No os negaré que, desde aquella experiencia, me quedé con la mosca detrás de la oreja intentando encontrar una experiencia que equilibrara un cierto realismo con un buen componente de diversión. Quiero decir, ¿De verdad la diversión se acaba cuando se añaden una buena cantidad de elementos realistas? Y tras darle muchas vueltas, caí en la cuenta de que hay todo un género que demuestra que eso no tiene que ser así. A fin de cuentas… ¿No consiguen los juegos de estrategia y gestión alcanzar ese equilibrio tan ansiado? Títulos como Crusader Kings 3 consiguen de forma acertada ofrecer una experiencia realmente completa y fiel a la realidad sin dejar de ser en ningún momento increíblemente divertidos y vibrantes. Pues bien, el juego del que hoy vengo a hablaros se plantea precisamente como una experiencia similar pero algo más simplificada, vinculada más al ámbito de los juegos de mesa y a los títulos arcade. Rising Lords es el nuevo videojuego del estudio independiente alemán Argonwood, que busca hacerse un hueco en la amplia comunidad de Steam. ¿Y como pretende alcanzar tal objetivo? Pues con un simple pero completo título de estrategia pensado para disfrutar con varios amigos. ¿Tendrá todo lo que hay que tener para triunfar? Veamos qué tal está el juego en el análisis completo, que podéis leer a continuación.
Construyendo un reino paso a paso
Para sorpresa de los más fanáticos del género, y a pesar de ser una experiencia aparentemente arcade, Rising Lords presenta un completo modo historia que pone en contexto a los jugadores acerca del mundo en el que se desarrolla el juego. Así, el título de Argonwood nos transporta al reino de Aubelin, una tierra cuya prosperidad pasó a mejor vida tras la caída del Consejo de Condes, una suerte de gobierno en el que el poder de los Condes se mantenía en armonía. Actualmente el reino se encuentra al filo de un grave conflicto entre los distintos condados, y entre todo el caos surge el bueno de Tankred, conde de Tannheim, quien deberá darle un nuevo esplendor a su condado mientras intenta alcanzar la tan ansiada reunificación. Todo esto se narra en el modo Campaña, y si bien la premisa resulta bastante interesante, lo cierto es que la historia se diluye rápidamente para dar paso a un modo bastante flojo y similar al resto de los presentes en el título. Es decir, aunque se agradezca la inclusión de una historia se echa en falta un mayor trabajo para darle a este modo un «aliciente», algo que lo distinga del resto y que le haga destacar. Aquí solo encontraremos una partida más con algún que otro dialogo extra pero que no aporta nada al conjunto global del juego. De hecho, su hermetismo y su linealidad hacen precisamente que sea el modo de juego menos interesante de todo el juego, pues no permite disfrutar con amigos ni experimentar con la configuración de la partida. Se agradece su inclusión, especialmente teniendo en cuenta que sirve como una especie de tutorial extendido (pues nada más comenzar tendremos que jugar a un tutorial bastante breve e irregular), pero es innegable que el modo podría haber dado más de si en cuanto a probar ideas nuevas se refiere.
Aunque el modo Campaña no termine de convencer, Rising Lords cuenta con una buena variedad de modos que sí que consiguen sorprender y enganchar. Como si de un juego de mesa se tratara, la gracia del título reside precisamente en disfrutar con amigos y en probar ideas locas, lo que hace que las partidas personalizadas y los modos desafíos triunfen a lo grande. En estos podremos tanto crear la partida que nos apetezca con nuestro propio conjunto de reglas y mapas únicos, como participar en partidas únicas que ofrecerán buenos desafíos solo a la altura de los estrategas más experimentados. Todos giran sobre la misma base jugable, pero ofrecen los suficientes cambios y alicientes como para no aburrir en ningún momento. Si bien la IA enemiga está bien cuidada y no resulta torpe, Rising Lords se disfruta muchísimo más disfrutándolo con amigos. Creedme, si tenéis que jugar con varios amigos a un juego de estrategia, jugad a Rising Lords. Además, el título llega a nuestro territorio haciendo gala de una excelente traducción al español, por lo que la barrera del idioma no debería suponer ningún problema para nadie.
La unificación al alcance de todos
Rising Lords puede parecer simple a primera vista, pero tras un primer contacto es imposible no darse cuenta de que el título contiene una buena cantidad de opciones y mecánicas que, tanto en solitario como con amigos, dan muchísimo juego. Al tratarse de un juego de estrategia y gestión, tendremos que manejar nuestro territorio desde una perspectiva cenital, observando todo el escenario como si de un mapa de la época medieval se tratase. El territorio está dividido en hexágonos que tendremos que aprovechar, ya sea utilizándolos para obtener recursos, para construir ciertas edificaciones o para hacer avanzar a nuestras tropas. Cualquiera de estas acciones requiere un determinado tiempo para cumplirse, midiéndose este a través de los turnos (que equivale, aproximadamente, a una estación). Por supuesto, cada estación trae cambios significativos tanto en la estética como en las mecánicas del juego, siendo especialmente importante conocer los beneficios de las temporadas para aprovecharlos y conseguir un mejor resultado. En líneas generales, las partidas se estructuran como una versión algo más sencilla y directa de lo que se ve en la serie Age of Empires, siendo fundamental iniciar construyendo edificios y consiguiendo recursos para mantener a la población estable y, con el tiempo, invertir lo máximo posible en el ejército para atacar a los condados aledaños. Si bien se pueden realizar alianzas, es en su apartado social y bélico en donde el juego menos me ha convencido debido a su excesiva simpleza. Es decir, el tema de las alianzas se resuelve con notificaciones puntuales, mientras que los combates son demasiado estáticos y están carentes de interés (por lo general, quien tenga el mayor número de tropas gana, quitando cualquier carácter estratégico que este pudiera tener). El juego es muy divertido en cuanto a mecánicas de gestión y de construcción de reino, pero sí que es cierto que se echa en falta un mayor dinamismo y algo más de profundidad en su sistema de combate.
A nivel visual es innegable que Rising Lords entra por los ojos, adoptando un estilo similar al de otros juegos vistos en los últimos años (como Inkulinati o Pentiment) consistente en recrear el estilo del arte medieval. Si bien este juego plantea una versión algo más «cartoon» y simplista, el resultado es un videojuego con una identidad visual muy marcada y con un uso del color especialmente acertado que permite a los jugadores disfrutar con facilidad de su mundo y de sus partidas. Bien es cierto que se echa en falta una mayor variedad de diseños de personajes y de escenarios (por lo general, estos solo varían en su estructura), pero en líneas generales encontramos un juego vistoso y llamativo. El tema técnico es algo más complejo, pues si bien el título cuenta con un gran rendimiento, no puedo decir lo mismo de su pulido. He encontrado a lo largo de mis partidas varios bugs que, aunque no hayan arruinado la experiencia, sí que me han dejado con un mal sabor de boca. El trabajo sonoro ofrece también una de cal y otra de arena, pues aunque las composiciones son decentes no hay ninguna melodía que se sienta memorable. Todo es muy genérico y regular, no hay nada que destaque.
Conclusión: Hora de forjar un imperio
Rising Lords es una propuesta bastante accesible dentro del cada día más abundante campo de los juegos de estrategia y gestión. Su cercanía a los juegos de mesa evidencia que se trata de una experiencia mucho más entretenida si se juega con amigos, si bien su buena variedad de modos de juego hace que incluso en solitario sea un juego recomendable. Eso sí, no se puede negar que su modo Campaña es pobre, que sus mecánicas de combate son muy estáticas y que su trabajo sonoro es, cuanto menos, olvidable. Sin embargo, el juego deja un buen sabor de boca y se corona como una experiencia entretenida y recomendable tanto a novatos como a expertos en la materia.
Antonio Gallardo
Normalmente escribiría algo profundo que contara más sobre mi... ¿Pero de verdad alguien lee esto? Bueno, en ese caso... Me gustan los videojuegos y el cine. A veces unos más que otros, ya sabéis como funciona. Si queréis saber más, solo tenéis que leer lo que escribo.