La arcilla de la vida
Nosotros seremos Skully, un cráneo que un día aparece varado en una playa y permanece allí hasta que es recogido por una persona. Esta misteriosa persona, nos pone dentro de una arcilla que tiene poderes mágicos, la cual nos devuelve a la vida. Terry es quien nos salva, y es un Dios que representa al elemento tierra y se encuentra en mitad de un conflicto con el resto de sus hermanos por obtener el control de un artefacto muy poderoso. Desde ese momento, Skully y Terry ponen rumbo hacia el peligro antes de que desemboque en una catástrofe.
Rodando y creando cuerpos
Lo primero que debemos saber, es que Skully es un juego de plataformas en el que nos tocará ir rodando a todos lados, saltando entre varias piedras sin tocar el agua para evitar desintegrarnos, e incluso podemos engancharnos a hiedras para trepar por las paredes. Al principio el control será algo complicado, ya que a la mínima que le demos un poco más al stick, pillará una velocidad frenética que ya le gustaría a Sonic. Pero una vez nos acostumbremos, iremos a cualquier lugar sin problemas, aunque podemos ir directos a centrarnos en a historia, lo que haría que nos perdiéramos gran parte del nivel, o ir recogiendo todas las flores para descubrir lugares secretos y desbloquear bocetos del arte conceptual.
Los checkpoints de cada nivel, representados con un charco de arcilla en el suelo, son muy importantes. Estos nos darán la oportunidad de aparecer las veces necesarias en el sitio en caso de perecer en el intento. Si íbamos a por las flores y nos rompemos, apareceremos en el último checkpoint, y nos tocará volver a coger todas las flores de nuevo desde que llegamos a ese punto. Al principio no habrá mucho problema, pero más adelante hay saltos casi imposibles de realizar y se nota que la dificultad pasa de casi ni existir, a convertirse en una suerte de ensayo y error para recoger todo.
Pero no todo reside en rodar con el pequeño Skully, ya que uno de los pilares importantes a tener en cuenta son las transformaciones que tendremos en el transcurso de la aventura. En los charcos de arcilla, podremos decidir en qué personaje transformarnos, siempre que lo hayamos desbloqueado, y cada uno de ellos tiene un tamaño distinto y unas habilidades que deberemos aprender a usar con el entorno que nos envuelve. La primera de todas, que la conseguimos casi al principio, nos permitirá derribar grandes rocas y crear una onda expansiva para eliminar enemigos a nuestro paso. Por supuesto, hay más que deberemos encontrar, pero todo llegará.
Con esta mecánica resolveremos nuevos puzles en los que tendremos que usar uno u otro personaje. Podremos disponer de hasta tres gólems invocados, aunque solo podemos usar uno que es donde Skully entrará para controlarlo. Aunque esta mecánica da algo de variedad al juego, puede llegar a ralentizarnos a la hora de jugar, por ejemplo, podemos estar en una zona en la que vamos rápido con nuestro protagonista, pero justo al final, nos obligan a usar una transformación para derribar una piedra, lo cual ya nos obliga a transformarnos, tirar la piedra y luego continuar. Además, si tenemos que cambiar entre los diferentes cuerpos, tendremos que ir hasta él, no podemos transportarnos, y si ya estamos en uno y queremos cambiar a otro, tenemos que salir del cuerpo y rodar hacia el otro e introducirnos dentro.
La manera de ver las cosas
Skully es un juego que en su mayor parte, no destaca mucho en el aspecto visual, exceptuando alguna zona en la que la luminosidad ayuda a que se vea algo mejor. Pero cuando ya empiezas a investigar niveles más oscuros, tiene un pequeño declive. Pero no todo es tan malo, ya que se mantiene en todo momento a 60fps de manera estable. Por otro lado, la banda sonora se reduce a un sonido ambiental que nos acompañará en todo momento y hará que tengamos un viaje agradable y tranquilo.
Skully tiene un toque de humor en sus cinemáticas, e intenta añadir una nueva manera de jugar a los plataformas, en el que ahora controlaremos a un pequeño objeto rodante, y se incluye el factor de exploración para todo aquel que quiera ampliar horizontes, así como unos puzles para llegar al final de todo. Tendremos que tener algo de habilidad para llegar al final, pero sobretodo paciencia si queremos recoger todas las flores de cada mapa, pero sea como sea, es un juego que nos entretendrá durante un buen rato.
Jorcelo
Jugador que ha atravesado Green Hill, el árbol Deku, las ruinas de Zanarkand, Anor Londo y lo que queda. Todo a bordo de una nave poligonal, con un perro que habla y un pato que no cura. Cojo una patata y me la como