eterno.” La importancia del servil comerciante se omite, la gloria del Héroe es propia.
Digital Sun es la encargada de hacer notar la verdadera importancia del comerciante en los videojuegos, una idea muy original que se aleja de ponernos en la piel del Héroe de turno y donde asumimos el papel de un joven autónomo que quiere ser algo más que un simple tendero. El equipo valenciano debutó hace menos de un mes con su primera obra Moonlighter, que ha visto la luz tras dos años de duro trabajo y ha triunfado en la plataforma de Kickstarter. ¿Nunca te has preguntado qué hace un comerciante digital cuando cierra su tienda? ¿Qué hace con el dinero que le has dado por una espada de bronce? ¿Acaso crees que los objetos que vende caen del cielo? Todas estas preguntas te serán respondidas a continuación, pero tranquilo, no te vamos a cobrar nada, la primera es gratis.
Héroes y Mercaderes, gloria y riqueza
Will es un joven propietario de una humilde tienda, Moonlighter, en la villa de Rynoka. Este pequeño pueblo se situó junto a unas extrañas “Mazmorras”, que otrora aparecieron, para conseguir el máximo beneficio posible. Pero Will, un chico de estirpe capitalista, tiene otra meta más allá de ser el Amancio Ortega de Rynoka, él quiere ser aventurero y quiere descubrir los secretos que aguardan tras las peligrosas puertas de las mazmorras. Lo mejor que he visto en el apartado narrativo son varias situaciones que rompen la cuarta pared, como que un personaje hable sobre la creación procedural de las mazmorras, algo bastante curioso y divertido en un videojuego.
Moonlighter es a partes iguales un ARPG roguelite y un título sobre gestionar tu negocio, usa las dos caras de la moneda a su favor. Nuestro pluriempleado Will trabaja por las mañanas en la tienda y por la noche se lanza a buscar tesoros para luego sacar tajada. Un ciclo que repetiremos muchas veces pero que no se hará cansino para el jugador debido a que tiene la duración exacta para no atosigarnos, unas 11 horas en mi caso.
Hay un total de 4 mazmorras, distintas en apariencia, sonido, enemigos, jefes y loot. Cada una de ellas está dividida en tres pisos —cuanto más abajo estemos mejores serán las recompensas que encontremos, pero también mayor será el peligro— y cada piso está estructurado por salas, como en cualquier roguelite. Nuestro cometido será llevarnos con nosotros todos los valiosos objetos que podamos, eso sí, nuestro inventario tiene un límite, por lo que tendremos que priorizar según nos convenga. Una capa de dificultad más es añadida con las maldiciones que poseen algunos objetos (solo podremos situarlos en sitios específicos de la mochila, se rompen si recibimos daño, eliminan otro objeto,…).
El control del personaje es fluido y acertado, Will podrá esquivar, —y tendrá algunos benditos frames de inmortalidad— atacar y realizar un golpe fuerte, podremos llevar dos armas a la vez y equiparnos pociones. Lo único que puede ensuciar un poco el conjunto es que a veces hay fallos en las colisiones debido a la hitbox de los enemigos, no siendo esto nada especialmente notable.
Will porta un artefacto que nos da la posibilidad de salir de la mazmorra en cualquier momento sin terminarla, otro que abre un portal para poder dejar el nivel a medias, volver al pueblo para vender, equiparnos y descansar para volver con más fuerza al punto en el que dejamos la partida, y un último que nos permite vender nuestros objetos dentro de la mazmorra por un precio menor. Estos tres artefactos nos serán muy útiles a la hora de jugar y solo requieren oro para ser usados, un precio a pagar por un bien mayor. Algo que me ha gustado mucho, ha sido la sensación de necesidad y codicia que me ha provocado el juego. Me explico, he muerto más veces de las que debería por el mero hecho de no retirarme cuando debía, todo por el ansia de almacenar más dinero, y como bien se dice: “La avaricia rompe el saco”, una idea que ha plasmado muy bien el equipo valenciano. Una vez que hayamos conseguido suficiente loot y hayamos vuelto sano y salvo a casa, empezará nuestra aventura capitalista.
El punto que más he disfrutado de Moonlighter es la gestión de nuestra tienda. ¿Cómo sabemos cuál es el precio que hay que ponerle a los objetos que queremos vender? Muy fácil, pondremos un precio X y esperaremos a ver las reacciones de los clientes. Si el cliente ve el objeto y se pone muy contento, significa que prácticamente lo estamos regalando, si el cliente se enfada, es porque tal vez le estemos intentando timar, y si el cliente sonríe sin más, es que hemos encontrado el precio justo. La forma de tasar los productos es simple, dinámica y muy divertida, hace que estemos atentos a las reacciones de los clientes, además de las peticiones que estos nos harán a cambio de suculentas cantidades de rico dinero y a los ladrones, que intentarán rapiñar algo de mercancía de vez en cuando. En adición, el precio de los objetos fluctuará dependiendo de la oferta y la demanda, si vendemos muchas piedras de afilar, su precio bajará; toda una clase de capitalismo puro y sencillo en tu cara.
El poder del dinero
¿Y para qué usamos tanto oro? Para construir mejor equipamiento, mejorar nuestra tienda e incluso nuestro pueblo. Para comprar armas necesitaremos unos objetos específicos y pasta, elemento que añade otra capa más de profundidad al juego, ya que ahora tendremos que decidir qué objetos vender y qué objetos quedarnos. Las armas y armaduras son variadas, algunas de ellas nos darán efectos adicionales, como una lanza con veneno o unas botas de velocidad, y serán necesarias para avanzar por las mazmorras que cada vez serán más difíciles. Nuestra villa será capaz de crecer gracias a nuestro poder adquisitivo, podremos desbloquear a un herrero, una tienda de pociones y encantamientos, etc. Moonlighter también puede crecer, es posible aumentar su tamaño y eficiencia, contratar a un ayudante y más. Algo que me hubiera gustado es interactuar más con el pueblo y sus habitantes como vimos en Stardew Valley, espero que esto se tenga en cuenta en una posible secuela.
Gráficamente, el juego de Digital Sun es delicioso, un pixel-art y unas ricas animaciones muy cuidadas nos acompañarán y deleitarán durante toda la aventura. Con respecto al diseño, lo más destacable me parecen los jefes finales —que aunque no muy complicados— son un alarde visual. Además, el título está en completo y perfecto castellano. Por su parte, el sonido se asocia muy bien con el título, los efectos sonoros son correctos y los temas musicales —distintos en cada escenario— son muy disfrutables.
Conclusión
Digital Sun ha debutado con un título cuya presentación audiovisual es una delicia, con un toque muy original y divertido al presentarnos una aventura protagonizada por un mercader, creado con un cariño y dedicación inmensurable, y como Moonlighter es una oda al capitalismo, recomiendo su compra.