![[Análisis] RAIDOU Remastered: The Mystery of the Soulless Army [Análisis] RAIDOU Remastered: The Mystery of the Soulless Army](https://gaminguardian.com/wp-content/uploads/2025/04/RAIDOU-Remastered-The-Mystery-of-the-Soulless-Army-800x450.webp)

Cuando se habla de Atlus y de su vasto universo de juegos de rol, lo más habitual es que los focos se dirijan a Persona o Shin Megami Tensei, pero rara vez se recuerda que hubo un tiempo en el que la compañía también apostó por experimentar con spin-offs que rompían con las normas del género. En 2006, llegó a PlayStation 2 un título que pasó bastante desapercibido por el gran público: Shin Megami Tensei: Devil Summoner: Raidou Kuzunoha vs. The Soulless Army. El nombre no ayudó, pero lo que proponía era muy singular. Ahora, con una remasterización más pulida y modernizada, Raidou Remastered: The Mystery of the Soulless Army vuelve a la vida como un testimonio de una época diferente, una joya de culto que por fin tiene su oportunidad de brillar ante una nueva generación.
Esta remasterización no solo adapta el juego a los estándares visuales actuales, sino que reestructura partes clave de su jugabilidad para hacerla más fluida y accesible, sobre todo en lo que respecta a su combate en tiempo real. Y lo que es más importante: permite que una obra que en su día quedó sepultada por el cambio generacional pueda por fin ser redescubierta. Porque, para muchos jugadores, Raidou es prácticamente un juego nuevo.
Un detective en el Japón de los años 30
La historia nos traslada a un Japón alternativo de los años treinta, un escenario tan infrecuente en los JRPG como fascinante. Allí tomamos el papel de Raidou Kuzunoha XIV, un joven con un aspecto ciertamente alejado del héroe clásico, que ostenta el título de Devil Summoner (Invocador de demonios). Como miembro de la enigmática organización Yatagarasu, su misión es proteger la capital de las amenazas demoníacas que surgen desde el Reino Oscuro. Para ello, se instala en la Agencia de Detectives Narumi, una agencia de casos «especiales» donde no faltan lo sobrenatural y lo inexplicable.
Lo que comienza como una aparente investigación rutinaria da un giro cuando una joven heredera aparece pidiendo que la maten, y antes de que nadie entienda qué está pasando, es secuestrada por unos soldados vestidos con capas rojas. A partir de ahí se desencadena una trama de tintes conspiranoicos, militares y místicos, que mezcla folclore japonés, ciencia extraña y demonología. Aunque no es la historia más absorbente del universo MegaTen, sí mantiene el interés gracias a su ambientación única y a un elenco de secundarios muy carismáticos, desde el jefe perezoso Narumi hasta la periodista Tae Asakura, pasando por el imprescindible Gouto, un gato parlante con más autoridad que la mayoría de los adultos de la historia.
Lo narrativo se estructura en episodios con sabor a «caso de la semana», donde cada misión tiene su propia minitrama que acaba conectando con el conflicto principal. Esto le da al juego una estructura digestible y coherente, ideal para sesiones cortas o partidas pausadas. La investigación como tal es limitada —no hay mucha deducción real—, pero la sensación de estar inmerso en un noir sobrenatural sigue siendo muy atractiva.
Acción, demonios y fusiones al estilo MegaTen
Donde el juego marca su verdadera diferencia con el resto de títulos de la franquicia es en el sistema de combate. Aquí se deja de lado la tradicional estructura por turnos para apostar por un sistema de acción en tiempo real. Cada vez que entras en combate —ya sea por un portal del Reino Oscuro o mediante encuentros en zonas concretas—, pasas a un pequeño escenario donde puedes moverte libremente, esquivar, atacar con tu espada, usar la pistola y, por supuesto, invocar a dos demonios que lucharán a tu lado.
La sensación general es de rapidez y dinamismo, aunque es cierto que la variedad de movimientos de Raidou es limitada. Dispones de ataques básicos, un golpe fuerte, esquiva y algunas habilidades especiales, además de una mecánica de «combo especial» que se activa tras esquivar en el último segundo o golpear repetidamente a un enemigo aturdido. La verdadera profundidad surge al explotar las debilidades elementales (marca de la casa SMT) y al gestionar correctamente el uso del medidor MAG, que se rellena con ataques cuerpo a cuerpo y permite lanzar hechizos tanto tuyos como de tus demonios.
Estos demonios pueden capturarse, entrenarse y fusionarse, manteniendo así intacto uno de los grandes pilares de la franquicia. Hay más de cien disponibles, todos con sus habilidades y especializaciones. Además, la IA de los compañeros es competente por norma general, aunque en los combates contra jefes será necesario gestionarlos de forma más activa. La fusión, por su parte, no solo se siente útil sino estimulante: es rápido, accesible y constantemente gratificante.
Si bien el combate estándar puede volverse algo repetitivo a medida que se avanza, los enfrentamientos contra jefes principales son otro cantar. Aquí es donde Raidou Remastered brilla de verdad, exigiendo gestión de recursos, cambios de estrategia y dominio del movimiento. Son espectaculares, tensos y variados, aunque es cierto que hay menos de los que uno desearía. Con una docena escasa de jefes realmente memorables, queda la sensación de que el sistema daba para mucho más.
Más color, más estilo, más accesibilidad
Visualmente, el juego es una clara mejora frente al original de PS2, aunque sin llegar a ocultar del todo su origen. Se ha eliminado el filtro marrón que caracterizaba a muchos juegos de mediados de los 2000, y ahora la paleta de colores es más viva, con diseños de monstruos que entran por los ojos y una interfaz que recuerda más a los estándares actuales de Persona o Shin Megami Tensei V. Raidou luce ahora un uniforme púrpura más estilizado, y los escenarios, aunque limitados en número, presentan una recreación convincente del Tokio de los años 30, con callejones, tranvías, fábricas y estaciones.
Mención especial merece el trabajo sonoro. La banda sonora mezcla jazz, rock y tintes orquestales para crear una atmósfera única. No llega a los niveles pegadizos de Persona 5, pero tiene su propia identidad y acompaña con fuerza. Por otro lado, el doblaje ha sido completamente añadido, tanto en inglés como en japonés, y ayuda a dar vida a personajes que antes solo contaban con texto. No es algo menor: convierte a Raidou en una experiencia más inmersiva y emocionalmente tangible.
En cuanto a mejoras de calidad de vida, hay muchas: guardado rápido, viaje rápido mediante tranvías, interfaz más clara y menús mucho más ágiles que en el título original. Incluso acciones que antes requerían múltiples submenús ahora se realizan con un par de toques. En conjunto, el remaster cumple no solo en modernizar el juego, sino en hacerlo más cómodo y disfrutable.
Conclusión
Raidou Remastered: The Mystery of the Soulless Army no es un remake revolucionario, ni un título que pretenda reinventar la saga, pero sí es una remasterización valiente y muy necesaria. Trae de vuelta un juego injustamente olvidado, lo pule donde hacía falta, y lo presenta ante una audiencia que probablemente ni sabía que existía. No todo está perfecto: el combate, aunque divertido, podría haber tenido más evolución; la historia, pese a su ambientación, no siempre mantiene el pulso narrativo; y el diseño de personajes humanos puede resultar… cuestionable, especialmente para quienes no comulgan con el estilo de Kazuma Kaneko.
Pero lo que importa es que esta versión logra que Raidou se sienta vigente. Mecánicamente es sólido, estilísticamente tiene personalidad, y como curiosidad histórica, es un vistazo fascinante a una época en la que Atlus se atrevía a arriesgar más de lo que parece hacerlo ahora. No es mejor que Persona, ni más profundo que SMT, pero es diferente, y eso ya es un mérito.
Para fans de la saga, para amantes del rol japonés o para curiosos que buscan algo fuera del molde, Raidou Remastered es una oportunidad que no hay que dejar pasar. A veces, las segundas oportunidades son las que realmente cuentan.

Kalas
Veterano en esto de escribir sobre videojuegos, pero un día me cansé y decidí fundar mi propia web. No soy amante de las marcas, sino de los buenos juegos, aunque Nintendo ha estado muy presente en mi infancia. Sobrevivo en mi lucha por convertirme en un especialista en Asia Oriental.