[Análisis] The Last Case of Benedict Fox

Desde la época de Xbox 360, Microsoft ha mantenido una política de apoyo a los estudios de desarrollo independientes que deja por los suelos al resto de sus competidores. Así, la compañía americana ha dado un enorme espacio a estos estudios para promocionar sus títulos, lo que ha derivado en el ascenso de algunos de los títulos más importantes que se han lanzado durante las últimas décadas. Quizá a día de hoy el resto de compañías se ha puesto las pilas para dar su propio espacio a los indies, pero no por esto la empresa madre de Xbox ha dado la espalda a las producciones más humildes. Muchas de estas han encontrado un nuevo público a través del servicio Game Pass, mientras que otras han conseguido ganarse un hueco en las presentaciones más importantes de la compañía, atrayendo la atención de propios y extraños. De hecho, este fue el caso del título del que hoy vengo a hablaros, pues su anuncio no dejó indiferente a ningún jugador, tuviera o no una consola de Microsoft en su hogar.

The Last Case of Benedict Fox apareció de la nada para coronarse como uno de los títulos más esperados de la compañía. Anunciado como un título exclusivo de PC y consolas de Xbox, el juego se establecía como un nuevo metroidvania en el que la acción se daba de la mano con el terror cósmico cultivado por autores como H.P. Lovecraft. Sin duda, esta es una mezcla explosiva y muy interesante, capaz de dar forma a un título original y llamativo. Sin embargo, todo el hype inicial se fue diluyendo poco a poco conforme se acercaba el lanzamiento; A fin de cuentas, nadie hablaba del título y los tráilers no enseñaban nada nuevo. ¿Qué es lo que ha acabado ocurriendo con el nuevo juego de Plot Twist Games? Pues si queréis saber cómo ha salido The Last Case of Benedict Fox, os recomiendo quedaros y leer el análisis completo. Y es que, como viene siendo costumbre, podéis leerlo a continuación.

 

Un misterioso asesinato en una fría noche

La historia de The Last Case of Benedict Fox nos pone en la piel de, por supuesto, Benedict Fox, un investigador de lo paranormal que convive con un ser espectral conocido como el Compañero. Entre caso y caso, Benedict se encontrará de bruces con el que es posiblemente el misterio más personal y retorcido de toda su carrera: el asesinato de su padre. Por suerte, este investigador cuenta con unas cuantas habilidades especiales que le diferencian del resto, pues puede sumergirse en los recuerdos de las personas fallecidas y atacar a las criaturas que aterrorizan la psique de ultratumba. Como podéis imaginar, la interesantísima premisa del título se desarrolla en una historia cargada de intriga que, como toda trama detectivesca que se precie, nos mantendrá al filo del sillón buscando pistas, leyendo notas y averiguando la verdad acerca de tan misteriosos asesinatos. La unión todos estos conceptos con el desarrollo personal de nuestro protagonista es bastante orgánica, si bien el tratamiento del personaje principal puede sentirse algo apresurado en momentos concretos.

Uno de los puntos más fuertes del título es, sin lugar a dudas, su ambientación. Tomando como inspiración el cine de misterio clásico y el neo-noir, The Last Case of Benedict Fox nos presenta una historia oscura ambientada en un universo decadente y al borde de la locura. La transición entre la mansión de la familia de nuestro protagonista y el mundo sobrenatural es brillante, siendo algo que difícilmente se ha podido observar en cualquier otro videojuego. El uso de los elementos propios de Lovecraft, aderezados por la presencia de otras figuras vinculadas al ocultismo, es excepcional, si bien pueden abrumar a quienes no sean cercanos a todos estos temas y géneros. Por otro lado, el juego llega a nuestro territorio traducido al español, y dejadme destacar que el trabajo realizado en este campo es sorprendentemente bueno, algo digno de elogio.

 

Contando las balas y la tinta

Si en el ámbito narrativo triunfa, es quizá en el jugable donde el juego más decepciona. Y es que frente a la genial historia y a la interesante ambientación que presenta el juego nos encontramos ante un sistema de juego bastante poco llamativo que intenta tomar los elementos más básicos del género metroidvania sin aportar nada nuevo. Con esto quiero decir que nos encontramos ante un juego sorprendentemente genérico, que presenta un diseño de niveles bastante poco acertado en el que es demasiado fácil perderse y en donde los desafíos que se presentan son poco interesantes. El sistema de combate me ha parecido poco acertado y extremadamente simple, y aunque con el desarrollo de la historia va añadiendo alguna que otra mejora, lo cierto es que peca de quedarse en lo más básico. Tampoco es que la movilidad sea especialmente buena, y el personaje peca de ser demasiado pesado a la hora de dar los saltos.

Incluso la cámara ha llegado a causar problemas durante mis partidas, impidiéndome conocer donde puedo saltar o a que zona debo llegar. No todo es malo, y lo cierto es que la mezcla de exploración en el mundo real y exploración en el ámbito sobrenatural me parece bastante interesante. También me ha gustado mucho el diseño de los combates contra los jefes finales, centrado más en el esquive que en el mismo ataque. Por otro lado, la dificultad del juego no es para nada alta, y lo único que quizá os pueda confundir es el diseño de niveles que, como os comentaba, no funciona tan bien como debería.

 

Decadencia y belleza visual

Por suerte, el título consigue exhibir un apartado artístico excepcional que destaca especialmente en el uso de los colores oscuros (brilla especialmente el uso de los morados y púrpuras) y en su iluminación, absolutamente necesaria para desplazarnos a través de los laberínticos niveles. Los modelos de los personajes sí que podrían haber presentado un mayor nivel de detalle, pero lo cierto es que el conjunto general es sorprendentemente bueno. En momentos concretos, el juego recuerda a películas de animación del estilo Coraline o Paranorman, lo que es una buena señal de que se ha realizado un trabajo excelente.

A nivel técnico el juego pega algún que otro tirón, demostrando que se podría haber trabajado mucho más el rendimiento en PC. No he encontrado muchos bugs, pero esto no quita que el título esté libre de ellos. Por último, la música es más que decente y su carácter ambiental hace que nos sumerjamos de lleno en la tétrica atmósfera.

 

Conclusión: Más misterio y menos acción, por favor

The Last Case of Benedict Fox es un juego que triunfa más por su vertiente de terror y misterio que por su carácter de metroidvania, donde solo roza la superficie de lo que puede ofrecer el género. Su estilo visual y su narrativa son sorprendentes, y estoy seguro de que engancharán a más de un jugador. Sin embargo, no se pueden obviar los claros problemas que el título tiene a nivel jugable. Si sois capaces de pasarlos por alto, estoy seguro de que lo disfrutaréis.