[Análisis] Pixel Heroes: Byte & Magic

[Análisis] Pixel Heroes: Byte & Magic

Pocos títulos RPG quedan ya que apuesten por un enfoque retro en lo referente al sistema de combate, el planteamiento de los niveles o el desarrollo de la historia. Atrás quedan, al menos en lo tocante a Occidente, juegos como Planescape, Baldur´s Gate, Star Wars: Knights of the Old Republic, Neverwinter Nights…Incluso la saga Final Fantasy ha experimentado un notable cambio en sus mecánicas jugables a lo largo de los años. Los combates por turnos parecen haber quedado relegados al género indie que hoy nos ocupa, con títulos exitosos como Darkest Dungeon y otros tal vez no tan conocidos como es este Pixel Heroes: Byte & Magic.

Pixel Heroes es un juego muy interesante, pues ofrece una visión muy concisa del género de Rol en su esencia más pura, tanto en el aspecto narrativo como en el que suele encandilar a los fans: los combates.

HISTORIA

En lo tocante a la historia, la de Pixel Heroes es sin duda una muy marcada por el humor, y es algo que encaja perfectamente con la estética de 8 bits del videojuego. No está muy presente al principio de la aventura, que se centra más en cumplir los clásicos recados y misiones de los aldeanos del pueblo, pero a medida que avanzamos en el juego cobra más peso e importancia. Hay claras referencias a otras sagas del género y esto es algo que se nota todavía aún más en el aspecto jugable.

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JUGABILIDAD

Esta es la mayor virtud de este indie, un sistema de juego muy similar a los juegos de los 80 que comienza en una taberna donde escogemos a 3 héroes con los que deberemos intentar superar la muy difícil tarea de salvar el mundo. Aunque más adelante se pueden llegar a desbloquear hasta 30 héroes, la lista inicial nos planteará simplemente la duda de si escoger más o menos daño, magia o curación. El planteamiento del juego es bastante clásico, muy similar al Final Fantasy original, es decir, desde la villa organizamos a nuestro grupo de héroes, compramos o vendemos equipamiento, revivimos a los guerreros caídos en la iglesia, aceptamos misiones de los pueblerinos, etc.

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Es desde este pueblo desde donde partimos a las mazmorras en las que nos espera el mayor desafío, pero no se viaja automáticamente a ellas sino que antes se debe recorrer el camino concreto hasta allí, algo muy interesante y que nos recuerda a los viejos títulos RPG donde no existía el viaje automático y donde el viaje era parte de la aventura. En estos trayectos podemos encontrarnos con una gran variedad de eventos, desde totems que nos ponen acertijos y cuya respuesta puede desencadenar una recompensa o un castigo, hasta simplemente trampas, pasando por otros seres de corte cómico con sus propias historias.

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Tanto en el camino a la mazmorra como en las mazmorras en sí se libran los tan interesantes combates. Son de estilo roguelike y tienen un planteamiento que si bien es escueto y algo simple, es bastante llevadero. Cada héroe se coloca en una posición de la “fila” y como suele ser frecuente esto afecta a la predisposición que tendrán los enemigos de atacarle, siendo el primero el que más daño reciba. No existe un orden exacto en el que cada héroe ataque, sino más bien solo una limitación: los personajes no pueden atacar o utilizar habilidades dos veces seguidas, de tal forma que después de que uno de nuestros guerreros efectúe una acción, le tocará al oponente y después nos tocará de nuevo a nosotros pero solo podremos utilizar a los dos guerreros restantes durante ese turno. A la hora de luchar entran en juego las habilidades del personaje y equipamiento que lleven en ese momento el grupo. Lo primero podríamos dividirlo en los atributos de cada héroe, que son multiplicadores directos del daño y eficacia de los objetos, y sus habilidades especiales o poderes; cada personaje dispone tan solo de dos habilidades durante los combates, un número que se puede hacer pequeño, más aún teniendo en cuenta la elevada dificultad del título y la incapacidad de conocer que tipo de enemigos nos aguardan en cada mazmorra, aunque estas habilidades pueden aumentarse añadiendo libros mágicos al set de objetos equipados del héroe, a costa de otro arma; el otro aspecto que entra en juego son los objetos, pues no solo afectan en un sentido multiplicador del daño si que nos confieren inmunidades o bonificadores a los múltiples estados positivos y negativos que existen en el juego, como son la hemorragia, el envenenamiento, aturdido, parásito y un largo etcétera. De hecho tal vez en este aspecto exista un exceso de estados, pues como ya hemos dicho al no poder prever que enemigos habrá por mazmorra es complicado equipar al grupo con las inmunidades suficientes para sentirse seguros, cierto es que dichas mazmorras cuentan con enemigos por lo general bastante similares pero no siempre lo son así sus ataques.

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Ya hemos hablado de que Pixel Heroes no es un juego fácil, y eso es algo que el jugador comprobará muy pronto cuando pierda a todos sus héroes por primera vez y sea dirigido al menú principal, comprobando que en efecto, la muerte es permanente, y que la perdida de todos los personajes supone el fin del juego de forma absoluta, teniendo que comenzar la aventura desde el principio y quedando para el recuerdo las lápidas de sus campeones caídos en la sección de “cementerio”, algo que nos recuerda mucho a XCOM: Enemy Uknown o al reciente Darkest Dungeon ya mencionado. Esta dificultad se va reduciendo conforme desbloqueamos y aprendemos a usar a los distintos héroes del juego.

CONCLUSIÓN

En resumen, Pixel Heroes: Byte & Magic es una divertida y adictiva propuesta que sin ser perfecta, es un imán para nostálgicos del RPG clásico y los desafíos.