[Análisis] City of Brass

[Análisis] City of Brass

City of Brass ha sido desarrollado por Uppercut Games, que a su vez fue fundado por antiguos miembros del equipo de desarrollo de Bioshock y Bioshock 2. Personalmente, tenía muchas ganas de probar este nuevo título de aquellos que participaron en uno de mis juegos favoritos, además, ¡es un roguelite! Adoro este género y me encanta Bioshock, entonces… ¿qué puede salir mal? Pongámonos en la piel de un intrépido ladrón y adentrémonos en estas calles de cobre y muerte.

La Ciudad de Cobre

Riquezas, tesoros, fortuna, opulencia, definiciones para la ciudad donde se sitúa nuestra historia. Algunos la comparaban con una joya en el desierto pero cuando todos son extremadamente ricos, ¿quién quiere ser siervo? Y así, abusando del poder y la ignorancia, los ciudadanos obligaron a diabólicos genios a servir para ellos.

La avaricia de los habitantes de la ciudad llegó a tal extremo que encerraron a tres poderosos genios en el centro de la ciudad para así garantizar su inmortalidad. Pero una ciudad invadida por la magia ya no es una joya, sino más bien una señal de advertencia. Los aliados de la ciudad se alejaron cuanto pudieron, el comercio se interrumpió, los ciudadanos seguían siendo ricos, pero el oro no se puede comer…

Poco a poco los habitantes fueron muriendo de hambre, enloqueciendo por la magia retorcida que había en el ambiente y enfrentándose entre ellos por culpa de la maldición, pero sin nunca poder morir, llenando las calles de muertos en vida… Con el tiempo, la ciudad se sumió en la arena del desierto, esperando a algún loco que quisiera robar sus fortunas.

Esta pequeña leyenda se nos cuenta en los primeros minutos de juego, en el tutorial, y es lo único que necesitamos saber porque lo más importante en un juego de este tipo no es la narrativa, aunque habiéndose inspirado en el universo que plantea “Las Mil y una Noches” me hubiera gustado que hubieran enfatizado un poco más en la historia.

La envidia de Indiana Jones

En lo jugable nos encontramos con un título procedimental en primera persona donde estaremos armados con un látigo y una cimitarra para avanzar por los 12 niveles del juego. Nuestro objetivo será avanzar sala por sala recaudando el máximo dinero posible (dentro del tiempo límite por nivel) para luego invertirlo en objetos o mejoras que encontraremos en las tiendas de los genios. La primera partida que jugué a City of Brass no me convenció en absoluto, me pareció lento y con un sistema de combate demasiado simple, poco a poco le fui pillando el ritmo al movimiento y al uso del látigo, que en mi opinión, es lo más destacable de City of Brass. Pero, ¿cómo es el sistema de combate?

El sistema de combate se luce casi por completo con el látigo, es el arma con el set de movimientos más amplio, podremos confundir a nuestros enemigos o tirarlos al suelo según en qué parte del cuerpo les logremos acertar, acercarlos a nosotros con un fuerte tirón, ya sea para ensartarlos con nuestro sable o para hacerlos caer en una trampa, interactuar con objetos, etc. Es muy satisfactorio ver como llegan varios enemigos y con un leve toque de látigo hacer estallar una vasija incendiaria a su vera, por ejemplo.

En cuanto a la espada, lo único que podremos hacer con ella es asestar golpes y aunque me apene, es imprescindible, ya que el látigo no hace daño de por sí.

El movimiento de nuestro ladrón se nota algo pesado y no es muy rápido, aunque se agiliza más usando el salto después de agacharnos o las zonas con gancho para salir catapultados varios metros. A mi parecer, le hubiera venido mejor un sistema de parkour ágil o incluso movimientos de esquiva laterales, debido a que muchos enemigos son prácticamente imposibles de esquivar en algunas ocasiones y el control con el mando no es todo lo rápido y preciso que debería.

Aleatoriedad no es más que repetitividad

En cuanto a lo que el esquema de niveles respecta, el juego está dividido en 12 niveles situados en 4 versiones diferentes de la Ciudad de Cobre, jardines, tumbas y palacios son los escenarios que visitaremos una y otra vez para superar la aventura, cada uno de ellos con enemigos, trampas y jefes propios. Además, podremos ver estos escenarios tanto de día como de noche, dando así un poco más de variedad.

Donde la variedad no es un plus es en el apartado de objetos y armas, donde encontraremos los mismos una y otra vez, perjudicando al título sobremanera. De igual manera, muchos de estos objetos solo cambian en “stats”, algunos serán más rápidos y otros más fuertes, un desperdicio de la gran cantidad de variaciones que permiten títulos de este género.

La dificultad por defecto de City of Brass es exigente pero no estresante, aunque podemos disminuir o aumentar esa exigencia mediante bendiciones o cargas divinas. Desde el inicio del juego, tendremos todas las bendiciones a nuestra disposición y nos podremos equipar todas y cada una de ellas sin ningún tipo de penalización. Esto me parece una mala decisión, tendría mucho más sentido que al aplicarnos una bendición nos tuviéramos que aplicar una carga, daría mucho más juego y haría las partidas más interesantes, ya que el título no da más de sí una vez acabada la historia, no tenemos alicientes para seguir jugando más allá de desbloquear el resto de cargas o algún objeto esporádico.

Apartado gráfico y sonoro

Visualmente, City of Brass no destaca en nada, es un título desarrollado por un equipo de seis personas y no nos vamos a encontrar ninguna maravilla en lo técnico. Las animaciones son poco fluidas y robóticas, las texturas son planas y hay poco detalle en el escenario. El plantel de enemigos varía en las distintas zonas aunque muchas de ellos son solo versiones de uno con distintas prendas, la mayoría de jefes finales tampoco están muy inspirados y los escenarios se sienten muy parecidos con ciertas variaciones en cuanto a la temática. Como dato a comentar, tuve un bug bastante molesto durante mi partida que hacía que el personaje avanzara más despacio de lo normal y no pudiera agacharse. Encontré este error en una versión anticipada del juego y ya hay un parche disponible que lo corrige.

En el apartado sonoro nos encontramos con una banda sonora de toque árabe, repetitiva y cansina al escucharla durante horas y horas. El juego está doblado al inglés y totalmente traducido en textos al castellano.

Conclusión

City of Brass me ha decepcionado, esperaba más viniendo de un equipo con tal historial, pero lo que más me entristece es ver las buenas ideas que tenían en sus manos como las mecánicas del látigo, trampas y vasijas explosivas y ver como no han sido capaces de explotarlas al máximo en un roguelite no muy variado y que no nos da ningún aliciente para seguir jugando tras terminar su historia.