[Análisis] VVVVVV

En la actualidad, existen una gran cantidad de títulos indie que sobresalen por diversos. Es increíble ver como el mercado indie ha cosechado tanta popularidad en los últimos años, y es que hasta hace poco, el jugador promedio de videojuegos pasaba de este tipo de propuestas más íntimas y creativas, y realmente los juegos de estudios independientes solían resaltar por algún aspecto que le diera una identidad propia al mismo. Es aquí donde entra VVVVVV, un juego de puzzles y plataformas desarrollado por Terry Cavanagh (quien también creó el conocido Super Hexagon) desarrollado usando Adobe Flash y que salió a la luz en 2010 para PC. Poco después se porteó a otras plataformas tales como Linux, Mac o Nintendo 3DS, y es ahora cuando este llega a Nintendo Switch (gracias al trabajo de Nicalis), dispuesta a mostrarle a una nueva generación de jugadores por qué es uno de los indies más queridos y recordados. Así que, sin más preámbulos, pasemos a analizarlo.

Una historia VVVVVVERTIGINOSA

La trama de VVVVVV es bastante sencilla aunque es también bastante entretenida. Esta se resume en que somos el capitán de una tripulación espacial quien, tras un accidente, pierde al resto de la tripulación y el mismo cae en un portal de teletransporte, por lo que deberá buscar el camino hacia la nave central para poder reencontrarse con su tripulación. A lo largo de todo el juego deberemos encontrar al resto de miembros de la tripulación por toda la nave y por el planeta en el que nos encontramos, en un mapa que deberemos descubrir por nosotros mismos mientras que exploramos los lugares disponibles.

El planteamiento del juego en cuanto al tema de la exploración es bastante curioso, pues gracias a la música (de la que hablaré más adelante) y a la idea de explorar lo desconocido crea una atmósfera de soledad (en algunas partes) y de aventura realmente digna de juegos de la talla de Metroid. Los nombres de los distintos niveles del juego le dan puntos extra. Algunos crean coñas bastante buenas, y le dan un buen rollo al juego que le sienta fenomenal.

¿Gravedad? A donde vamos no necesitamos gravedad

El punto central del gameplay es el hecho de que podemos variar la gravedad del personaje, alternando el caminar de manera normal o caminar por los techos. Es a partir de aquí donde el juego despliega toda su creatividad, creando algunos puzzles que solo puedo catalogar de espectaculares, y algunos realmente hacen que te pueda explotar un poco la cabeza de lo jodidos que son. Y es que hay que tener algo de paciencia con este juego, pues es común morir una, y otra, y otra, y otra vez hasta que por fin podáis pasaros un nivel, un poco como es el caso de Super Meat Boy.

Cada uno de los niveles en los que hay que rescatar a alguien de la tripulación suponen rompecabezas totalmente distintos en sí en cuanto a mecánicas, pero con la misma base en mente. Así por ejemplo uno de estos niveles contará con la idea de poder pasar de un lado de la pantalla a otro en vez de pasar a otra pantalla distinta, mientras que en otro aparecerán una especie de líneas con las que el jugador rebotará. Todos son muy divertidos, y nunca llega a aburrir el juego. De hecho, te deja con ganas de más.

Lo retro está más vivo que nunca

El aspecto gráfico es un retorno absoluto a la época de las consolas de Atari y los ordenadores Spectrum, lo que supone una gran simplicidad y un uso de recursos bastante limitado, aunque funciona a las mil maravillas. Quizás no sea el mejor aspecto gráfico del mundo, pero es entendible su sencillez debido al programa en el que se hizo, y realmente tiene algunos puntos muy bien hechos, como el usar los colores como guía, señalando los distintos niveles que podemos encontrar.

En cuanto al apartado musical, solo diré que es de lo mejor que he podido escuchar en cuanto a juegos indies que he podido jugar, y no es para menos, ya que la banda sonora (titulada curiosamente PPPPPP) creada por Magnus Palsson ha sido aclamada por la crítica. De lo mejor del juego.

Conclusiones: Un VVVVVVERDADERO juegazo

Para muchos, este juego seguramente os haya llamado la atención por el extravagante nombre con el que cuenta (lo que es normal, no todos los días se ven juegos con nombres tan… peculiares). Sin embargo, su nombre es tan solo una antesala para un juego indie único y original, que desprende creatividad por cualquiera de sus píxeles y que cuenta con una dificultad endiablada que quizás eche para atrás a más de uno. Además, cuenta con un modo multijugador que, a pesar de ser algo complicado de entender, llega a ser muy divertido. Si sois fans del género, no dudéis en haceros con él.