[Análisis] OXENFREE II: Lost Signals

Que extraño me resulta hablar de Netflix como una productora de videojuegos. La marca estadounidense siempre ha sido vinculada al cine, ya sea a través del alquiler de películas o mediante la consolidación de una de las plataformas de streaming más rentables del mundo, superando incluso los números generados por grandes compañías del medio como Warner Bros. o Disney. Sin embargo, durante los últimos años ha intentado probar suerte en otros campos, siendo el de los videojuegos el que resulta más interesante de analizar. Lo que comenzó como un simple espacio para dar cabida a juegos de móviles y adaptaciones de algunas de sus series ha derivado en una plataforma de juego que incluye en su colección varios de los mejores juegos independientes lanzados en consolas y plataformas móviles. Quizá el juego más representativo de esta vertiente sea OXENFREE, una obra de suspense y ciencia ficción cuyos temas y ambientación pueden relacionarse perfectamente con IPs de Netflix tan icónicas como Stranger Things.

Desarrollado por el equipo estadounidense Night School Studios, OXENFREE cosechó una gran popularidad y un enorme clamor crítico gracias a su acertada mezcla de temas, su excelente narrativa y su ruptura de la estructura argumental convencional, así como por su preciosista estilo artístico. El resto de los juegos lanzados por el equipo también han demostrado ser juegos bien realizados y divertidos, teniendo siempre la experimentación (tanto mecánica como artística) por bandera. Por este motivo, no es de extrañar que se esperara con mucha ansia el lanzamiento de su próximo juego, OXENFREE II: Lost Signals, un título que no solo busca mantener vigente la calidad presentada en la primera entrega, si no también dar rienda suelta a una creatividad única. ¿Queréis conocer qué tal ha salido el juego, y si está a la altura de su predecesor? ¡Pues dentro análisis!

 

Las balizas son la clave

La historia de OXENFREE II: Lost Signals nos traslada a la ciudad rural de Camena, en el corazón de los Estados Unidos. Riley, una joven originaria de la zona, regresa a su hogar por un misterioso trabajo que le lleva a investigar una serie de señales desconocidas junto a Jacob, un antiguo compañero de instituto. Lo que en un principio parece una tarea sencilla (pues en un principio solo debe colocar balizas en el lugar que corresponda) pronto acaba saliéndose de control… Y hasta aquí puedo leer. Vale, sé que al hablar de otros juegos sí que he contado el desencadenante de la historia, el gancho principal por el que jugar, pero creo que aquí es mejor guardar esa sorpresa. OXENFREE II es un juego especialmente accesible a nivel narrativo, pues consigue recompensar de forma adecuada tanto a los jugadores que disfrutaron de la primera entrega como a quienes no la jugaron. ¿Cómo es esto posible? Pues porque el título consigue presentar una historia individual y cerrada sólida sin dejar de lado las conexiones con el primer juego, dando así pie a un mayor desarrollo de la protagonista anterior y de otros personajes. Resulta curioso el cambio de tema central, pues mientras que en el primer juego se abordaba la historia a través de la perspectiva de un grupo de adolescentes, aquí encontramos una historia marcada por la visión de unos treintañeros algo perdidos en la vida. A pesar de la enorme diferencia que esto supone, lo cierto es que el tema funciona a las mil maravillas, ofreciendo así una perspectiva compleja que invita a la reflexión desde los primeros compases del título.

Si por algo enganchan sus personajes y calan sus temas es, precisamente, por lo increíblemente bien escritos que están sus diálogos. Esto es algo que ya destacaba en el original, y aún así sigue sorprendiéndome que sus diálogos sean tan naturales y cercanos. No hay ni una frase que desentone ni una conversación que no destaque para bien, lo que hace gala de la sobresaliente escritura del título. La historia atrapa, y aunque peca de tener algún que otro problema de ritmo puntual (especialmente por la repetición de ciertas ideas), lo cierto es que es de esas que te dejan en todo momento con ganas de saber más y más. Sus momentos de tensión funcionan tan bien como sus momentos de terror, y quizá os llevéis algún que otro susto. Mención especial para la traducción del título, que brilla con fuerza al proponer una localización exacta y detallada de todas las opciones de diálogo y descripciones del juego (que son realmente abundantes para un juego tan corto). Un momento, ¿Un juego tan corto? Pues sí, al igual que ocurría con su predecesor, OXENFREE II es un juego realmente breve, que puede ser completado en unas 4 horas (o algo más si queremos descubrir todos los secretos de la zona), si bien brilla por ser un título bastante rejugable debido a la enorme cantidad de decisiones que podremos tomar para decidir el devenir de la historia.

 

¿Qué es lo que se oculta al otro lado?

En lo relativo al ámbito jugable, OXENFREE II sí que presenta algún que otro problema… A pesar de que, a nivel general, es bastante más variado e interesante que su antecesor. Y vale, entiendo que nos encontramos ante una aventura gráfica con tintes de walking simulator, pero esto no puede justificar que nos encontremos ante una exploración tediosa y una movilidad muy mal planteada, pues es tan lenta como poco intuitiva. A nivel jugable hay, por lo general, muy poco que hacer, más allá de atender a determinadas conversaciones, utilizar nuestro walkie-talkie para informar a otros personajes de nuestros avances o realizar un puñado de puzles que, si bien aportan algo de variedad, son excesivamente sencillos y poco interesantes. Se agradece su inclusión, pero creo que podrían haber dado mucho más de si. En general, hay poco que hacer más allá de elegir entre varias opciones de diálogo, cada cual más interesante que la anterior, así como investigar el entorno… A pesar de que hay muy poco con lo que interactuar.

¿Y qué hay del apartado gráfico del juego? Pues bien, lo cierto es que en este aspecto también se presenta un aire algo minimalista, si bien este es mucho más orgánico y coherente: OXENFREE II plantea un universo precioso repleto de escenas inolvidables que goza de un trabajo artístico excepcional, reflejado en su gran diseño de escenarios y en su más que decente uso del color. No es un portento gráfico, y tampoco necesita serlo: su buen nivel de detalle y su excelente presentación de escenarios se ven reforzados por un genial uso de los efectos de iluminación y ruptura del escenario. Por otro lado, el juego cuenta con un buen rendimiento técnico y con un genial trabajo sonoro, si bien destaca más su doblaje que su banda sonora.

 

Conclusión: Una aventura pequeña en contenido pero realmente creativa

OXENFREE II: Lost Signal es una obra difícil de describir, pues parte de la gracia es ir descubriendo los secretos que esconde. No hay duda de que la narrativa es su parte más trabajada y funcional, presentando una historia profunda y muy reflexiva que engancha tanto por lo emocional como por lo más vinculado al “fantástico”. Es cierto que es un juego algo decepcionante en lo jugable, pues todas sus mecánicas son demasiado simples o poco intuitivas, lo que da pie a que el gran reclamo del juego sea narrativo y visual. Es mejor que la mayoría de series que presenta Netflix, lo que sin duda alguna dice mucho de su calidad como producto audiovisual, si bien como videojuego, centrándonos en la interacción, deja mucho que desear.