[Análisis] Astral Ascent

¿Sabéis lo que es la fatiga de mercado? Aunque no lo sepáis, seguro que lo habéis experimentado más de una vez, pues se trata del agotamiento de una determinada fórmula o tipo de producto. El público, que en su momento buscaba la presencia de más y más productos similares, ha perdido por completo el interés. En el medio del videojuego hemos visto en más de una ocasión claros ejemplos de fatiga de mercado, siendo el más reciente el de los juegos como servicio: sí, en su momento títulos como Destiny funcionaron porque eran propuestas frescas y creativas, pero la avalancha de juegos similares y faltos de calidad ha llevado a que los jugadores rechacen esta clase de juegos. Esa llegada masiva de juegos similares, carentes de creatividad y de mecánicas atractivas, lleva a que el público abandone el interés, y mucho se ha temido que ocurra con algunos de los géneros más populares del momento, como pueden ser el battle royale o el roguelite. Sin embargo, es difícil que eso ocurra con este último, pues para que haya fatiga de mercado se deben encadenar lanzamientos faltos de creatividad… Y, hasta el momento, no recuerdo haberme topado con un título del género que no se haya sentido fresco y único.

Pero, ¿Qué es el roguelite? Se puede definir como aquel género que engloba a todos aquellos títulos de acción y rol en los que se presentan mazmorras y niveles generados proceduralmente (es decir, no hay dos niveles iguales) y en los que la muerte sirve como un paso adelante que vuelve al jugador poco a poco más fuerte. Vaya, que por mucho que muramos, cada partida se siente como una pequeña evolución para nuestro personaje. Algunos de los juegos que han brillado con más fuerza dentro de este género son Dead Cells o Hades, pues ambos han conseguido presentar una jugabilidad adictiva y un sistema de progresión coherente que impulsa a los jugadores una y otra vez a lanzarse a la aventura. El juego del que hoy vengo a hablaros también entra dentro de este género, y desde su lanzamiento como early access ha captado la atención de propios y extraños con su original estilo gráfico y su atractiva jugabilidad. Os hablo, por supuesto, de Astral Ascent, un juego de acción roguelite en 2D realizado por el estudio francés Hibernian Workshop que llega por fin en su versión completa a Nintendo Switch. Aunque su versión preliminar ha cautivado a muchos jugadores en PC, ¿Estará a la altura su versión completa? ¡Veámoslo en el análisis completo, que podéis leer a continuación!

 

¿Cuál es tu signo?

La historia de Astral Ascent nos sumerge en un mundo de fantasía atípico, que se aleja de los clichés medievales para hacer gala de una creatividad sorprendente al dar protagonismo a un componente más “místico” y vinculado al ámbito de la astrología. Así, nos pondremos en la piel de un grupo de misteriosos héroes que no recuerdan bien por qué están atrapados en la idílica cárcel conocida como El Jardín, donde conocerán a un popurrí de personajes tan pintorescos como memorables. Pronto descubren que este extraño lugar tiene una supuesta salida, pero para alcanzarla se tiene que superar un desafío demasiado elevado: derrotar a los misteriosos zodíacos que custodian cada zona. Armados de valor, nuestros héroes se lanzan a la aventura con el objetivo de huir haciendo de cada fallo una oportunidad para mejorar sus h abilidades y estadísticas. La historia es realmente sencilla, y aunque de primeras atrapa por su más que memorable puesta en escena y por su original universo, es innegable que no termina de profundizar tanto en sus personajes como me habría gustado. En juegos como Hades, cada partida nos permite descubrir un poco más acerca de los secundarios y del universo mitológico en el que se desarrolla la historia, que demuestra tener muchas más capas de profundidad de lo que uno podría esperar. Aquí, sin embargo, todas esas capas se eliminan para ofrecer una historia simple que no sorprende y que no aprovecha en ningún momento el potencial de su universo.

Aunque los personajes que vamos encontrando en El Jardín son ciertamente memorables, no cuentan con una evolución real dentro del juego, sintiéndose más como meros NPCs simpáticos que como verdaderos personajes secundarios dignos de ser recordados. Toda esta problemática de la historia se ve salpicada, además, por una notable ausencia de traducción. El juego llega a nuestro territorio únicamente en inglés, limitando bastante la entrada de nuevos jugadores que no sean hábiles en el idioma anglosajón. Bien es cierto que los diálogos no juegan un papel primordial en el cómputo global del título, pero es innegable que la falta de traducción puede suponer una enorme barrera para muchos jugadores.

 

La gran (y mortal) evasión

Pasando a hablar de un apartado mucho más positivo, hay que decir que a nivel jugable el título engancha desde el primer minuto gracias a la agilidad de sus protagonistas y a la variedad de ataques y habilidades que podemos encontrar. Aunque de primeras su sistema de progresión puede parecer algo confuso, lo cierto es que pronto nos acostumbramos al que es, a todas luces, un sistema realmente cuidado y preciso que nos permitirá experimentar con un sinfín de posibilidades. Se suele decir mucho de los roguelite, pero aquí es innegable que las posibilidades son infinitas y que cada “run” es una experiencia completamente distinta a la anterior. Un aspecto que me ha convencido es que el juego hace de la sencillez su mayor fortaleza: sí, es fácil hacerse con el control y resulta muy cómodo su sistema de combate, que consiste únicamente en realizar ataques cuerpo a cuerpo y lanzar hechizos, pero en ningún momento se echa en falta una mayor complejidad en cuanto a combos o ataques especiales. El juego invita a explorar, y sus enormes niveles están plagados de enemigos, mejoras y secretos, siendo necesario conocerlo todo para fortalecernos si queremos derrotar a los temibles jefes finales. Estos son, sin lugar a dudas, el punto más fuerte del título, pues se plantean como grandes batallas de elevada dificultad que pondrán a prueba nuestra “build” y nuestra destreza a los mandos. No os voy a engañar; he disfrutado de lo lindo haciendo frente a estos jefazos, y he echado en falta algún modo “boss rush” con el que poder hacerles frente más rápidamente.

En cuanto al apartado artístico, Astral Ascent sorprende por su creatividad. El pixel art del que hace gala es completamente atípico, siendo algo más cercano al estilo del cómic europeo (se me viene a la cabeza Moebius) y de videojuegos como Flashback. El uso del color es variado y brillante, y aunque por lo general me ha gustado bastante el resultado visual del título, bien es cierto que algunos elementos en pantalla son difíciles de ver por no resaltar. Aunque esto se soluciona con una opción que introduce un filtro, es innegable que el apartado artístico presenta fallos que deberían haberse mejorado, siendo en modo portátil de Switch algo difícil de jugar. Los diseños de los personajes y de los escenarios me han parecido brillantes, eso sí. En cuanto al tratamiento técnico, el juego cumple con creces al presentar una notable fluidez y una más que decente ausencia de bugs o errores de ese estilo. Mención especial para la banda sonora musical del juego, que goza de una enorme calidad y que impulsa de sobremanera el componente épico y aventurero del juego.

 

Conclusión: Un roguelite en el que tu signo del zodíaco puede dejarte sin dientes

Astral Ascent es un roguelite de manual, que goza de un sistema de combate sólido y de una movilidad más que admirable. Su universo es interesante, pero no se profundiza tanto en este o en sus personajes como me habría gustado. A nivel visual llama la atención, y si bien goza de una dirección artística excelente y de un uso del color brillante, peca de no resaltar bien los elementos en pantalla, lo que puede jugar malas pasadas a los usuarios de Switch. En general, se trata de un juego más que recomendable que gustará especialmente a los fans del género.