[Análisis] River City Girls Zero

Los amantes del beat ‘em up sabréis que una de las series más aclamadas y, al mismo tiempo, desconocidas dentro de este género en Europa es Kunio Kun, conocida también como River City. Al igual que en la mayoría de títulos del género, el punto principal sobre el que gira toda la saga es el controlar a un grupo de estudiantes para hacer frente a las diversas oleadas de estudiantes y criminales que buscan gresca en las calles de Japón. Lo interesante de River City no reside en su premisa, si no en su presentación: alejándose de cualquier clase de estética realista Kunio Kun buscó, desde el primer momento, abrazar el aspecto más anime posible, contando con una recreación de caras y movimientos poco realistas y, por qué no decirlo, divertidos de ver. Ya desde su primer juego, lanzado en recreativas arcade en 1986, se mostraba un intento de acercamiento al shonen de delincuentes de instituto, género donde podemos encontrar obras tan maravillosas como Rokudenashi Blues (de Masanori Morita), o Yū Yū Hakusho (de Yoshihiro Togashi), que aunque toma un aire más sobrenatural sigue trasladando de forma curiosa el concepto de adolescentes delincuentes y problemáticos. Sin embargo, será con el tercer juego, lanzado en Famicom en 1989, con el que la serie comenzará a despegar y conseguirá salir de Japón, llegando a occidente con el título de River City Ransom. Vale, sí, los juegos anteriores sí que habían llegado a salir de Japón, pero no consiguieron el éxito que consiguió este título. En Technos vieron el potencial de la franquicia, y durante los noventa buscaron expandirla con nuevos títulos de variada calidad… Y con una compleja historia detrás de su (no) llegada a Occidente. Así, vieron la luz juegos de diversos géneros con Kunio y sus amigos (bueno, quizá no es la mejor palabra para definirlos) haciendo de todo: jugando al hockey, luchando en la Japón clásica, nadando, practicando el fútbol… Y, aunque se dice que en la variedad está el éxito, esto no sirvió para que Technos sobreviviera a los 90s. En 1996, la compañía nipona cerraba sus puertas tras publicar el último título de la serie, Super Dodge Ball para Neo Geo.

La serie parecía condenada al olvido y a pequeñas reapariciones esporádicas, como pasó entre 2004 y 2010, período en el que vieron la luz algunos remakes y títulos menores de la serie exclusivos para consolas portátiles, pero que no terminaban de hacer justicia a la saga. A pesar de que esta historia parece algo deprimente, lo cierto es que acaba con una buena nota. Y es que en 2015 el estudio Arc System Works hizo pública la compra de las principales licencias de Technos, entre las que destacan Double Dragon y, por supuesto, Kunio Kun, demostrando su interés por revivir ambas franquicias. Y aunque con la primera hemos visto poco movimiento, no se puede decir lo mismo de la segunda. Así, gracias a la alianza de la compañía de Guilty Gear con WayForward, conocidos por la serie Shantae, la saga volvió a la palestra ganando más interés y aclamación que nunca, gracias a unos geniales y sencillos beat ‘em up que traían de vuelta la esencia de la serie al mismo tiempo que la elevaban a otro nivel. ¡Incluso pudieron crear una nueva marca relacionada con la franquicia gracias a River City Girls, que le daba el rol protagónico a las parejas de los dos protagonistas! Con esta idea en mente, uno de los proyectos que más llamaban la atención de los estudios antes citados era el regreso del que posiblemente sea el título de la serie más aclamado y, al mismo tiempo, desconocido fuera de occidente. Hablamos, por supuesto, de Shin Nekketsu Kōha: Kunio-tachi no Banka, lanzado originalmente en Super Famicom en el año 1994 y que tras casi 30 años ahora vuelve a ver la luz con una buena cantidad de mejoras, destacando especialmente una traducción al español y una nueva banda sonora. ¿Queréis ver qué tal está este título, y si merece la pena echarle un ojo? ¡Pues vayamos a ello!

 

Misako, Kyoko, es vuestro turno

La historia de River City Girls Zero nos pone en la piel de las dos parejas más peleonas y duras de todo Japón: Kunio y Misako, y Riki y Kyoko, pues tras un altercado los chicos son detenidos de forma injusta por la policía y, tras escapar de prisión, deberán limpiar su nombre… Mientras se abren paso a ostias entre los estudiantes de Japón y los matones, y descubren que algunos de los mayores delincuentes de la ciudad no solo se han hecho con el control del instituto, si no también de todo el barrio. Solo ellos podrán poner fin a esta tiranía. La trama es muy sencilla, algo común teniendo en cuenta del género de juego del que estamos hablando, donde en muy pocas ocasiones encontramos tramas memorables o destacables. Sin embargo, donde en otras entregas solamente encontraríamos meras excusas narrativas para dar un contexto al juego, aquí encontramos una historia algo más centrada y  divertida que plantea giros enrevesados y tontorrones que, la verdad, le sientan de escándalo y nos devuelven de lleno a otra época. Así, no os podría recomendar el título por contar con una trama bien estructurada e interesante, si no porque es realmente divertida y simpática. Si nos parásemos a analizar en detalle la trama, saldrían problemas por todos lados: personajes planos sin interés ni trasfondo, un mundo vacío que no cuenta nada más allá de los clichés, villanos que no tienen motivación alguna más allá de ser malos… Pero es que ahí está la gracia. Es como ver los cortos animados de la Warner o de Fleischer a día de hoy: no se puede criticar con la visión de los dibujos actuales, si no que sabiendo su contexto se disfrutan. Y esa es la gracia de la historia del juego.

Como ya os comentaba con anterioridad, el título cuenta con una traducción al español que nos permite disfrutar por primera vez y de forma legal del juego, algo maravilloso y digno de elogio. Sin embargo, la traducción no es todo lo perfecta que debería, y hay partes del juego (como ciertos menús, o algunas secciones) que han quedado sin traducir, pudiendo verse aún en japonés, además de que hay algunas frases que… Bueno, no terminan de quedar bien del todo. En este sentido, le habría dado un pequeño repaso extra a la traducción. Dejando esto a un lado, cabe destacar que ciertos añadidos, como la introducción nueva que plantea que lo que jugamos es un juego dentro del juego que están disfrutando Misako y Kyoko mientras recuerdan sus aventuras pasadas, me han gustado mucho, dándole a título una mayor identidad.

 

A ostias, hermano

Pasando de lleno al apartado jugable del título, en este encontramos una estructura clásica en la que tendremos que avanzar nivel a nivel derrotando a los enemigos que aparecen en el escenario, contando con tres tipos distintos de golpes que podremos combinar para realizar combos. El diseño de niveles del título me ha resultado simplón, aunque es normal teniendo en cuenta que nos encontramos ante un título de los 90s que, bueno, no ha envejecido todo lo bien que debería. ¿Por qué digo esto? Porque ya de base el título, en su momento, no destacaba por su innovación: más allá de varias fases extra (como la de las motos, que es realmente divertida), el resto del juego es sencillo hasta decir basta, y no ayuda mucho la limitación de golpes que encontramos, pues solo disponemos de un botón de puñetazo y uno de patada para atacar, que podemos combinar con saltos y con un golpe extra que ataca a todo aquel que se encuentre detrás nuestra. Aunque es divertido, sí que me ha llegado a incordiar la lentitud con la que se realizan los golpes, que en más de una ocasión nos asegurará que nos golpeen los rivales antes de que podamos golpear nosotros. Con todo esto en mente, hay que tener en cuenta que es un juego tosco y duro, que no es que sea excepcionalmente duro, pero que sí que os podrá hacer que os tiréis de los pelos en más de una ocasión.

El combate es tosco pero divertido, y el diseño de niveles se puede volver repetitivo… A pesar de que cuenta con algunas fases extras que sí que se pueden hacer algo más divertidas. No es una evolución del género porque, a fin de cuentas, hablamos de un título del 94, y ha llovido mucho desde entonces. En este sentido, no lo recomendaría tanto como un acercamiento al género si no como una curiosidad histórica o como un acontecimiento importante para cualquier fan de la serie Kunio Kun, algo que estos últimos no se pueden perder. Ojo, que el juego esté anticuado en lo jugable no significa que no sea divertido, pero si venís de otros juegos más recientes de la serie quizá os sorprenda ver que todo es mucho más flojo y simplón.

 

Un regreso visual y sonoro a los 90s

En cuanto al apartado visual del título, encontramos un lavado de cara arrollador en lo referente al arte promocional del título y en facetas como la cinemática de introducción (que no solo está animada de una forma excelente y muy «retro», si no que además cuenta con una canción que le sienta como anillo al dedo), que permite que, desde el primer momento, el título sea realmente atractivo. Sin embargo, este apartado visual desaparece a la hora de jugar, ya que pasamos a observar el estilo gráfico original con muy pocos retoques: un estilo pixel-art pulido, con unas animaciones simples pero efectivas que llenan de acción la pantalla. La verdad es que, teniendo en cuenta que solo se trata de la adaptación de un juego, se llega a echar en falta un poco más de trabajo en la remasterización visual. No pido que se modifique por completo el aspecto del juego (a ver, no habría estado mal, pero no era algo absolutamente necesario), pero sí que habría incluido algo más de pulido. Se han incluido un par de filtros visuales con los que podemos disfrutar del juego como si jugáramos en una pantalla de arcade o con la pantalla expandida, además de que se pueden colocar varios marcos en la resolución original del juego (que viene de base en 4:3). Si bien me parecen buenos añadidos, son lo mínimo que se debe añadir, y me parece que ha habido muy poco esfuerzo detrás de esto. Además… Se mantienen las limitaciones técnicas de la época, lo que demuestra que no estamos ante una remasterización… Si no ante un port con un trabajo detrás algo limitado.

Por suerte algo distinto ocurre con el apartado sonoro, en donde la antes citada genial canción de introducción está acompañada por una buena cantidad de temas bien remasterizados, que mantienen el espíritu original al mismo tiempo que suenan mejor que nunca. La banda sonora del título es bastante buena, y a pesar de que no es especialmente memorable sí que cumple su función, siendo uno de los mejores apartados del juego. Por último, a nivel de extras el título presenta un par que no están nada mal: se puede acceder a los manuales originales del juego y a modelos 3D recreados del cartucho y las cajas originales del título, un detalle muy original e interesante.

 

Conclusión: Un port flojito de un título desconocido

River City Girls Zero es un ejemplo de port flojo pero interesante, ya que a pesar de que el trabajo detrás del mismo ha sido mínimo el título sigue siendo una leyenda que difícilmente habríamos podido ver nunca en nuestro territorio. El juego es divertido, contando con un buen conjunto de niveles repetitivos pero entretenidos y con una jugabilidad algo tosca pero funcional que nos traslada de lleno al apogeo del género beat ‘em up como si se tratara de una máquina del tiempo. Lo recomiendo más como una curiosidad histórica y como una entrega obligada para todos los fanáticos de la serie, pero no para aquellos que no conozcan bien el género, ya que hay títulos mucho más completos e interesantes dentro de este.