Desarrollado por el equipo alemán SideQuest Studio, Rainbow Skies es la secuela del memorable Rainbow Moon, un RPG de estrategia por turnos lanzado originalmente para PS3. Quizá no os suene a la mayoría, pero este juego se convirtió en uno de los primeros hits indie dentro del catálogo de la tercera consola de sobremesa de Sony, y como podréis imaginar, su éxito llevó al estudio a realizar ports y a dar forma a una secuela. Esta se lanzó en PS3, PS Vita y PS4 hace ya cinco años, y aunque no cosechó tanta repercusión como su antecesor, se mantuvo como un título a la altura. Desde entonces poco se ha sabido de SideQuest Studio, y ante la sorpresa de muchos anunciaron junto a Eastasiasoft que lanzarían Rainbow Skies en Nintendo Switch. Hoy precisamente vengo a hablaros de este port, si merece o no la pena y si se mantiene a día de hoy como una propuesta interesante. Así que, sin más dilación… ¡Dentro análisis!
La borrachera que salvó el mundo
La historia de Rainbow Skies parte de cero, alejándose por mucho de lo presentado en la primera entrega de la serie. Esto quiere decir que cualquier jugador puede adentrarse en el juego sin miedo a perderse ciertos detalles o a no entender la historia, ya que está pensada como una completamente independiente. Ahora… ¿Merece la pena la historia? Lo cierto es que nos encontramos ante una trama muy particular, que aunque parte de todos los tropos y arquetipos presentes en el ámbito del JRPG no termina de encontrar su punto. Quiero decir, es como que intenta recrear las ideas y la construcción de personajes de otros juegos pero no termina de encontrar su punto, al mismo tiempo que intenta dar un aire más desenfadado… Pero acaba quedándose en tierra de nadie. Solo juzgad por vosotros mismos: la historia nos presenta a Damion, un joven aprendiz de domador de monstruos que se pega una borrachera enorme el día antes del examen final. Como podéis imaginar, la cosa no sale bien, y tendrá que redimirse ante su maestro… Lo que desencadena una serie de acciones que le llevarán a luchar contra dos enormes potencias enfrentadas entre sí y a salvar el mundo. La forma en la que escala la cosa es, cuanto menos, curiosa, y aunque la historia plantea conceptos muy interesantes, el tono es muy variable y no termina de cuajar.
Es fácil notar cuales son los referentes del juego, y por desgracia el título no termina de alcanzar en ningún momento el nivel de calidad de estos. La historia de Rainbow Skies es floja y poco interesante, lo que se refleja en una construcción de personajes torpe y confusa y en un mundo que no solo no termina de convencer, si no que empeora levemente en cada lugar que visitamos. Si el juego fuera corto, pues bueno… Pero nos encontramos ante un RPG más largo que un día sin pan, que nos llevará más de 30 horas para conocer el final de su tediosa historia. Quizá estoy siendo demasiado duro, pero es que me es imposible ocultar que no me ha atrapado en nada su historia. Al menos, el juego presenta una localización al español sorprendentemente buena, que supera bastante al de muchas de las producciones triple A que encontramos en el mercado.
A medio camino entre el rol por turnos y la estrategia
Dado a que nos encontramos ante un juego que busca homenajear a los grandes clásicos del JRPG, ya os podréis imaginar que su apartado jugable también adapta determinados conceptos e ideas de estos títulos. Así, nos desplazaremos a través de una perspectiva cenital por escenarios algo lineales y completamente variados. Si en algo destaca el juego es en la variedad de situaciones en las que pone al jugador, lo que hace que sea variado… Pero no tan divertido como debería. Muchas de las mecánicas que propone el juego están algo oxidadas, y no terminan de funcionar todo lo bien que deberían. Por poner un ejemplo, el sistema de pesca (algo secundario, todo sea dicho) no engancha y se siente especialmente tosco, mientras que la ruleta es decepcionante. El diseño de niveles del que hace gala el juego es funcional, si bien es fácil perderse por la perspectiva y porque a nivel gráfico no da la talla. Pero eh, todavía no es momento de hablar de eso.
Sí que me convence más la interacción con el mundo, ya que como buen RPG podremos hablar con todos y entrar en contacto con toda clase de objetos y personajes. También me ha gustado bastante el sistema de combate, uno bastante original que mezcla los turnos clásicos con los tableros de los juegos de estrategia, lo que da pie a batallas algo complejas en donde tendremos que calcular nuestros movimientos con mucha precisión. Es un poco como lo visto en los The Legend of Heroes, pero algo más limitado y estático. Si bien su sistema de combate me ha resultado agradable y el poder ver a los enemigos es sin duda un acierto, he de decir que el ritmo del juego se resiente constantemente por sus picos de dificultad y por la necesidad constante de tener que subir de nivel y grindear. Esto solo expande la duración de forma artificial, algo que debería haberse evitado.
Un mundo colorido e imperfecto
Habiendo visto las imágenes que acompañan a este análisis, ya os podréis imaginar que lo que tengo que decir del apartado gráfico del juego no es precisamente bueno. Vale, entiendo que nos encontramos ante un juego de rol de bajo presupuesto y desarrollado por un estudio independiente, así como tengo en cuenta que es un juego lanzado originalmente en 2018. Sin embargo, esto no justifica que presente un tratamiento gráfico tan pobre y amateur, algo reflejado en sus nada detallados escenarios, en su diseño de personajes y criaturas poco inspirado y en una mezcla de objetos y elementos en pantalla que no se siente nada cohesiva. Quiero ver los aspectos positivos del juego, pero me resulta difícil: más allá de su uso del color, pocas cosas me han terminado de convencer.
Por suerte, el juego a nivel técnico funciona como la seda, algo que era lógico teniendo en cuenta las limitaciones del juego y su fecha de lanzamiento original. La versión de Switch presenta una fluidez decente y unos tiempos de carga aceptables, lo que unido a la posibilidad de jugarlo en cualquier lado hace que esta sea la versión definitiva del título. El trabajo sonoro también es destacable, presentando un conjunto de melodías vibrantes que están muy por encima del resto de apartados.
Conclusión: Un intento de JRPG que no termina de funcionar
Llegados a este punto, no cabe duda que Rainbow Skies no está a la altura de los juegos a los que busca homenajear, y como juego en solitario presenta problemas… Pero tampoco es una aventura desechable. Bajo su aburrida historia y su defectuoso apartado gráfico encontramos un sistema de combate divertido y un JRPG variado que intenta convencer al jugador en todo momento. Aunque podría dar más de si, elementos tales como su banda sonora hacen que, al menos, merezca la pena darle un tiento si os mola el JRPG. Eso sí, no hay duda de que hay propuestas mucho mejores en el mercado. Un juego solo para los muy fans del género.
Antonio Gallardo
Normalmente escribiría algo profundo que contara más sobre mi... ¿Pero de verdad alguien lee esto? Bueno, en ese caso... Me gustan los videojuegos y el cine. A veces unos más que otros, ya sabéis como funciona. Si queréis saber más, solo tenéis que leer lo que escribo.