![[Análisis] Death end re;Quest: Code Z [Análisis] Death end re;Quest: Code Z](https://gaminguardian.com/wp-content/uploads/2025/05/Death-end-reQuest-Code-Z-800x450.webp)

Death end re;Quest: Code Z es la tercera entrega de la saga homónima desarrollada por Compile Heart, un estudio conocido por títulos como Neptunia o Fairy Fencer. Esta nueva entrega supone una ruptura significativa con respecto a sus predecesoras: abandona los combates por turnos con desplazamiento libre y el enfoque narrativo tradicional de los JRPG para abrazar una estructura roguelike al más puro estilo Mystery Dungeon. Aunque se agradece la intención de innovar, el resultado final está lejos de ser convincente.
El título nos pone en la piel de Sayaka Hiwatari, una Luden —entidad artificial con conciencia— que despierta en un mundo simulado, World DE-1.5, una copia alterada de la Tierra creada por Iris, figura clave en los títulos anteriores. Sayaka deberá enfrentarse a una amenaza difusa, plagada de enemigos que recuerdan a antiguos aliados, en una narrativa que mezcla ciencia ficción, filosofía existencial y toques de horror.
Entre la confusión y la desconexión emocional
El argumento de Code Z nos sitúa en World DE-1.5, una réplica reconstruida del mundo por Iris, entidad clave de anteriores entregas. A primera vista, esta versión alternativa de la Tierra en los 2000 parece tranquila, pero pronto se revela como una simulación corrompida por una nueva amenaza. En el centro de esta trama está Sayaka Hiwatari, una Luden —ser artificial de gran poder— que deberá enfrentarse a doppelgängers de antiguos héroes y descifrar qué ocurre en este mundo de reglas rotas.
Narrativamente, el juego sigue explorando temas existencialistas como la identidad digital, la manipulación de la información y la percepción de la realidad. Hay momentos interesantes, como discusiones sobre los límites del conocimiento humano frente a la inteligencia artificial, o diálogos que rompen la cuarta pared, recordándonos que no estamos del todo en control.
Sin embargo, el peso emocional y la construcción de personajes, elementos que hacían destacar a las entregas anteriores, aquí se sienten diluidos. Sayaka, como protagonista, carece del carisma de Shina o Arata, y la historia, aunque interesante, avanza de forma más desconectada y menos impactante. El drama, cuando aparece, rara vez cala. Y pese a los intentos de construir tensión y ambientación, la historia carece del impacto emocional y la atmósfera opresiva que caracterizó a los anteriores Death end re;Quest.
Uno de los mayores problemas de Death end re;Quest: Code Z es su historia. Aunque recupera personajes y conceptos de las dos entregas anteriores, su narrativa resulta dispersa, fría y difícil de seguir, especialmente si no se tiene fresco todo lo ocurrido en los más de sesenta horas acumuladas de las entregas previas. La intención es buena: reflexionar sobre la identidad, la realidad y los peligros de la desinformación, pero las buenas ideas se pierden en un mar de diálogo expositivo mal estructurado y giros argumentales poco inspirados. En lugar de construir una puerta de entrada al universo, Death end re;Quest, Code Z es café para cafeteros, es decir, que se demanda que tengas un conocimiento exhaustivo de los juegos anteriores si no quieres sentirte bastante perdido.
Navegando entre frustración y repetición
El cambio más radical viene en su sistema de juego. Compile Heart reemplaza los combates RPG tradicionales estilo dungeon crawler por una exploración táctica en mapas generados proceduralmente. El jugador se desplaza en una cuadrícula tipo Mystery Dungeon, enfrentándose a enemigos visibles, recogiendo objetos, activando trampas y evitando caer en uno de los múltiples Death Ends que dan nombre a la saga.
Estos Death Ends, secuencias brutales que concluyen en la muerte del personaje, ya no son solo escenas dramáticas que refuerzan la narrativa, sino una mecánica central para obtener puntos de habilidad. Morir forma parte del progreso. Sin embargo, el sistema resulta tedioso y mal equilibrado: muchas muertes forzadas parecen más un trámite molesto que una consecuencia narrativa significativa. La repetición constante y la necesidad de grindear en mazmorras poco inspiradas acaban por agotar incluso a los fans más entregados (entre los que me incluyo).
Uno de los elementos más frustrantes es el medidor de cordura (sanity), que disminuye con cada paso y puede llevar a Sayaka a autolesionarse o incluso a morir de forma automática si no se gestionan con precisión unos objetos escasos. En lugar de añadir una capa de terror psicológico, esta mecánica se convierte en una fuente más de irritación que rompe con el ritmo del juego. A esto se suma un sistema de combate básico, en el que la mejor estrategia suele ser abusar de objetos ofensivos más que usar habilidades o posicionamiento táctico.
Luces y sombras
Visualmente, Death end re;Quest: Code Z es irregular. Las ilustraciones 2D y las escenas de estilo novela visual mantienen el alto nivel artístico característico de Compile Heart. Los diseños de personajes, obra de Kei Nanameda, son atractivos y destacan especialmente en las conversaciones y momentos clave.
No obstante, los gráficos en las mazmorras dejan mucho que desear. El estilo chibi de Sayaka y sus enemigos se siente genérico y pobre, más cercano a la era de PlayStation 3 que a una producción actual para PlayStation 5 o PC. Las mazmorras, aunque funcionales, carecen de personalidad visual y se tornan repetitivas rápidamente. Lo mismo ocurre con los efectos de muerte, que pierden su impacto por la distancia estética entre lo que muestran y cómo se representa.
En cuanto al apartado sonoro, se mantiene en un plano discreto. El doblaje japonés cumple con lo esperado, y algunos efectos logran intensificar la atmósfera de tensión, pero la banda sonora pasa completamente desapercibida. A diferencia de entregas anteriores, aquí no hay melodías memorables ni un acompañamiento musical que refuerce las emociones o el suspense.
Un punto de inflexión
Death end re;Quest: Code Z es un ejemplo claro de una saga que busca reinventarse, pero que en el intento sacrifica su identidad. No es un mal juego en términos absolutos: tiene buenas ideas, momentos puntuales de brillantez narrativa y un envoltorio visual atractivo. Pero al compararlo con sus dos predecesores, el retroceso es evidente.
El abandono del sistema de combate tradicional, la narrativa menos inspirada y la ejecución poco refinada de sus mecánicas jugables hacen que el título quede por debajo de sus ambiciones. Es valiente, sí, pero también desordenado. Un experimento con potencial que no termina de cuajar.
Conclusión
Death end re;Quest: Code Z es una apuesta arriesgada por reinventar una saga que había encontrado una fórmula eficaz y con seguidores fieles. Por desgracia, en su intento de integrar mecánicas roguelike y reinterpretar su narrativa, el juego pierde gran parte de lo que lo hacía atractivo: personajes potentes, historia inquietante y una jugabilidad equilibrada.
Aunque hay aciertos puntuales —el diseño de personajes, algunos momentos de tensión bien medidos y la ambición de sus temas—, estos se ven eclipsados por decisiones jugables frustrantes, una narrativa confusa y una estructura repetitiva que termina cansando. Los Death Ends, que antes eran eventos clave e impactantes, se convierten aquí en una rutina que diluye su efecto dramático. Y lo que debería ser una experiencia de terror psicológico termina siendo un ejercicio de paciencia.
No es el peor juego de Compile Heart, pero sí una decepción notable para quienes esperaban un cierre o evolución digna de la saga. Solo los completistas o fans acérrimos deberían acercarse a Code Z… y aun así, con precaución.

Kalas
Veterano en esto de escribir sobre videojuegos, pero un día me cansé y decidí fundar mi propia web. No soy amante de las marcas, sino de los buenos juegos, aunque Nintendo ha estado muy presente en mi infancia. Sobrevivo en mi lucha por convertirme en un especialista en Asia Oriental.
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