[Análisis] SKALD: Against the Black Priory

Hacer un buen RPG occidental que destaque en el mercado es, a día de hoy, una tarea realmente compleja debido a la falta de creatividad por parte de los estudios dedicados al tema. Así, año tras año nos encontramos toda clase de juegos de fantasía que adoptan un «worldbuilding» similar en los que se extrae una clara herencia de autores como Tolkien o Pratchett y donde encarnamos a la clásica figura del héroe que debe combatir al mal en compañía de un grupo de pintorescos aliados. Pocos son los juegos que consiguen marcar un antes y un después siguiendo estas pautas, y a la vista está como obras de la talla de The Witcher han comenzado a destacar, pues proponen un modelo de fantasía ajeno a dichas tendencias. ¿Quiere decir esto que los juegos de fantasía deben de abandonar los modelos canónicos que todos conocemos? No, no tiene por qué. Un juego puede presentar un universo de fantasía convencional, y aún así sorprender y marcar al jugador a través de otras vías. Por ejemplo, se puede enganchar a través de una jugabilidad original y adictiva, o bien a través de un sistema narrativo profundo y completo, que es lo que se ha podido ver en, por ejemplo, Kingdoms of Amalur o en Baldur’s Gate 3, respectivamente. Sin embargo, el título del que hoy vengo a hablaros busca ganarse el corazón de los jugadores a través de otra vía, que no es otra más que la de la nostalgia.

Desarrollado por High North Studios en exclusiva para Steam y GOG, SKALD: Against the Black Priory llamó desde primera hora la atención de los jugadores por su alocada propuesta retro. Y es que sí, a diferencia de otros títulos que buscan ir más allá en cuanto a gráficos y sonido, SKALD se presenta en sociedad como un juego que podría haber sido desarrollado perfectamente en Commodore 64 o en ZX Spectrum, adoptando incluso las paletas de colores de dichas plataformas. Este viaje al pasado oculta mucho más de lo que parece, pues bajo su simple apariencia se oculta un profundísimo RPG heredero de Dungeons & Dragons que ha sido alabado hasta por los mismísimos creadores de Baldur’s Gate 3. Ahora, tras un exitoso lanzamiento en acceso anticipado, por fin llega la versión completa de SKALD: Against the Black Priory de la mano de Raw Fury. ¿Estará el juego a la altura de las expectativas? Comprobémoslo en el análisis completo, que podéis leer a continuación.

 

Un viaje accidentado hacia Idra

En una noche marcada por las tormentas, un navío recorre las oscuras aguas del océano. ¿Su destino? La misteriosa isla de Idra, en donde se oculta la tenebrosa abadía oscura. El capitán del navío solo sigue órdenes, pues se le ha pagado una cuantiosa cantidad de oro para adentrarse en semejante lugar. ¿Y quién es el loco que ha decidido lanzarse a la muerte antes de tiempo? Pues nuestro protagonista, un mercenario a tiempo completo y héroe destinado quien lo arriesgará todo con tal de desenmascarar el terror que allí se oculta. Por el camino, nuestro incierto héroe forjará amistades duraderas y realizará tanto pactos de amistad como declaraciones de guerra, todo ello mientras recorre las Islas Exteriores a bordo del barco «Weathermaiden». Lo primero que llama la atención en SKALD es el evidente acercamiento a las historias de fantasía de la década de los 80s, presentando un buen surtido de personajes arquetípicos que brillan con fuerza gracias a sus excelentes diálogos. No os engañaré si os digo que la escritura del juego me ha resultado eficiente en lo general pero maravillosa en cuanto a los diálogos y a las interacciones entre personajes se refiere, ofreciendo un sistema de diálogos ramificados que se alza como uno de los puntos más completos e interesantes de todo el juego. Como todo buen RPG que se precie, las habilidades de nuestro protagonista (al que tendremos que crear nada más comenzar la partida) afectan tanto a las posibles respuestas como a las interacciones con el mundo: abrir ciertas cerraduras, esquivar las luces y las miradas de los guardias… Si, son cosas que ya hemos visto en otros juegos, pero aquí se presentan de una forma mucho más interesante y dinámica dentro del ámbito jugable del juego.

Sea como sea, y volviendo a la narrativa del título, antes os decía que la escritura del juego me ha resultado eficiente en lo general, y esto se debe sencillamente a que lo que el juego cuenta no me ha aportado mucho. Nos encontramos ante una historia de fantasía convencional que, como mencionaba en la introducción, se ha visto en una infinidad de veces dentro del género. Así, nos encontraremos un mal poderoso que aterroriza a toda la población, a un grupo de héroes repletos de luces y sombras y a un catálogo de criaturas mágicas que no pillará por sorpresa por nadie. Quizá lo que más se aleja de las convenciones es la introducción de elementos de terror lovecraftianos, presentando monstruos venidos de las profundidades marinas realmente terroríficos que aportan algo de frescor y dinamismo al título. La historia principal no es nada del otro mundo, aunque por suerte no se puede decir lo mismo de sus historias secundarias, que rompen el molde presentando giros de guion dinámicos y personajes memorables. Por desgracia, para disfrutar de todo esto hará falta tener un buen manejo del inglés, pues el título no ha sido localizado a nuestro idioma y su uso del idioma británico es realmente complejo.

 

En el rol todo está permitido

Si SKALD: Against the Black Priory se puede clasificar como un RPG de corte clásico no es por su ambientación, su historia o sus personajes, si no más bien por su filosofía de diseño y por su sistema de combate. Así, nos encontramos ante un juego de rol y estrategia por turnos en perspectiva cenital donde controlaremos a los personajes en escenarios divididos en cuadrículas. Excepto durante los combates, podremos mover libremente a nuestros personajes por el escenario interactuando con los NPCs («chocándonos» con ellos, principalmente) y con los objetos, aunque hay que tener en cuenta que nuestras acciones tienen consecuencias: si estamos en terreno hostil, un paso en falso puede significar la muerte, mientras que si estamos en un terreno neutro un error o una acción realizada con mala intención puede traernos la desgracia. La variedad de escenarios es muchísimo más amplia de lo que cualquiera podría esperar, y el diseño de estos resulta intachable, presentando un sinfín de situaciones que destacan tanto por su originalidad como por su creatividad. Os sorprenderá saber que, en muchos aspectos, se podría considerar a SKALD un heredero directo de los juegos de Larian (más que de Bioware o Interplay) por su sistema de combate y por su… Un momento, que aún no os he hablado del sistema de combate. Veréis, a la hora de luchar contra nuestros inagotables enemigos tendremos que realizar acciones en orden, cada una de estas gastando energía. Habrá que seleccionar los movimientos con mucho cuidado, pues contamos con un sistema de fortalezas y debilidades dinámico que hace que los enemigos sean más fuertes o más débiles frente a ciertos tipos de ataques. Un punto muy positivo del juego es que contamos con una variedad de habilidades y ataques enorme, destacando especialmente aquellos vinculados a los magos. Ojo, y que decir de las clases presentes en el juego, que buscan romper con los arquetipos para presentarnos tipos de personajes originales y muy divertidos. Sea como sea, decir que el sistema de combate de SKALD es realmente variado y muy completo, ofreciendo muchísimas opciones para acabar con cualquiera que se nos ponga por delante… Como en los juegos de Larian, de ahí que pueda considerarse un heredero directo de esta compañía. En general, el juego de High North Studios destaca de forma positiva dentro del género del rol, pues aunque no innova a nivel jugable sí que da con la tecla a la hora de ofrecer una experiencia completa.

En cuanto al apartado visual, nos encontramos un trabajo espectacular a la hora de recrear el aspecto gráfico de los ordenadores de finales de los 80s, tanto en lo referente al pixel art de los escenarios y los personajes (mención especial a los retratos, que es lo más retro que uno se puede echar a la cara en pleno 2024) como en lo referente al uso del color, dotando al juego de un aspecto oscuro y místico gracias a su mezcla de tonos morados, azules y verdes. La búsqueda de una estética retro va más allá de esto al presentar filtros y marcos propios de la época, lo que unido a su maravillosa banda sonora musical (que encaja a la perfección y que está compuesta por verdaderos temazos) hace de esta una verdadera máquina del tiempo que ningún fan de lo clásico debería perderse.

 

Conclusión: Una agradable sorpresa que parece venida del pasado

SKALD: Against the Black Priory es una de las grandes sorpresas del año dentro del entorno del rol clásico, sirviendo como una espectacular máquina del tiempo en donde se toman nota de todos los avances realizados por compañías como Larian o Bioware. Lo que podría haberse quedado en una anécdota únicamente memorable por la estética acaba alzándose como una propuesta muy divertida y original que engancha como pocos juegos. Un imprescindible si os gustan los RPG occidentales más clásicos.