“Nada es más importante que la libertad”
Road 96 es la historia de Petria (y sobre todo sus gentes), un estado autoritario dominado por un fuerte régimen de estos de manual, que centran su economía en la extracción y exportación de petróleo (hay un ministro del petróleo y todo), que tienen a la prensa comprada y por ende son alabados constantemente en la televisión con dudosos gráficos de sondeos de intención de voto incluidos, censura incluida cuando alguien comenta algo que pueda perjudicar al régimen, amén de una fuerte presencia policial (con abuso de autoridad incluido, claro está) y, como no podía faltar, un enorme muro y un estricto control de fronteras para que nada salga o entre sin que el régimen lo sepa.
En la obra de Digixart no hay un protagonista al uso, ya que el jugador se pondrá en los zapatos de varios jóvenes sin apariencia concreta ni nombre, varios desconocidos que buscan una suerte mejor en un viaje por carretera a través de la árida Petria con afán de cruzar la frontera y aspirar así a una vida mejor. No es para menos, y es que, si la vida bajo el gobierno de Tyrak ya es extremadamente hostil, hay rumores sobre lo que el régimen hace con jóvenes, en relaciones a trabajos forzados en lugares secretos, algo que parece ganar fuerza en base a la desaparición de jóvenes con cierta frecuencia.
Road 96 es un juego fuertemente politizado y muy concienciado, que muestra sin tapujos lo que podría llegar a ser un estado dictatorial en el que el gobierno desconecte completamente del pueblo, buscando únicamente llenar sus bolsillos a la par que sofoca y reprime todo aquel comportamiento hostil hacia este. Muestra a diferentes habitantes de Petria, dejando ver las actitudes que cada cual tiene hacia la situación. Desde los que creen en que el cambio vendrá mediante las urnas votando a otro candidato, hasta los que creen que la única forma de acabar con esto es dinamitar el sistema por la fuerza, aunque eso pueda suponer atentar contra la vida de otros seres humanos. Otros, simplemente aceptan de buen grado el régimen y su mensaje por miedo, mientras que otros, lo apoyan abiertamente gracias a un puesto de privilegio en los medios de comunicación.
El juego vive, como bien indica su nombre, de la carreta. Nuestro adolescente fugado irá viajando por carretera hasta llegar a la frontera realizando varias paradas por el camino, pudiendo hacer autostop, viajar en autobús, taxi, robando un coche o andando. Por supuesto, cada opción generará diferentes posibilidades a la hora de recorrer más o menos camino, amén de toparnos con diferentes personajes. ¿Debería andar para ahorrar dinero a costa de aumentar el cansancio? Es posible que sea necesario para escalar o correr cuando huyamos a través de la frontera ¿Debería aprovechar que tengo unos ahorrillos para llamar a un taxi y viajar cómodamente? Quizás, pero… ¿y si tengo que pagar a un contrabandista para que me ayude a pasar la frontera? Cada decisión influye y puede llegar a salirte cara, por lo que de ti dependerá tomar una u otra opción.
Durante nuestro periplo iremos hablando con varios vecinos de Petria, gente que, como nosotros, se ha encomendado a un viaje por carretera por sus propios motivos, por sus propias historias. Desde el joven Alex, el niño genio que utiliza un mini ordenador portátil para hacer verdaderos prodigios, hasta el entrañable John (Papa oso para los amigos), un camionero que parece profesar un importante odio al régimen por algo vinculado con su pasado, todo esto sin olvidarnos de Zoe, hija de un alto cargo del gobierno que viaja por Petria y desea ayudar a derrocar al régimen. Estos son solamente algunos de los carismáticos y verdaderos “protagonistas” de esta historia (puesto que nuestros jóvenes no dejan de ser, en cierto modo, una excusa para conocerlos cada vez más y mejor en cada viaje), que junto a Fanny, Stan y Mitch, Sonya y Jarod, conforman un plantel de lo más pintoresco al que querréis descubrir en profundidad.
En cada escenario existe la posibilidad de interactuar con varios objetos y personas, al más puro estilo Life is Strange. Puedes comprar comida o bebida en una máquina expendedora, dormir entre un puñado de cartones o sacar dinero en un cajero automático (si dispones de una tarjeta de crédito, claro está). Recordad que descuidar las necesidades básicas como comer, beber o dormir, agotará más rápidamente a nuestro adolescente, mermando así las posibilidades de sobrevivir a la dura travesía de abandonar Petria. Es igualmente importante disponer de dinero y gestionarlo bien, pues cada adolescente intenta huir de diferentes formas y puede que el dinero sea necesario para cruzar, además de para comprar víveres, viajar cómodamente en taxi, etc. Mi consejo es que rebusquéis en cada rincón que sea posible, incluso dentro de los cubos de basura (cuando desbloqueéis la habilidad), puesto que a veces hay comida o bebida gratuita, tarjetas de crédito perdidas, llaves de coches propensas a ser robadas, entre otros bienes.
Hablando de desbloquear habilidades, conforme vayamos realizando varias partidas con diferentes adolescentes, será posible conseguir algunas habilidades útiles para nuestros intereses, gracias a las conversaciones con los distintos habitantes de Petria, un aliciente que hace todavía más interesante el querer exprimir las conversaciones para desgranar todavía más la historia de todos ellos. No os privéis tampoco de divertiros de vez en cuando desconectando con minijuegos, como una partidita de air hockey o jugar al Pong en una recreativa, por ejemplificar algunas posibilidades. Además, si sois de los compleccionistas, os interesa saber que Road 96 esconde diferentes cintas de casete que esperan al jugador que desee conseguirlas a modo de coleccionable que, además, pueden reproducirse en las radios que hay por el camino.
Pon bien fuerte esa radio
Visualmente, Road 96 tiene un acabado similar al de la franquicia de Dontnod Entertainment, unos gráficos que mezclan un intento de realismo minimalista con algo casi similar a un efecto de plastilina, aunque el resultado no está al mismo nivel. A algunos les agradará más y a otros menos, en cualquier caso, uno no tarda demasiado en hacerse a estos. Si bien los personajes están algo más trabajados, el entorno que rodea a los diferentes lugares que visitamos es muy monótono, un desierto árido y poco inspirado, aunque supongo que es básicamente lo que se intenta dar a conocer al mostrar a Petria, ¿no? Un lugar baldío desprovisto de vida plagado de pozos petrolíferos.
Puedo afirmar sin miedo a equivocarme que, la mejor virtud de Road 96 es su música. Hay una buena variedad de temas musicales realmente destacables realizados por varios artistas, desde el tema principal Home Call de The Toxic Avenger, hasta The Road de Cocoon o incluso, un remix completamente instrumental del mítico Bella Ciao creado por Xilix; por lo que con poco, la banda sonora de Road 96 ha conseguido colarse en mis listas de canciones habituales en base a la enorme calidad que derrocha.
Conclusión
Road 96 es un precioso viaje que merece la pena vivir y contar, una historia emocional y muy humana en la que se demuestra que sin duda, el bien más preciado que uno puede poseer es la libertad. Siempre se agradece que cada vez más y más juegos se atrevan a tocar determinados temas que, quizás, sean menos comunes dentro de este arte que son los videojuegos, ya que, para bien o para mal, siempre suponen un valor añadido, un elemento diferenciador que suele hacerlos únicos. DigixArt ha hecho un magnífico trabajo en la construcción de Petria y sus personajes, acompañándolo con una banda sonora que hace de este peligroso viaje en busca de la libertad algo mucho más disfrutable. ¿Podría mejorarse técnicamente hablando? Naturalmente, sobre todo en cuanto a pulido visual se refiere, pero este es uno de esos títulos que premia su narrativa por encima del resto, algo que, en este caso, por la potencia del mensaje que busca transmitir, puede llegar a perdonarse.
Kalas
Veterano en esto de escribir sobre videojuegos, pero un día me cansé y decidí fundar mi propia web. No soy amante de las marcas, sino de los buenos juegos, aunque Nintendo ha estado muy presente en mi infancia. Sobrevivo en mi lucha por convertirme en un especialista en Asia Oriental.