Nintendo Switch está viviendo un periodo bastante difícil durante estos meses, al menos en lo que a exclusivos se refiere. Tras un 2018 irregular en ese sentido, acabó mejorando de forma notable de cara a la campaña de navidad con dos sagas de peso como son Pokémon y Smash.
Ahora, tras tres meses desde el comienzo del nuevo año, Nintendo y Good-Feel vuelven a la carga con uno de los grandes e icónicos personajes de la marca como es Yoshi.
Bajo el nombre de Yoshi’s Crafted World, Nintendo recibe el primer gran exclusivo de 2019, un videojuego de plataformas que promete horas de diversión en un mundo formado por materiales que podríamos encontrar en cualquier papelería.
Yoshi y El sol de los deseos
La trama de los videojuegos de plataformas no suele ser una parte importante del videojuego. Salvo casos como Celeste, donde la narrativa si está bastante presente, no es muy habitual que nos cuenten una historia con un peso notable en lo que es la obra, y Yoshi’s Crafted World vuelve a hacer suyo ese mantra con una narrativa que, pese estar presente, no cuenta nada demasiado interesante.
Nos encontramos en la isla de Yoshis, un lugar donde dichas criaturas viven plácidamente junto con una especia de monumento llamado “El sol de los deseos”, un objeto mágico rodeado por una gemas de colores y que se encuentra bajo la custodia de los Yoshis.
Un día, Bebé Bowser y Kamek aparecen de forma repentina con el único objetivo de hacerse con el mágico objeto para quien sabe que aviesos fines, y en la disputa con los Yoshis dicho objeto se rompe, haciendo que las gemas salgan volando y caigan repartidas por diferentes regiones.
Tras esto, los Yoshis deciden comenzar un viaje en busca de la gemas extraviadas con el objetivo de arreglar “El sol de los deseos” y evitar que Bebé Bowser y Kamek les pongan las manos encima a tan preciadas piedras preciosas.
Puzzles y exploración en un mundo de cartón
Yoshi’s Crafted World es un videojuego de plataformas que no busca frustrar al jugador en ningún momento. Nos propone un nivel de desafío que lejos de suponer un reto busca que el jugador se divierta buscando los múltiples coleccionables que esconde cada nivel, ya sea solo o en compañía de otro jugador.
Huelga decir que según comenzamos el título, se nos permite elegir entre dos dificultades diferentes: la primera de ellas se trata de un “modo relajado” que nos permite disfrutar del título con una serie de beneficios para facilitar las cosas, permitiéndonos, entre otra variedad de opciones, mantenernos en el aire forma indefinida, y luego el “modo normal”, el cuál se nos vende como una suerte de modo para jugadores experimentados en el género, pero que realmente es la experiencia perfecta para cualquier jugador que haya tocado un videojuego más de 15 minutos en su vida.
He leído en varias críticas menciones a la dificultad del título tildándolo en muchos casos de paseo, y pese a que no es muy correcto, ni es propio de mi descalificar opiniones ajenas, he de decir que Yoshi’s Crafted World ofrece una dificultad adecuada y adaptable para cualquier jugador. Es decir, es cierto que, como en casi cualquier título de Nintendo, superar el videojuego de Good-Feel no supone ningún problema, pero la cosa cambia si intentamos descubrir todos los secretos y coleccionables que esconde cada nivel, entre los que se encuentran las flores, corazones, o monedas; ahí es donde verdaderamente hace acto de aparición el verdadero reto.
El videojuego nos ofrece un mundo dividido por regiones, concretamente, nos propone recorrer más de una veintena de localizaciones diferentes, variadas, y que destacan principalmente por lo bien diseñados que están cada una de las fases que las componen.
Los entornos son muy variados y están divididos por lo que podríamos calificar “temáticas”, existen regiones acuáticas, desérticas, montañosas, e incluso una con una ambientación que intenta emular la temática ninja.
Las fases por lo general no varían demasiado entre si; es decir, todas se resumen en recorrer dicho mapa de izquierda a derecha mientras superamos obstáculos, absorbemos o matamos enemigos, e incluso mientras resolvemos algún que otro puzle que nos permita seguir avanzando y llegar al final del nivel.
Superar cada una de ellas nos recompensa con una serie de flores, las cuales a su vez tenemos que buscar por nosotros mismos, explorando los diversos rincones del escenario y resolviendo una suerte de pruebas a modo de contrarreloj que van desde la recolección de una suerte de monedas especiales, la ingesta de unas manzanas e incluso el disparo de huevos a diversos objetivos, entre otras cosas.
Cada una de las regiones se encuentra bloqueada al inicio, y para ir avanzando deberemos entregar una cantidad de flores concretas a unos extraños seres con apariencia de robot de cartón llamados Cartuñez, y que hasta que reciban eso que tanto ansían no recuperarán su felicidad y nos permitirán el paso.
Existen ciertos tipos de misiones que se alejan de la tónica general antes mencionada, se las conoce como retos, y nos ofrecen todo tipo de situaciones variopintas que van desde manejar una máquina gigante con forma de Yoshi mientras rompemos los obstáculos a golpes, pilotar un avión moviéndonos desde el morro a la cola para subir o bajar su altitud. Existen más tipos de situaciones que no queremos desvelar, pero ya os podemos ir adelantando que dotan de variedad al juego, y son verdaderamente entretenidas.
[wonderplugin_gridgallery id=2427]
Tras alcanzar un lugar concreto, el videojuego nos ofrece una suerte combates contra unas grandes máquinas creadas por Kamek para evitar que nos hagamos con las tan ansiadas gemas que hacen a su vez de jefes. Son luchas muy variadas, pero que en lineas generales se resuelven sin demasiado problema si prestamos algo de atención de los patrones, y todas concluyen si asestamos tres golpes en un punto concreto.
Al concluir cada una de las misiones se nos abre un nuevo modo conocido como reverso en el cuál debemos recorrer el nivel al nivel en busca de los tres Poochy perdidos que se encuentran escondidos por los mismos, y todo antes de un tiempo limite; eso si, esto último es completamente opcional, pero su consecución nos recompensará con una nueva flor además de las tres otorgadas por recuperar a los Poochy.
Superar con éxito la aventura de Yoshi nos puede llevar entre 8 y 10 horas de juego si vamos al grano sin reparar demasiado en la consecución de los diferentes coleccionables, pero si de verdad nos interesa el videojuego, la verdadera experiencia comienza tras los créditos, pues limpiar cada nivel recogiendo todos los coleccionables, desbloqueando los diez atuendos que ofrece cada región y demás contenidos, puede conseguir elevar esta cifra a más de una veintena de horas.
Un mundo de papel y cartulina
En cuanto al apartado gráfico de Yoshi’s Crafted World, puedo decir que tras concluir el videojuego me encuentro en una dicotomía. Si tuviera que definir mi experiencia en este apartado, diría que el videojuego ofrece un aspecto técnico irregular, pero en contraposición, un aparto artístico verdaderamente sublime.
Lo primero viene dado por una resolución bastante mediocre, destaca para mal sobretodo el modo portátil donde se reproduce según los datos aportados por Digital Foundry a 396p en ciertos puntos, llegando hasta 495p en otras ocasiones. El modo sobremesa mejora, moviéndose en todo momento entre los 576p y llegando hasta los 675p de resolución; funcionando en ambos modos de juego a 60fps.
Si dejamos de lado estos datos y nos centramos en la experiencia de juego, he de decidir que ambas el título es perfectamente jugable. La resolución es cierto que canta, sobretodo en modo portátil, pero no supone ningún problema. El modo televisión se ve notablemente mejor, y pese a que también se nota el reescalado, es el modo de juego recomendable para todos aquellos que quieran disfrutar del título de la mejor forma posible.
En cuanto al apartado artístico, Yoshi’s Crafted World es un videojuego más que notable. Con una estética que simula un mundo hecho de papel, cartón y otros materiales que podríamos encontrar en cualquier papelería, nos lleva por multitud de entornos diferentes con una paleta de colores variada y muy viva.
El apartado sonoro es correcto sin más, al igual que los efectos de sonido. La poca variedad de las melodías, hace que con el paso de las horas se convierta en algo bastante cansino. De hecho, más que poca variedad se podría decir que todas las melodías son una variación del tema principal, algo que termina por dotar a la obra de una sensación de repetitividad bastante incómoda que se va acentuando con el paso de las horas.
[wonderplugin_gridgallery id=2428]
Conclusión
Yoshi’s Crafted World, el nuevo videojuego de Good-Feel llega a Nintendo Switch ofreciendo una nueva aventura plataformera que nos narra el viaje de Yoshi para recuperar las gemas y reparar el sol de los deseos tras el fallido intento de Bebé Bowser y Kamek por hacerse con él.
Con una historia de importancia relativa, Yoshi’s Crafted World nos ofrece un videojuego de plataformas 2.5D que nos llevará a explorar múltiples regiones y escenarios buscando flores, resolviendo puzles y mucho más. Un título que pese a su escasa dificultad, al menos si seguimos el camino marcado, guarda un reto algo más acusado si nos ponemos a buscar todos los coleccionables o secretos que nos aguardan en cada nivel.
Un videojuego con un apartado técnico no demasiado trabajado, pero que si nos ofrece en el plano artístico un mundo verdaderamente bonito, con un diseño de niveles sublime y una llamativa paleta de colores compuesta por colores vivos.
Yoshi’s Crafted World no es ni de lejos el mejor juego de Nintendo Switch ni lo pretende, pero sin duda, es un plataformas muy apto y entretenido para todo aquel que quiera disfrutar de una decena de horas al control de una de las mascotas más icónicas de la marca Nintendo.