[Análisis] Saints Row

En la década de los 2000s el género sandbox explotó tanto en popularidad como en crecimiento, gracias principalmente a la labor de estudios de desarrollo tales como Rockstar, quienes dieron forma al género a través de los títulos de la serie Grand Theft Auto. De hecho, esta franquicia comenzó a finales de los 90s con tres entregas que, si bien planteaban ideas interesantes, no acababan de funcionar para nada bien, siendo un ejemplo perfecto de títulos con esencia pero sin sustancia. Sea como sea, el “boom” de GTA III dio pie a la aparición de una enorme oleada de juegos de mundo abierto donde, en mayor o menor medida, se coqueteaba con la idea de romper la paz siendo un auténtico villano. La ilusión clásica de control del héroe se rompía para dar paso al interés por los protagonistas corruptos, repletos de problemas y anclados a un mundo frío en el que solo pueden devorar o ser devorados. Algunas series se tomaron esto demasiado en serio, y pronto comenzaron a surgir títulos que llegaban a causar hasta cierto rechazo. Con todo esto en mente, el equipo de Volition (conocidos previamente por su trabajo en Red Faction 2) decidió en el año 2006 ponerse manos a la obra con el desarrollo de un título que, con un toque de humor y un toque de seriedad, abordara una visión formal del sandbox en el que un elemento primaba por encima del resto: la diversión.

Se podrán decir muchas cosas en contra de la serie Saints Row, pero una cosa está clara: siempre ha conseguido entretener y ofrecer un espectáculo que, sin sorprender, consigue divertir como pocos. Es algo así como el cine de acción de Michael Bay mezclado con el humor de series como Padre de Familia o South Park, dando pie a sátiras no tan interesantes como las de la saga de Rockstar, pero igualmente originales. Aunque el primer título no funcionó especialmente bien, fue con la segunda entrega con la que la serie acabó alcanzando el éxito, pues cientos y cientos de jugadores de Xbox 360 descubrieron lo maravilloso que era hacerse con el control de una banda de gángsters (al menos, de forma digital). Saints Row 3 llevó el nombre de la franquicia a un nuevo nivel, dándole un toque aún más loco y centrado en el humor que se llevaría a límites insospechados con Saints Row 4. A pesar de que este juego fue realmente exitoso, el lanzamiento de una especie de secuela/DLC independiente, Gat Out of Hell, y el spin-off Agents of Mayhem fueron un rotundo fracaso, conduciendo sin remedio a la franquicia al olvido. Todo parecía perdido para los saints, quienes tras haber impedido una invasión alienígena y salvado al mundo del hambre (o del cáncer, pues la decisión era del jugador) ya no parecían tener retos a la altura. Eso debieron pensar en Volition y en Deep Silver, quienes tomaron el paso más lógico para volver a darle valor a la serie: comenzar de nuevo, con una identidad que atrajera a jugadores novatos y a veteranos. Así surgió el título del que hoy os vengo a hablar, Saints Row, el primer gran reboot de la franquicia que abandona el glamour exótico de las anteriores entregas para adoptar un camino más acorde a la actualidad y a las tendencias culturales americanas modernas. ¿Queréis saber qué tal le ha sentado a Volition regresar a su franquicia más querida, y si merece o no el título la pena? Pues no le demos más vueltas al asunto, y pasemos al análisis completo, que podréis encontrar a continuación.

 

Bienvenidos a Santo Ileso, tierra de destrucción y caos 100% estadounidense

La historia de Saints Row nos pone en la piel de un/una protagonista personalizable, cuyo aspecto y voz podremos customizar a nuestro gusto gracias a un editor de personajes realmente completo. Este personaje formará parte de una organización paramilitar privada conocida como los Marshall, poniendo a prueba sus excelentes habilidades con las armas para poder conseguir dinero y, así, pagar el alquiler de su apartamento. En este, nuestro protagonista vive acompañado de sus tres mejores amigos: Neenah, una joven mexicana experta en el mundillo del automóvil y las carreras; Eli, un experto en lo referente a la estrategia y al control tecnológico; Y Kevin, un energético joven amante de la fiesta y la música. Los tres ayudarán a llegar a fin de mes trabajando para otras de las bandas que lideran gran parte de Santo Ileso, una enorme ciudad situada en el sur de los Estados Unidos. Así, mientras que Neenah colabora con los deportivos Panteros, Kevin y Eli trabajarán junto a los Idols, amantes de las raves equipados con trajes que remiten a una versión futurista de la ropa vista en la serie de películas Mad Max. Sin embargo, no pasa mucho tiempo hasta que todo se va al garete, y nuestro protagonista cuenta con una solución sencilla pero ambiciosa: crear una banda criminal propia para, así, cosechar una enorme fortuna y ganar respeto. Así, el objetivo de nuestros protagonistas será alcanzar el poder a través de su nueva y original banda, los Saints. Os voy a hacer sincero con respecto a la historia: me ha gustado mucho más de lo que podía esperar, y creo que supera en algunos aspectos a los anteriores títulos de la serie. Su enfoque más reducido, centrado en los cuatro protagonista principales y en tres bandas antagonistas, funciona muy a su favor, ofreciendo un juego de clanes muy interesante que funciona al ser abordado desde el humor. Esta es, principalmente, la mayor fortaleza del título, pues sus muchas carencias se ven paliadas gracias a la excusa del humor. Lo que en cualquier otro título podría haber sido un conjunto de villanos olvidables aquí se acaban volviendo villanos desternillantes que remiten a los secuaces de los antagonistas del Batman de 1966. Es decir, nunca llega a cansar el dispararse con señores mazados que, mientras te atacan, sacan el móvil para hacerse un selfie y fardar de músculos, o con chavales pasados de rosca que a la mínima se ponen a bailar música techno. ¿Implica esto que el juego no se tome enserio? No exactamente, pues no hay duda de que es el título más “centrado” de la serie desde que se lanzó la segunda entrega, pero sí que funcionan muy bien los momentos que no se toma en serio. La historia es cortita y entra realmente bien, apostando por una escala menor a la de otros juegos del género que hace que, si bien no dura mucho, hay muchos momentos que brillan por su originalidad y su espectacularidad.

Quizá no me ha convencido tanto la relación del protagonista con el resto de sus compañeros, ya que aunque estos caen muy bien desde el principio, no se sienten realmente como los “capullos” que protagonizaban los juegos anteriores y que se tenían poco cariño entre sí. Los de este juego, desde el primer capítulo, se quieren como si fueran hermanos, y algunos acontecimientos clave de la trama se desarrollan debido a que alguno de estos se encuentra en peligro. Algo extraño y que no me termina de encajar, pero que no destruye lo entretenida que acaba siendo la campaña principal del juego. La ambientación es otro de los puntos más fuertes del título, ofreciendo un escenario inédito en la franquicia: Santo Ileso es un páramo curiosamente acogedor, que emana un fuerte hedor a la Estados Unidos más profunda y, al mismo tiempo, a los avances que surgen en el país de la libertad. Esto refuerza la sátira general del título, que busca criticar muchos de los aspectos de la sociedad moderna… Con unos resultados variados. Las sátiras funcionan muy bien en algunos momentos, mientras que en otros se quedan como buenos intentos. En este sentido, creo que GTA consigue encajar mejor estos mensajes, pero eso no quita que algunos de los aquí presentes no funcionen bien. En definitiva, encontramos una historia más sencilla de lo que podría parecer pero cargada de momentos espectaculares y, aunque cuenta con un ritmo algo irregular (algunas misiones son realmente flojas en comparación a otras), lo cierto es que cuando funciona, funciona muy bien. Sigue la tónica de los mundos abiertos de la pasada generación, lo que juega tanto a su favor como en su contra. Pero creo que podremos hablar mejor de esto en el siguiente apartado.

 

A liarla como nunca, acabando con cualquier banda que se ponga por delante

Y es que es en lo jugable donde más podemos comprobar como Saints Row ha tomado mucha nota de los sandbox lanzados en la pasada generación. El objetivo de Volition parece ser más que evidente: no se trata de innovar a la altura de los grandes títulos del género, si no ofrecer una experiencia completa que ponga a la diversión como la verdadera protagonista. Así, encontramos un título de carácter conservador que se estructura de una forma muy similar a los títulos de Ubisoft o de Rockstar, pero con un componente de customización muy admirable: la campaña es el hilo conductor del juego, pero no es lo único a lo que podremos agarrarnos ya que, tras un par de misiones, podremos explorar libremente una enorme ciudad dividida en amplísimos distritos. La variedad es más que interesante, y aunque hay una muy escasa interacción con el escenario (estando bastante vacío en algunas área), encontramos una muy buena variedad de actividades que nos tendrán enganchados durante un buen tiempo. No llega al nivel de agobio que sí que pueden llegar a ofrecer otros títulos de mundo abierto  (Ubisoft, te miro a ti) gracias a que las actividades son simples y entretenidas, y su movilidad funciona bien. Hablando de esto, por el escenario podremos movernos de múltiples formas, siendo las principales a paso ligero, en vehículos de tierra, en traje volador, o en helicóptero. Y si bien el control es algo tosco y no está a la altura de otros títulos del género, no deja de funcionar correctamente. Podría haber sido mejor y más preciso, pero tampoco es algo que se deba castigar, pues hay pequeños detalles que funcionan muy bien. Por ejemplo, la posibilidad de enganchar remolques a los coches o realizar embestidas (de una forma muy arcade) hacen de la conducción un segmento más frenético y cargado de diversión. Y sí, sé que estoy repitiendo mucho la palabra que empieza por d, pero es que es indudable que Saints Row es un juego que consigue divertir mucho. Es un entretenimiento que tampoco es que aporte mucho, pero no tiene por qué hacerlo: es diversión sin límites, y una que merece mucho la pena.

Contamos también con un sistema de niveles que, al más puro estilo RPG de acción, nos permitirá conseguir nuevas habilidades activas y pasivas. Las activas se pueden asignar hasta a cuatro botones, y se realizarán a través de puntos de Flow, mientras que las pasivas no requieren de activación y nos ayudarán a mejorar elementos de nuestro personaje. Este sistema es simple, pero funciona muy bien y le aporta al juego una profundidad que le sienta de escándalo. También contamos con una variedad de armas muy amplia, que se llega a poner realmente creativa con el desarrollo de la historia. Sin embargo, el sistema de disparo no me ha terminado de convencer del todo. Creo que se podría haber pulido algo más, para hacerlo mucho más preciso. Y es que mientras que con la conducción esto se perdonaba al incorporar ciertos sistemas que funcionan muy bien, esto no ocurre con el sistema de disparo. También tenemos un sistema de combate melee, pero de nuevo este es muy sencillo. Hablando de sencillez, el juego es especialmente fácil, y no deberíais tener problema alguno para completarlo en la mayoría de sus niveles de dificultad. Eso sí, en el último nivel la cosa se complica bastante, y pocos serán los que lo finalicen sin problemas. Por último, me gustaría hablar de las misiones principales de la historia, que me han parecido en su mayoría de lo mejor del juego. Dejando a un lado lo que os comentaba antes, que algunas dejan mucho que desear, el resto son misiones realmente variadas y que me recordaban a lo mejor de la Rockstar de PS2, donde cualquier cosa podía pasar en el alocado universo de sus títulos. Algunas de las misiones del juego me han dejado flipando, y eso es mucho decir teniendo en cuenta que, de nuevo, el juego no inventa nada nuevo. Juega sobre seguro, y a mi parecer, acaba ganando.

 

El mayor problema del título

Aunque la mayoría de las cosas que he dicho hasta el momento son positivas, tristemente he de cambiar el enfoque puesto que os tengo que hablar del apartado técnico del juego. ¿Y por qué dejar de alabar al título? Porque, sinceramente, considero que el juego podía haber dado mucho más de sí, pero acaba ofreciendo un apartado gráfico algo inferior, y que remite a la pasada generación de consolas. Habiendo jugado en PC y en ultra, he encontrado unos modelos de personajes poco pulidos que solo terminan de funcionar en el protagonista y un par de personajes principales, además de un constante abuso de popping y una línea de dibujado algo difusa. Es una pena, puesto que a nivel artístico me ha gustado mucho todo lo que se ha realizado: desde los diseños de personajes hasta los del escenario, todos son muy interesantes y se establecen de forma orgánica, dando pie a un universo muy interesante que, jugando en otra liga, no tiene mucho que envidiar a lo visto anteriormente en la franquicia. El mayor problema, sin embargo, recae en lo técnico: he encontrado una enorme cantidad de errores que, incluso con el parche del primer día, han seguido apareciendo, yendo desde cosas “habituales” como coches volando o personajes desapareciendo hasta cosas más graves como crasheos o errores cruciales en misiones. Esto es algo muy problemático, y aunque el título no llega en un estado tan grave como el de otros títulos (te miro a ti, Cyberpunk 2077), sí que creo que se deberían pulir muchos de estos errores cuanto antes. De nuevo, una pena ya que hay cosas en las que el juego triunfa, como su buen rendimiento en ordenadores de especificaciones altas y bajas.

Por último, a nivel sonoro el juego me ha convencido bastante, gracias a su maravilloso doblaje (es espectacular como las 8 voces posibles que puede tener nuestro protagonista funcionan tan bien) y a su genial banda sonora, que tanto con composiciones originales como con canciones reconocibles consiguen crear un ambiente único. Además, el juego tiene la mejor emisora jamás vista en un título sandbox, ya que está conformada por temas del género synthwave. Y ante eso no se puede competir.

 

Conclusión: Un regreso por todo lo alto, pero no por ello falto de problemas

Saints Row es un título muy interesante ya que plantea una vuelta atrás en el género que, mientras que otros la habrían desechado, los de Volition consiguen triunfar debido a su apuesta por la diversión más pura y espectacular. No temáis, pues la esencia de la saga sigue presente, solo que un poco más moderada en ciertos aspectos para no pasar al ámbito de lo ridículo, y creo que es un acierto. Como juego funciona muy bien, e incluso cuenta con un divertido modo cooperativo, pero sí que es cierto que le hace falta un repaso en lo referente a lo técnico, ya que de no ser así más de un jugador podrá caer en crasheos y abandonos de misiones. Un muy buen juego de mundo abierto, empañado por aspectos mejorables que vienen heredados de títulos previos del género.