Tu cara me suena
Como ya ocurriera el año pasado, una vez el juego arranca desde la parrilla de salida de nuestros mandos lo primero que haremos será ponernos cara, invitándonos a crear un personaje que nos represente en el modo Trayectoria, de nuevo estrella de este MotoGP 20 de los chicos de Lombardía, donde brilla con luz propia la capacidad de personalización, no ya en las opciones relacionadas con el físico del piloto, pero sí en el resto de elementos definitorios, como el casco, el mono, etc, ofreciéndonos, si estamos decididos a emplear tiempo en ello, una mayor capacidad de sentirnos identificados con nuestro avatar, algo necesario en un momento como el que señalábamos en la introducción.
Entrando en materia, pero no abandonando el modo Trayectoria, en MotoGP 20 se ha prescindido de la categoría de debut para Rookies patrocinada por la bebida energética del toro rojo o del mundial de MotoE, pero se han añadido otras opciones que no harán que echemos de menos unas competiciones que resultaban un tanto anodinas, más allá de ofrecer un par de cilindradas extra. Una de estas opciones no se basa tanto en las motos como sí en la gestión del equipo dentro del modo, donde se ha apostado por un modelo más realista de confección del box, al tener que fichar y pagar sus respectivos sueldos a nuestro representante o a las figuras encargadas del desarrollo de los diferentes componentes de la moto, lo que consigue que toda la experiencia de progreso en el Mundial sea más tangible que la conseguida al seleccionar en fríos árboles de desarrollo que ya están, ciertamente, muy vistos.
Además de esta característica, se ha hecho aún más hincapié en algo que ya vimos en el videojuego oficial del pasado curso, y es que todo ha tomado un cariz más serio, más de retransmisión deportiva real, añadiendo incluso nuevas escenas, lo que aporta aún más inmersión y grado de compromiso con los miembros del equipo una vez se suceden nuestros éxitos en pista, éxitos que, de ser frecuentes, no hace falta decir que determinarán nuestra capacidad de fichar por equipos con mayor prestigio y objetivos a mayor escala. Los equipos, como no podía ser de otra manera, se basan en la licencia de este año, aunque también podremos rizar aún más el rizo y tirar hacia adelante con nuestra propia idea de escudería.
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Los modos para un jugador repiten con las opciones rápidas clásicas, como contrarreloj, fin de semana de GP o temporada de Campeonato, donde podremos elegir entre los pilotos y escuderías que forman parte de las 3 categorías del mundial, o bien sentar a nuestro avatar del modo trayectoria en uno de estos carenados, o, y de nuevo repitiendo, poniéndonos en las manos de pilotos históricos de 500cc o las de las primeras MotoGP de 4 tiempos, en un nuevo guiño a la nostalgia. Sin embargo, estas leyendas pecan de no estar tan bien implementadas en el juego como sí lo estaban, a nuestro parecer, el pasado año. En MotoGP19 el acceso a estas míticas estrellas del motociclismo y a sus motos legendarias se hacía a través de eventos en modo escenario que hacían revivir adelantamientos o circunstancias históricas con más “piel” que este año donde, a través de carreras estándar con diferentes configuraciones de dificultad, obtendremos puntos con los que adquirir motos y pilotos, en una tienda que, para más inri, es aleatoria y cambia cada vez que se cumplen ciertos requisitos. Lo que sí debe quedarnos claro es que, aún con las ausencias mencionadas, y con un modo histórico un tanto descafeinado, pese a que es un añadido al que poner en valor, el juego ofrece una cantidad de horas notable en sus modos single-player.
La experiencia multijugador, por su parte, ofrece los modos de partida privada y partida pública, sin muchas pretensiones, y un modo donde podremos ser directores de carrera, en una opción atractiva para organizadores de eventos y similares. Nada destacable, sin duda, pero siempre es bienvenida toda opción que alargue la vida de los títulos, aunque en nuestra experiencia debemos añadir que no hemos encontrado partidas, por lo que la efectividad de estos modos dependerá, en exclusiva, del apoyo de la comunidad.
La IA en la pole… por unas décimas
Si algo hizo que la anterior entrega a este MotoGP 20 que nos ocupa subiera el nivel con respecto a años anteriores, fue la inclusión de un sistema de inteligencia artificial que nos hacía plantarnos ante un reto a la hora de afrontar las carreras en los niveles de dificultad más exigentes. Por suerte, y gracias a Cthulhu o al dios que más os apetezca, antes de la salida al mercado del juego la Neural IA ha llegado gracias a una actualización de la primera versión que tocamos del juego, eliminando el hecho de que los rivales jugaran a un despropósito de Don Tancredo donde parecía que a ninguno le apetecía quedarse en pie, permitiéndonos ganar casi cualquier carrera con tan sólo mantenernos en pista. Tras dicha actualización (todo sea dicho, Milestone ha prometido dar mucho soporte al juego escuchando a los jugadores), de nuevo volvemos a sentir un juego más que disfrutable en todas las dificultades que estemos dispuestos a afrontar en función de nuestro nivel como pilotos.
Otro punto a su favor es que el juego posee tantas opciones de configuración de ayudas y de ajustes de carrera que permite disfrutar a cualquiera de él, apoyado sin duda de una sensación de control agradable a los mandos, que responden a nuestras instrucciones de forma satisfactoria. Donde quizá encontremos un pequeño punto menos brillante es en la inclusión de la gestión de los neumáticos y del combustible, que no deja de ser un agradable guiño a la performance previa a la carrera en el mundo real, pero que tampoco es que se note en gran medida en pista, al menos a nuestro parecer.
Sensaciones al manillar
A nivel gráfico es loable que los chicos de Milestone no hayan cejado en su empeño de progresar con cada juego que han ido publicando durante los últimos años, ofreciendo cada vez imágenes con mejor gusto y más cercanas a la realidad televisiva. En este MotoGP 20 que estamos diseccionando, por suerte, parecen haber encontrado una buena piedra de toque merced a Unreal, dado que salvo alguna textura un tanto chapucera, que bien podría haber parido Final Fantasy VII Remake, han conseguido que tanto en el modo Calidad como en el modo Rendimiento se muestre un juego llamativo a la vista. Destacan de nuevo las evoluciones con respecto a la iluminación y a los efectos que ya se implementaron en la entrega anterior y que se han mejorado, donde, por ejemplo, impresiona el efecto de la lluvia sobre el asfalto o las escapatorias y riberas del circuito. En opinión propia, hemos quedado más satisfechos con el modo Rendimiento, mostrando una atractiva tasa de 60 frames que consigue una mayor sensación de velocidad y de situación en pista, y no distando por tanto (aunque sí hay diferencias, es obvio) con el modo Calidad en lo visual.
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El notable apartado visual de MotoGP 20 es aún mejorable, es evidente, sobretodo cuando entran en liza algunas expresiones faciales menos animadas que la barra de carbono de Los Simpson, pero sin duda se siguen dando pasos en la dirección correcta. Estos pasos positivos no se han realizado en el apartado sonoro, por desgracia, pecando de los mismos errores que el año pasado, por lo que quizá debemos ser un poco más críticos y pedirle a Milestone algo más que una diferenciación aceptable entre el ruido de las motos de las diferentes categorías y unas voces, en castellano eso sí, poco más que correctas.
Conclusiones
Milestone ha conseguido mejorar su buque insignia, sobretodo a nivel de sensaciones jugables, perfeccionando las virtudes de las últimas entregas y consiguiendo un producto que, de nuevo sin llegar al sobresaliente, posee la suficiente calidad como para comenzar a ser una alternativa a considerar por todos los amantes de la velocidad, más allá de los fanáticos de la competición más famosa de las dos ruedas. Es cierto que ha perdido algunas piezas con respecto al año pasado, pero las que se han incorporado lo hacen con acierto, y las que vinieron para quedarse siguen consiguiendo convencer, por lo que, sin duda, la propuesta del equipo italiano compensa de forma notable la triste ausencia del mundial más pasional del mundo de la velocidad.
Como ocurriera el año pasado, de nuevo el sonido siembra la nota discordante junto a algunas texturas que no deberían estar ahí, o no deberían haber existido jamás. Pese a esto, no dejéis la oportunidad de apretar el puño si tenéis ocasión, ya que MotoGP 20 es capaz de divertir y ofrecer una experiencia bastante satisfactoria en general, colocándose por méritos propios en el podio de los juegos desarrollados por Milestone.