[Análisis] Wo Long: Fallen Dynasty

Si en la industria se recompensara a los estudios por crear juegos extremadamente difíciles, Team Ninja sería uno de los equipos más ricos del mundo. Desde su formación a mediados de los noventa, este estudio japonés ha demostrado a través de sus juegos dos cosas: su gusto por las luchadoras con poca ropa, y el interés por crear juegos tan duros y complejos que, en ciertos puntos, rozan el masoquismo. Quizá Dead or Alive no sea el culmen de la dificultad, pero si nos paramos a mirar los títulos que conforman la serie Ninja Gaiden nos daremos cuenta de que, efectivamente, son de lo más difícil que se ha hecho jamás en la industria. Aprovechando la creación a inicios de los 2000 de un género tan dinámico como el hack ‘n’ slash 3D, Team Ninja dio forma a una serie de juegos especialmente desafiantes y duros donde solo unos pocos valientes podían llegar al final… O, por lo menos, intentarlo. Su dificultad residía en su fiero diseño de niveles y en la velocidad y fuerza de sus enemigos, lo que nos hacía tener que estar atentos a cualquier cosa que pudiera pasar. Esta “reestructuración masoquista” de un género recién creado vería su reflejo a mediados de la década pasada, cuando el estudio tomó como inspiración la serie Souls para dar forma a su nueva franquicia de rol y acción, Nioh.

De nuevo, con esta serie el Team Ninja sobrepasaron los límites de dificultad que se habían establecido en el género, presentando dos títulos completamente exigentes y feroces que solo estaban al alcance de unos pocos jugadores. Nioh y su secuela son, con todas las de la ley, dos de los juegos más completos y duros que jamás ha lanzado la compañía. Sin embargo, esta no se iba a quedar aquí. Los límites están para superarlos, por supuesto, y bajo esta perspectiva el estudio japonés se puso manos a la obra con su siguiente proyecto, que no es otro que el título del que hoy tengo el placer de hablaros. Ambientado en el pasado histórico de China, Wo Long: Fallen Dinasty busca ser la evolución natural de la fórmula presentada en Nioh, apostando por una mayor verticalidad en su diseño y por un mayor componente multijugador en un entorno absolutamente familiar para Koei Tecmo, productora del título. ¿Queréis saber qué tal ha salido el título, y si está a la altura de sus predecesores? ¡Pues adentrémonos en el pasado, y conozcamos el nacimiento del Romance de los Tres Reinos!

 

Un reino al borde del abismo

La historia de Wo Long: Fallen Dynasty nos traslada al siglo 1 d.c, época clave en la historia de China debido a la aparición de la conocida “Rebelión de los turbantes amarillos”. Esta surgió debido a la oposición de los eunucos contra la dinastía Han, provocando así que el falso curandero Zhang Jiao (presentado aquí como una especie de hechicero oscuro) incitara al pueblo a la revolución. Esta fue una guerra civil cruenta, y daría forma a la obra que más adelante sería conocida como el Romance de los Tres Reinos, donde se narran las sucesivas guerras libradas en territorio chino. Así, el título nos pone en la piel de un joven guerrero que, por azares del destino, presenta en sí un enorme potencial. Este está conectado con el elixir, un medicamento milagroso con el que se pretendía obtener la inmortalidad, algo que acabó trayendo consigo la corrupción a las tierras imperiales. Nuestro protagonista deberá hacer frente al asedio de las fuerzas rebeldes y de los entes sobrenaturales que surgen atraídos por el elixir, al mismo tiempo que apoya a los grandes héroes imperiales y descubre la verdad acerca de su pasado. Como podéis observar, Wo Long utiliza la cultura china de la misma forma que Nioh utilizaba la cultura japonesa, ofreciendo una visión algo más oscura y mordaz de su mitología e historia. Y lo cierto es que, a pesar de que cuenta con ciertos inconvenientes, la ambientación consigue funcionar tan bien como los de la franquicia anterior.

¿Por qué digo que cuenta con ciertos inconvenientes? Porque bien es cierto que el título parte con la presunción de que el jugador conoce la historia del Romance de los Tres Reinos, y, las cosas como son, esta historia es bastante desconocida por el público general. Esto no sería malo si en conflicto se pasara por encima, pero el caso es que nosotros somos clave en el devenir de la guerra. Los grandes héroes del relato (y de la historia de China) se pasean a nuestro lado y nos ayudan a derrotar a los grandes jefes, y muchas de las claves de la historia residen en elementos extraídos directamente de la legendaria novela histórica. Esto hace que, si bien la trama del juego está bien construida y hace uso de una ambientación absolutamente interesante, no todos los jugadores vayan a disfrutarla de la misma manera. Los jugadores que conozcan el relato, o hayan jugado a otros juegos de la compañía (como es el caso de la serie de estrategia Romance of the Three Kingdoms) quedarán fascinados ante el tratamiento de los personajes y ante la historia, pero quienes no sean cercanos al relato quizá no entiendan muchas de las cosas que hacen tan especial a la trama. Por lo demás, la historia funciona de la misma forma que en Nioh: no es el foco central del juego, si no que se plantea como una especie de telón de fondo. Cumple su propósito, y nos permite conocer una ambientación que no nos es tan familiar, lo que sí que es un acierto. Por otro lado, el juego nos llega localizado al español, un detalle muy a tener en cuenta. El trabajo realizado en este campo es redondo, como por suerte nos tienen acostumbrados los lanzamientos del Team Ninja.

 

Elige sabiamente tu arma y tus hechizos

A nivel jugable nos encontramos un RPG de acción “soulslike” que apuesta por un sistema de combate y movilidad mucho más frenético que el de la mayoría de sus competidores. La agilidad tanto en el movimiento como en el combate, donde se apuesta por el uso de grandes acrobacias, golpes imposibles y desvíos inesperados hace que nos encontremos ante el primer “soulslike” de estilo wuxia, puesto que en todo momento el juego recuerda a las grandes películas de acción fantásticas de China. En este sentido, el sistema de combate del juego es absolutamente variado gracias a la presentación de una gran variedad de armas (cada cual con sus propias estadísticas, movimientos especiales y habilidades), movimientos y hechizos. Estos últimos estarán vinculados a un elemento concreto, y solo podremos conseguirlos subiendo de nivel cada elemento, lo que al mismo tiempo potenciará parte de nuestras estadísticas. Esto hace que vayamos adaptando nuestro repertorio de hechizos y nuestras estadísticas a nuestro estilo de juego, dando pie a una enorme cantidad de posibilidades a la hora de abordar los combates. Eso sí, hay una cosa que el juego deja claro desde el primer momento: para sobrevivir a los combates se requiere tener una precisión milimétrica y un ritmo extremadamente preciso, puesto que al igual que ocurría en Sekiro, aquí se recompensa (o se exige, según como se mire) la capacidad de desviar cada ataque para superar al rival. ¿Cómo se desvían los ataques? Simple, solo hay que lanzarse hacia el rival en el momento justo… Que, por lo general, suelen ser unas milésimas de segundo. En las primeras zonas puede parecer fácil desviar ataques, pero en el resto… Mucha suerte a todos los que os lanzáis a este desafío.

No tengo problemas en afirmar que, seguramente, este sea el juego más difícil jamás realizado por el Team Ninja. Y eso que es uno de los que más opciones ofrece a la hora de modificar la dificultad de cada combate: podremos contar con hasta dos NPCs aliados que nos ayudarán a atosigar al rival y a ganar tiempo, además de que el sistema de moral será nuestro mayor aliado. Este consiste en un medidor de puntos que irá subiendo con cada enemigo asesinado y cada zona conquistada (puesto que los niveles se dividen en zonas, como si se tratara de un juego de estrategia), y a mayor nivel, mayor daño haremos. Si un enemigo nos derrota nos bajará el medidor de moral y subirá el suyo propio, haciéndolo aún más duro. Este sistema recompensa la exploración, y lo cierto es que funciona a las mil maravillas. Es una adición más que interesante al género, y nos incita a conocer más los misterios que se esconden en cada zona. Sin embargo, aunque esto pueda facilitar las cosas, ciertos desafíos siguen siendo especialmente duros. Desde batallas en las que moriremos en dos toques hasta trampas mortales escondidas a mala leche, todo en este juego buscará matarnos. Y, en la mayoría de ocasiones, lo conseguirán. No termina de ser un juego frustrante, pues su desorbitada dificultad está, hasta cierto punto, bien pensada, pero sí que es cierto que no recomendaría el título a los jugadores que no hayan disfrutado de soulslike con anterioridad. A fin de cuentas, este es de los más duros jamás creados. 

 

¿En inglés, japonés o chino?

A nivel visual el juego presenta un más que interesante trabajo artístico, destacando este en el diseño de los personajes y de las criaturas, así como de las armaduras, armas y demás elementos del juego. Todo presenta un toque único, que lo aleja de otras propuestas del estudio y del género, al mismo tiempo que se siente fiel tanto al estilo de la compañía como a la propia cultura china. Los modelos de personajes están bien tratados, y a nivel gráfico el título presenta un buen nivel, si bien podría ser algo mejor: el uso del color es excesivamente apagado, y los escenario, aunque vistosos, no terminan de ser especialmente memorables. Quizá otra dirección en este sentido le habría sentado mejor al juego. Eso sí, el uso de los efectos de iluminación es brillante, y da una sensación de espectacularidad a la hora de lanzar hechizos que funciona de lujo. Por otro lado, a nivel técnico el juego funciona sorprendentemente bien, ofreciendo una estabilidad impecable que, salvo algún bug puntual, no se ve empañada.

Por último, la banda sonora musical del juego funciona bien dentro del contexto, pero no me ha terminado de enganchar tanto como me habría gustado. Esta funciona bien y está bien implementada, pero podría haber sido mejor. El doblaje del juego llega tanto en inglés como en japonés y en chino, siendo el trabajo en estos idiomas igual de bueno. Cualquier elección es buena, lo que dice mucho de lo bien hecho que está este.

 

Conclusión: Un desafío duro como pocos, pero divertido y adictivo

Wo Long: Fallen Dynasty es un título extremadamente duro y adictivo, que apuesta por plantear nuevas mecánicas en un género ya explorado por el estudio. No es un título revolucionario, pero sí que consigue triunfar en las novedades que presenta, como el sistema de moral, la inclusión de NPCs que nos ayudan o el estilo tan wuxia del que hace gala. No es un juego apto para todo el mundo, y quienes más lo disfrutarán son los amantes de la cultura china y de la dificultad (pues, a fin de cuentas, es uno de los juegos más masoquistas que he podido probar). Recomendado, aunque hay que tener mucha paciencia.