Acompañaremos una vez más a Adol Christin en un misterioso viaje en las entrañas del bosque de Celceta, un laberinto del que nunca nadie había podido salir. ¿Estáis preparados para emprender esta aventura? Pues acompañadnos en nuestro análisis de Ys: Memories of Celceta.
La historia del Bosque de Celceta
Como ya hemos comentado, y como viene siendo habitual en la saga, encarnaremos al aventurero Adol Christin, un misterioso joven que emerge del bosque de Celceta desorientado y sin memoria. Pronto se dará cuenta de que su memoria puede estar ligada a ese bosque por lo que aceptará un encargo para volver a entrar, esperando así recuperar su memoria y desentrañando los misterios del gran bosque.
Así, nuestro viaje nos llevará a distintos lugares dentro y fuera de la foresta, conociendo a nuevos aliados y enfrentándonos a misteriosos enemigos. En cada una de estas localizaciones se desarrollará una minihistoria, en la que conoceremos parte del pasado de Adol. Poco a poco iremos recuperando la memoria perdida de Adol, haciendo frente a nuestro pasado y plantando cara al futuro.
Una parte importante de la historia del juego correrá a cargo de sus personajes, siendo su desarrollo la piedra angular de casi todas las intrahistorias. Desentrañar los misterios del bosque es una tarea para la que necesitaremos toda la ayuda posible.
La trama está bien construida, aunque peca de simple en gran parte de su desarrollo. El mundo que nos presenta el juego también es interesante, siendo el gran bosque un misterio que querremos resolver. Por otro lado, los personajes del juego son carismáticos y aunque responden a diversos tropos muy manidos en el género les cogeremos cariño casi sin darnos cuenta.
Un RPG lleno de frenetismo y acción
La exploración juega un papel importantísimo en Ys: Memories of Celceta. No podríamos esperar menos, dado que nuestra misión oficial es la de mapear el bosque. El mapa del juego está bien construido, presentando amplias zonas explorables muy diferentes entre sí que quedan interconectadas para formar nuestro mapamundi.
Como ya hemos comentado, también existirán distintos puntos de encuentro o poblados donde podremos realizar diferentes acciones y actividades. En estos asentamientos podremos comprar, forjar armas, conseguir suministros, aceptar misiones secundarias… todo lo que podríamos esperar en un juego de rol. Es cierto que las opciones se antojan un poco limitadas al principio, existiendo pocas misiones por aceptar o pocos crafteos en las herrerías, pero este abanico se irá ampliando a medida que avancemos en el juego.
Otra parte muy importante del gameplay recaerá sobre el sistema de combate. Estamos ante un sistema que ya habíamos visto antes en la saga, parecido al que adoptaron entregas como Ark of Napishtim. En este sistema repartiremos golpes a diestro y siniestro con un botón mientras que dispondremos de diferentes habilidades de combate que podremos utilizar gastando puntos de acción. Las peleas se desarrollan de manera rápida y fluida, acabando con multitud de enemigos en pocos segundos. Sin embargo, también nos enfrentaremos a enemigos mucho más poderosos que los “minions” normales, o a colosales jefes cuyo patrón tendremos que descubrir. Y aquí tengo que romper una lanza en contra del sistema del juego.
Los combates que deberían ser más épicos y memorables se resumen en aporrear a un enemigo gigante a la velocidad del rayo mientras esperamos el momento justo para esquivar o bloquear. Algunos de estos jefes presentarán mecánicas un poco más complejas, pero no se me ha pasado en ningún momento la sensación de que estos enemigos acaban siendo “dummys” con una enorme cantidad de vida. Una auténtica lástima.
El síndrome de la portátil ataca de nuevo
En cuanto al apartado artístico, hay que recordar una excusa muy manida ya; Ys: Memories of Celceta fue desarrollado para PS Vita. Todos entendéis por donde voy, ¿A que sí?. Y es que, efectivamente, el juego es lo que es a nivel gráfico. Su paleta de colores es muy vistosa, y sin duda el bosque de Celceta nos parecerá bonito y sus habitantes coloridos y alegres. No obstante, apreciaremos en todo momento que los modelados no pertenecen a esta generación y que las animaciones tienen la misma expresividad que una marioneta de palos. Las texturas tampoco se salvan aquí, aunque una vez más el conjunto salva a lo individual.
La parte puramente artística del juego, sin embargo, si que es realmente notable. Los diseños de los personajes desbordan carisma y cariño, dejándose ver esto sobre todo en sus conversaciones o en los retratos de los mismos que podemos apreciar en las mismas.
Por otra parte el juego corre completamente fluido, no presentando bajones de fps pronunciados en ningún momento. Esto era de esperar viniendo de un “remaster”, pero es algo que realmente se agradece en juegos con este planteamiengo.
La banda sonora, por otra parte, cumple con lo que podríamos esperar de una producción de este calibre. Alguno de los temas del juego es realmente memorable, mientras que los temas que sonarán de fondo mientras exploramos dotan al conjunto de una vida más profunda. Estos pequeños temas, aunque acompañan, pierden potencia comparado con alguna de las composiciones principales, dejando ver las prioridades del grupo de compositores de esta entrega. La grandísima mayoría de las composiciones serán temas instrumentales, existiendo pocas pistas con alguna composición coral o vocal.
Las voces de los personajes, por otra parte, podrán escucharse tanto en inglés como en japonés. Es de recibo que esperéis una gran cantidad de texto para las conversaciones, texto que, además no estará disponible en nuestro idioma. A estas alturas de la vida no creo que podamos considerar este punto como algo negativo, pero sin duda podrá condicionar la compra de algún que otro jugador.
Conclusión
Ys: Memories of Celceta presenta todos los “problemas” que podríamos esperar de un juego traído directamente de una entrega portátil. Sin embargo, estas limitaciones no impiden al juego brindarnos una historia realmente interesante y un combate fluido y frenético. Si sois fans de la saga disfrutaréis sin duda de esta entrega.