El caso, es que hay una recreativa de la que guardo un recuerdo especial, ya que, pese a disfrutar de muchas de ellas, esta no tardó demasiado en destacar gracias a su propuesta y al hecho de disponer de un par de pistolas de colores a disposición de los jugadores, The House of the Dead. Para tristeza de mi yo de hace años, esta máquina no estaba disponible en el salón arcade de mi ciudad, por lo que solamente podía jugar a esta cuando viajaba junto a mi familia de vacaciones, no dudando ni un segundo en arrastrar a mis padres hacia un local muy concreta de Benidorm con la excusa de “tomar algo” o “cenar”, con unos intereses ocultos (pero muy fácilmente deducibles) de hacer uso de las máquinas del local, concretamente, de la cabina de The House of the Dead. Sin duda, esa inversión monetaria entre gemidos de zombis, disparos y gritos de “Reload!” merecerían la pena y conseguían animar mis tardes, por lo que, con ese recuerdo, The House of the Dead: Remake no tardó en convertirse en una necesidad imperiosa para mi. Hoy, vengo a hablaros de este “remake”, de mi experiencia con el mismo, y, adelantando acontecimientos, de cómo es quizás mejor mantener esos recuerdos que intentar revivirlos de nuevo, máxime, si el resultado no va a ser igual de placentero. ¿Comenzamos?
Mansiones y zombis
La historia de The House of the Dead era todo lo simple y cliché que uno podría esperar de un título de esas características. El juego comenzaba con dos señores saliendo de un coche, uno utilizado para viajar hasta una lúgubre y enorme mansión. Los dos tipos con gabardina, presumiblemente de algún tipo de agencia de inteligencia americana, sacan su pistola y comienzan a disparar a un zombi que está por zamparse a un científico (se sobreentiende por la bata blanca), y antes de morir, este le da una foto a los agentes y les pide que, si van a adentrarse en ese infernal lugar, salven a sus compañeros. Más pronto que tarde, una conocida del dúo es secuestrada por una especie de gárgola voladora. ¿El objetivo? Saber qué está sucediendo en la Mansión Spence… perdón, en esta mansión, y poner fin a este despropósito llegando hasta el sujeto que inició todo este despropósito. Con esta sencilla premisa, ya tenemos una excusa para deambular por las salas y recovecos ocultos de ese enorme complejo disparando a todo lo que se mueve (evitando a ser posible a los científicos, claro está).
Sin pistolas, no hay diversión
La jugabilidad de The House of the Dead es sencilla y adictiva, o al menos, así lo era en sus tiempos de recreativas. Disparar y destruir antes de que te muerdan o te lancen algún objeto punzante o contundente, seguir sobre raíles hasta la siguiente zona, combatir contra un jefe de turno y si era posible, conseguir algunos puntos extra destruyendo parte del mobiliario para disparar al ítem de bonus y salvar a los científicos.
El problema con este remake, es que lo que hacía especial a la experiencia en recreativas, se diluye completamente con esta versión casera. La gracia del juego eran sus pistolas, esos dos trozos de plástico que pesaban en tu mano y te permitían apuntar y disparar con el movimiento de tu mano, amén de recargar simplemente bajando la mira fuera de la pantalla. No es que no se haya implementado el control por movimientos de los Joy-Con en esta versión, que sí se ha hecho, pero la sensación dista mucho de ser similar a la del original de arcades, ya que, para empezar, el movimiento es completamente caótico, perdiendo la mira constantemente entre la sangre y los zombis, especialmente si juegos acompañado de otro jugador. Asimismo, el Joy-Con dista mucho de pesar lo mismo que las pistolas de plástico, por lo que es más fácil que todo se descontrole al moverlos. Total, que el principal aliciente, terminó por verse empañado rápidamente y quedó avocado al cambio de los controles tradicionales.
En cuanto a cambios y añadidos, más allá de los gráficos no hay demasiado. The House of the Dead: Remake permite jugar tanto el modo historia como un modo horda, aunque este último es básicamente el mismo modo historia pero lanzándote un grupo de zombis de vez en cuando, ya que literalmente recorres los mismos escenarios y vives la misma historia que en el modo campaña. Es posible disfrutar de esta indiscriminado matanza de zombis tanto en solitario como acompañado, así como trastear con las diferentes opciones de dificultad que se ofrecen, pudiendo facilitar o complicar nuestro paso por la mansión. Por otro lado, hay otro añadido menor en cuanto al modo de puntuación clásico, al que se une un modo moderno, que en vez de puntuar por todo lo que vamos matando, puntúa más en base a grupos de zombis liquidados. No es algo que cambie demasiado nuestra calidad de vida, pero bueno, ahí está…
Otro añadido es una especie de galería, un menú que permite, entre otros, ver los distintos modelados de los enemigos del juego junto a descripciones, siempre y cuando hayamos derrotado a dicho engendro, jefes incluidos. A esto, se le suma una especie de sistema de logros en forma de placas de policía que se exponen en un tablón dentro de esta misma galería, supliendo así la falta de un sistema de logros propio típico de las consolas de Nintendo. Entre otras características, también hay tablas de clasificación, modo fotografía y algunas cosas más. No son grandes cambios que vayan a suponer una mejora de vida a ningún jugador, pero supongo que siempre es de agradecer que se introduzca algún extra.
Un remake descuidado
Gráficamente, es innegable que The House of the Dead ha sufrido un cambio gráfico con este remake en relación a su original gracias al trabajo de Unity, no obstante, para los estándares actuales se queda algo corto, además de no sentirse demasiado pulido. Es confuso, las transiciones entre vídeos y juego son bruscas, y en más de una ocasión, sentirás el popping en elementos como la hierba creciendo a la par que carga el vídeo, haciendo que quede como resultado algo que, si bien está innegablemente mejorado en relación al de arcade, deje a más de un jugador bastante frío. Aunque esto es algo que prácticamente se intuye desde el primer minuto, y es que el menú inicial es bastante feucho, por llamarlo de alguna forma, con cuadros de texto a modo de trozo de papel entremetido que no deja ver todo lo bien que debería las distintas opciones, especialmente la tabla de clasificación.
Conclusión
La ilusión inicial por revivir una de las grandes experiencias de mi infancia, se vio frustrada en pocos minutos por un remake descuidado, que perdía gran parte de su esencia en los controles. Sí, al menos hay controles por movimiento para los Joy-Con, pero quedan demasiado lejos de asemejarse siquiera a lo que fueron en las recreativas, algo que quizás se podría paliar añadiendo algún tipo de pistola accesorio al Joy-Con, si es que existe… pero ni con esas sería lo mismo. Luego, pese a la mejora gráfica evidente, uno siente que es un trabajo a medias y parco para los “remakes” que estamos acostumbrados a ver en el mercado actual. No sé, sinceramente, creo que si al igual que yo tenéis un buen recuerdo de The House of the Dead, sería mejor opción que quedase así, ya que esta experiencia desmerece a la original en su punto más fuerte, la sensación jugable.
Kalas
Veterano en esto de escribir sobre videojuegos, pero un día me cansé y decidí fundar mi propia web. No soy amante de las marcas, sino de los buenos juegos, aunque Nintendo ha estado muy presente en mi infancia. Sobrevivo en mi lucha por convertirme en un especialista en Asia Oriental.