[Análisis] Song of Horror

Hace un par de años, coincidiendo con la víspera del Día de Todos los Santos (o Halloween, como ya es más popularmente referido), una desarrolladora independiente madrileña lanzaba al mercado su primera obra, una que por las fechas, solamente podía aspirar a ser un título de terror, la compañía era Protocol Games, que lanzaba Song of Horror, un juego episódico de corte lovecraftiano que terminaría con un quinto episodio que llegaba a Steam a finales de mayo del siguiente año 2020. Ahora, el estudio madrileño en compañía de su editor original, Raiser Games, por fin pone a disposición de los usuarios de videoconsola su título, no sin haber sufrido algún retraso en los planes de lanzamiento originales, que, esperemos, haya contribuido a mejorar el resultado final, puesto que al momento de lanzamiento, todavía hay algunos problemas que es capital abordar cuanto antes, quedando patente que quizás, la presencia no sea lo único a lo que el jugador debería de temer si decide adentrarse en la profunda oscuridad de Song of Horror.

 

Una melodía que conduce a la locura

Un viernes por la tarde, cuando el bueno de Daniel Noyer regresa a casa después de un duro día de trabajo, el teléfono comienza a sonar. Su jefe en la editorial, Etienne Bertrand, quiebra su remanso de paz para pedirle que vaya a la casa de Sebastian P. Husher, un famoso escritor que trabaja para ellos del que, desde hace varios días, no se sabe nada. Así pues, con resignación, Daniel se sube al coche y se dispone a buscarle a lo largo y ancho de su mansión, sin saber que lo que allí le espera, es una oscura y tenebrosa fuerza sobrenatural que le hará desaparecer. Preocupada, Sophie van Denend, ex-pareja de Daniel, decide hablar con Etienne para saber si ha tenido noticias suyas, pero este le comunica que tampoco sabe nada de él desde que le envió a la mansión de Husher. Ante este desolador panorama, además de buscar a Sebastian, ahora se suma la búsqueda de Daniel, pero obviamente esto no va a ser una tarea sencilla, pues una misteriosa caja de música que emana una melodía de locura y una extraña y violenta entidad, La Presencia, forman parte inseparable de esta historia que puede conducirnos a la muerte a menos que seamos cuidadosos. ¿Estáis preparados?

 

Lidiando con la Presencia y compañía

Song of Horror propone una exploración clásica en tercera persona en la que, tras elegir a uno de los personajes posibles para cada capítulo, con las diferencias en estadísticas, tipo de iluminación propios y objetos personales de cada uno, nos adentramos en diferentes lugares en cada uno de los cinco capítulos. El consejo a la hora de escoger personajes, es evitar a Daniel siempre que sea posible, puesto que su muerte obligaría a repetir el capítulo desde el principio, pues es el personaje central sobre el que va avanzando toda la investigación sobre Husher, su desaparición y todo lo relacionado con la caja de música.

Mediante la recolección de diferentes objetos y anotaciones, seremos capaces de solventar diferentes rompecabezas con afán de seguir adentrándonos más y más dentro del lugar a investigar de turno, por lo que hay que intentar interactuar con todo lo que sea posible en cada escenario, pero ojo, hay algunas elecciones de sí o no que pueden conducir incluso a la muerte de algún personaje, al igual que hay utensilios que podrían salvarte y que no son necesarios, por lo que podrías pasarlos por alto a menos que la curiosidad te ayude a dar con ellos.

Por supuesto, esto no se basa solamente en desgastar la suela de los zapatos mientras andamos por la penumbra en busca de llaves o palancas, sino que, de vez en cuando, La Presencia y compañía harán acto de presencia para poner a prueba los nervios y el temple del jugador, así como su rapidez de reacción si fuese preciso. La presencia puede intentar atacarnos de diferentes formas, la primera es golpeando una puerta de una sala colindante, por lo que habrá que correr hacia esta y golpearla con aplomo para cerrarla y evitar que la oscuridad entre y nos consuma. La otra forma, mucho más peligrosa, es materializarse por todas las salas y pasillos, obligándonos a correr en busca de un escondite para, a continuación, realizar un minijuego en el que ajustar el movimiento de los latidos del corazón a ritmo de R2 y L2. Sin contar el hecho de que este minijuego es algo más complicado que el de golpear la puerta, la verdadera dificultad reside en llegar hasta un escondite, puesto que hay muy pocos en cada fase y abrir el mapa para comprobar cómo llegar al más cercano consume tiempo, por lo que al final, solamente podéis confiar en vuestra memoria o ser muy rápidos al consultar el mapa, puesto que abrirlo no sirve como una pausa y el avance de La Presencia por capturarnos no va a verse frenado, hasta el punto de que si tardáis varios segundos, al cerrar el mapa ya os habrá arrastrado sin opción a moveros. ¿Es una putada? Por supuesto, de hecho, si te encuentras lejos de un escondite, es posible que no puedas ni contarlo, al igual que si estás en una zona nueva y no sabes ni siquiera si habrá un armario o una mesa cercana que haga las veces de escondite. Sin duda, puede llegar a sentirse injusto en ocasiones, y es la forma más común de perder a un personaje… por cierto, la muerte es permanente y, en ocasiones, puede que os topéis con su fantasma al seguir investigando el lugar. ¿Queréis arriesgaros a interactuar con ellos? Bueno, que sea bajo vuestra propia responsabilidad.

A las apariciones espontáneas de la Presencia se le suman otros seres del averno que van aumentando en número en cada nuevo capítulo, proponiendo diferentes tipos de minijuegos, desde machacar botones rápidamente para huir de unas manos sombra, hasta controlar la respiración lo máximo posible para evitar que una especie de bestia monstruosa ciega sea capaz de escucharnos y darnos caza brutalmente. Si algo hace bien la obra de Protocol Games, es mantener al jugador en un estado de tensión constante, que es, a fin de cuentas, una de las máximas a lograr en un videojuego de terror. Nada de acomodarte en el sofá, nada de correr por los pasillos sin pensar, incluso, antes de darte cuenta, lo primero que buscarás en cada sala nueva no será un objetos para avanzar o un puzle a resolver, sino una estructura que pueda servirte como escondite en caso de emergencia; y es que, la alargada sombra de la muerte es real, por lo que la pérdida tiene un efecto negativo, haciendo que, incluso, puedas verte en la tesitura de repetir todo el capítulo (amén de perder personajes que podrían sumarse al elenco en otros capítulos, reduciendo así sensiblemente las opciones de supervivencia)

 

Un buen juego y un error condenatorio 

Llegados a este punto, no puedo más que reconocer que salvo alguna muerte un poco injusta, mi experiencia en Song of Horror ha sido realmente provechosa y no tendría problemas en recomendárselo a cualquier amante del género, peeeeero, y aquí vienen las curvas, en consolas, o al menos jugando a la versión de PlayStation 4 en PlayStation 5, el juego tiene un error tremendo y de mucha gravedad. No hablo de glitchs que me han resultado hasta simpáticos, como ver a Daniel traspasar la puerta de la Mansión de Husher en una cinemática, o incluso ver cómo al moverme por una sala, la linterna del personaje se desprendía de la mano y quedaba flotando mientras volaba con retardo en relación con el movimiento del personaje, que si bien es algo que no estaría de más solventar, únicamente afea el conjunto pero no influye en la funcionabilidad del juego. El verdadero problema está en que, al llegar al capítulo 4, el Monasterio, la videoconsola comienza a emitir sonidos iguales a los asociados a la captura de pantalla de forma constante, sin saber a qué se debe. Cuando decides salir del juego para ver cuál puede ser el problema, te das cuenta de que el sonido pertenecía, posiblemente a intentos de autoguardo fallidos, puesto que la partida ha desaparecido. Los datos de guardado se conservan, sí, pero están totalmente corrompidos, pues al iniciar el juego no hay partidas disponibles y solamente puedes elegir el prólogo, no hay forma de continuar pese a que en el menú, los datos de guardado sigan ahí. Pese a desinstalar el juego o copiar datos a un USB para sobreescribir los otros, no hay forma de hacerlos funcionar. Es un fallo que literalmente te impide completar el juego, aunque bueno… si eres capaz de soportar los sonidos constantes de tu consola durante todo el capítulo, es posible que puedas avanzar al quinto para hacerlo del tirón, puesto que de otra forma, la partida terminará corrompida. Tristemente, por lo que he podido leer en Reddit (el juego acaba de llegar a consola y la información en foros es muy escasa en cuanto a versiones de consola), otro usuario ha experimentado el mismo problema en el mismo capítulo, quedando su partida igualmente dañada, por lo que deduzco que no es un problema aislado en mi PlayStation 5.

 

Conclusión

Esta es una reflexión complicada… Por un lado, Song of Horror me parece una experiencia maravillosa que mantiene al jugador constantemente en estado de alerta, no te deja “aprender” los patrones de un perseguidor concreto o se desprende del miedo de castigar al jugador si no se anda con cuidado, puesto que la Presencia es una entidad azarosa a la que, en cada capítulo, se le suman nuevas monstruosidades con ganas de acabar con nosotros. De veras, creo que la gente de Protocol Games ha hecho una gran labor, puede que sea uno de los mejores videojuegos del género que haya probado en estos últimos años. Por otro lado, ¿cómo podría pasar por alto un fallo de una gravedad tal que te corrompe la partida y te impide continuar? Si tenéis la posibilidad de probarlo en PC, hacedlo, si es en consola, lo mejor que podéis hacer es esperar a que esto se solvente con un futuro parche, a menos que esto ocurra en PlayStation y no en Xbox, por ejemplo, de ser así, sería otra fantástica alternativa.

Por el momento, aunque me pese en el alma, pues lo considero totalmente injusto en base a la calidad del juego, tomo la decisión de suspender a Song of Horror en su versión de consola. No es algo definitivo, pues si la compañía lo soluciona en el futuro, estaré más que encantado de editar la calificación y darle la que realmente merece, que ya os adelanto, no es ni de lejos un suspenso.