
En una industria obsesionada con la hipérbole gráfica y los mundos abiertos de cientos de horas, la llegada de Milano’s Odd Job Collection se siente como una bocanada de aire fresco; un aire que, curiosamente, lleva encapsulado desde 1999. Este título es la resurrección de Milano no Arubaito, una joya de culto de la primera PlayStation que nunca salió de Japón y que, más de dos décadas después, XSEED/Marvelous Games rescata del olvido para el público global. Reconstruido con esmero sobre un nuevo motor gráfico que añade mejoras de calidad de vida, el juego se presenta no como una reliquia para nostálgicos, sino como una experiencia atemporal que demuestra que el buen diseño y el encanto no tienen fecha de caducidad.
Milano’s Odd Job Collection es una cápsula del tiempo que nos recuerda la creatividad desenfrenada y sin complejos de la era de los 32 bits. Lejos de ser un drama épico, el juego nos propone una premisa que podría describirse como “Solo en casa, pero con capitalismo”: una aventura slice-of-life donde el objetivo no es salvar el mundo, sino llegar a fin de mes, decorar tu casa con muebles extravagantes y, sobre todo, disfrutar de las pequeñas victorias del día a día.
40 días de independencia en el Pueblo Zucchini
La historia de Milano’s Odd Job Collection es tan sencilla como encantadora. Encarnamos a Milano, una niña de 11 años cuya madre debe ser hospitalizada durante unas semanas. Ante la incapacidad de su padre para cuidarla, es enviada a pasar 40 días a casa de su tío en el peculiar Pueblo Zucchini. El giro cómico llega de inmediato: su tío, un personaje igualmente despreocupado, se ha ido de vacaciones justo el día de su llegada, dejándola completamente sola a cargo de la casa y en compañía de un peculiar gato llamado Pepelosa.
Lejos de asustarse, la reacción de Milano es de pura euforia: ¡por fin puede vivir como una adulta! Esta perspectiva infantil impregna todo el juego de un tono optimista, absurdo y profundamente reconfortante. El Pueblo Zucchini es un reflejo de esta visión, poblado por residentes antropomórficos, animales extraños (como las “Moogans”, que no son exactamente vacas) y un ambiente general de extraña normalidad. La excelente localización al inglés y la inclusión de un nuevo doblaje (con opción de mantener el japonés original) aportan una calidez inesperada, dando vida a Milano y a los personajes con los que interactúa, incluso en las breves y cómicas llamadas telefónicas que podemos realizar.

El arte de los trabajos extraños: Un bucle adictivo
El núcleo jugable de Milano’s Odd Job Collection gira en torno a un ciclo diario con un límite de 40 días. Durante el día, Milano debe elegir uno de los “trabajos extraños” disponibles en el pueblo para ganar dinero. Por la noche, puede usar sus ganancias para comprar muebles y decorar la casa, cocinar, leer o cuidar de Pepelosa. La clave de esta rutina reside en los ocho minijuegos que componen los trabajos, cada uno con sus propias mecánicas, sistema de puntuación y niveles de dificultad que se desbloquean al mejorar las tres estadísticas de Milano: Energía, Habilidad y Ánimo.

La variedad es sorprendente:
- Lavar platos (Dishwash Woosh): Un frenético juego de limpieza a contrarreloj que pone a prueba tus reflejos.
- Hacer pasteles (Pastry Pileup): Un adictivo puzzle donde debes combinar los ingredientes correctos antes de que se acabe el tiempo.
- Servir comida rápida: Un desafío de memoria y velocidad para ensamblar los pedidos de clientes peculiares.
- Ordeñar Moogans (Roundabout Wrangler): Un intenso minijuego de machacar botones y ritmo.
- Coger manzanas: El clásico arcade de recoger objetos que caen, con obstáculos como abejas mutantes gigantes.
- Trabajar en un hospital: Un puzzle de seguir secuencias de botones para atender a los pacientes.
- Repartir pizza (Pizza Pronto): Conducir una scooter por el tráfico para hacer entregas a tiempo.
- Tocar en una banda: Un minijuego de ritmo con melodías pegadizas.
La profundidad llega con las mecánicas que unen estos trabajos. El estado de Ánimo de Milano, por ejemplo, determina la duración de su jornada laboral; si está bajo, tendrás muy poco tiempo para ganar dinero. Esto crea un dilema estratégico: ¿trabajas más para ganar dinero rápido a riesgo de bajar tu ánimo, o te tomas un día libre en el parque para recuperarlo? A esto se suma que los trabajos disponibles cambian cada día, obligándote a dominar varios minijuegos en lugar de explotar solo el más fácil. Es un bucle simple pero brillantemente diseñado, que mantiene la experiencia fresca y desafiante.

Un rescate modélico: Pixel art y calidad de vida
Lo que eleva a Milano’s Odd Job Collection de simple curiosidad retro a recomendación moderna es la calidad de su remasterización. El estilo pixel art original no solo se conserva, sino que luce espectacular en alta resolución, con animaciones sorprendentemente fluidas que superan a muchos juegos de inspiración retro actuales. Cada personaje, desde la adorable Milano hasta el cliente más extraño, rebosa personalidad. La banda sonora, alegre y pegadiza, es el acompañamiento perfecto para esta aventura desenfadada.

Pero las verdaderas estrellas de este remake son las mejoras de calidad de vida implementadas a través del Syrup Engine. La posibilidad de usar Guardado Rápido (Save States) en cualquier momento y la función de Rebobinar (Rewind) para corregir errores al instante eliminan la frustración inherente a muchos juegos de la época, haciendo la experiencia mucho más accesible sin sacrificar el desafío. Además, se ha añadido una galería con arte conceptual y cómics, y filtros CRT para los puristas.
No obstante, es de recibo señalar también que el juego arrastra algunos “dolores de crecimiento” de su era. La curva de aprendizaje inicial puede ser elevada, especialmente sin un modo de práctica para los minijuegos más difíciles. La aleatoriedad del horario de los trabajos, sin un calendario para consultarlo, puede resultar frustrante. Y por lo que he podido comprobar en la página oficial de Steam del título, en PC la experiencia se ve empañada por la falta de soporte nativo para teclado y ratón y la persistencia de los iconos de botones de PlayStation, independientemente del mando que uses, lo que genera confusión.

Conclusión
Milano’s Odd Job Collection es una carta de amor a una era de los videojuegos donde el encanto y la jugabilidad pura prevalecían sobre todo lo demás. Es la prueba de que un buen diseño puede ser atemporal. Lejos de ser un mero ejercicio de nostalgia, es un juego genuinamente divertido, adictivo y reconfortante que se siente tan fresco en 2025 como lo fue en 1999. Sus mecánicas slice-of-life, su adictiva variedad de minijuegos y su presentación audiovisual exquisita lo convierten en una experiencia única.
Pese a sus pequeñas asperezas, como la falta de un modo de práctica o los quirks de su adaptación a PC, estas no logran empañar la alegría que transmite. Es una joya de culto que finalmente recibe el reconocimiento mundial que siempre mereció, y una recomendación obligada para cualquiera que busque una escapada encantadora, desafiante y llena de corazón en un catálogo a menudo dominado por la seriedad.

Kalas
Veterano en esto de escribir sobre videojuegos, pero un día me cansé y decidí fundar mi propia web. No soy amante de las marcas, sino de los buenos juegos, aunque Nintendo ha estado muy presente en mi infancia. Sobrevivo en mi lucha por convertirme en un especialista en Asia Oriental.